Reporte Rural: la mujer, una trabajadora clave para el agro

Reporte Rural: la mujer, una trabajadora clave para el agro

Desde el inicio, siempre se asoció la tarea rural como algo reservado para el hombre, debido a la rudeza que implicaba. Con el correr del tiempo se fue volviendo fundamental la participación femenina, al punto de que hoy su aporte resulta indispensable para que se logre el éxito de determinadas actividades. Falta para la igualdad; pero se va en la dirección correcta.

La Mujer en las actividades rurales desempeña un gran papel. En el mundo sobran ejemplos; y en nuestra región y provincia, donde la diversidad productiva y la necesidad de cubrir diferentes puestos de trabajos es tan grande, también podemos encontrarlos. En muchos de ellos el papel de la mujer resulta no sólo importante, sino hasta indispensable.

El trabajo rural siempre fue considerado para el hombre, debido a la dureza que implican ciertas tareas. Pero a medida de que pasó el tiempo la inserción de la mujer en muchos trabajos y labores fue una realidad y, a la vez, una necesidad.

Las actividades en el ámbito rural son diversas y requieren del trabajo contante de empresarios, técnicos, profesionales, investigadores, cosecheros, maquinistas, tractoristas y operarios varios. Todos, día a día realizan una gran labor para que los bienes del campo salgan y sean comercializadas y consumidos en mercados internacionales y nacionales, lo que permite que las riquezas del campo sean distribuidas finalmente en todas las actividades y en beneficio de la sociedad en su conjunto. Se suman otras actividades relacionadas al campo como las comerciales, industriales, gremiales, sociales y de medios de comunicación, que tienen gran importancia en el desarrollo agropecuario.

Estos ejemplos nos permiten visualizar la importancia del trabajo del ser humano en las actividades agropecuarias y agroindustriales de un país, región o provincia. Pero hoy dedicamos esta columna a la real importancia del trabajo de la mujer en las actividades productivas.

El jueves se celebró el día internacional de la Mujer Rural. En estas fechas se vuelve necesario destacar su rol en espacios donde muchas veces no son observadas, pese a la gran importancia de su tarea.

Según datos de la ONU, las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y el 43% de la mano de obra agrícola. A su vez, más de un 50% están involucradas en algún proceso de la alimentación; y esto en la producción agropecuaria es realmente muy importante de destacar.

Trabajar en el campo es duro y sacrificado; por ende el hombre era el pilar del desarrollo de esta actividad. Pero eso fue cambiando con el tiempo y, por supuesto, con las necesidades de tener a la mujer al frente de ciertas actividades fundamentales para que las actividades productivas prosperen.

En la literatura rural siempre se dice que un desarrollo agrícola y rural equitativo, eficaz y sostenible no se puede conseguir sin el reconocimiento expreso de la enorme aportación de la mujer rural a la producción alimentaria y agrícola, y de su función crucial para determinar y para garantizar la seguridad alimentaria y el bienestar de todo el hogar.

En todo momento es importante valorizar el papel de la mujer en las explotaciones agrícolas y en el mundo rural. Hoy el mundo laboral exige, y así debe ser, que se garantice la igualdad entre hombres y mujeres, uno de los principios fundamentales de cualquier país del mundo moderno.

Las mujeres siempre han estado presentes en el campo, aunque no se les ha tenido tan en cuenta como ocurre en la actualidad.

La realidad indica que hay actividades productivas en la agricultura moderna que no podrían existir sin la presencia y el trabajo delicado de las mujeres. Si bien su trabajo en la explotación suele tener carácter complementario, su presencia y su labor sirven para consolidar el tejido social que sostiene a su familia y a su explotación.

La mujer realiza múltiples actividades relacionadas directa o indirectamente a los trabajos agropecuarios. Muchas veces resulta muy difícil describirlas: profesionales, cosecheras, embaladoras, laboratoristas, tractoristas, administrativas y de seguridad, entre otras.

Sin embargo, aún persiste una división de roles, que asigna a las mujeres el cuidado de la casa, de la salud, de la educación y de sus familias y otorga a los hombres el manejo de la tierra y de la maquinaria; en definitiva, la parte técnica de la agricultura. Más allá de esto, en las actividades rurales -y en todas las actividades laborales- del mundo aún queda mucho por hacer y mucho camino por recorrer para alcanzar la igualdad.

Pero lo que resulta claro es que el rol de la mujer en muchísimas labores y actividades rurales es fundamental e indispensable para que se logre el éxito productivo buscado. Muchas empresas agropecuarias del mundo y de nuestro país lo tienen bien claro.

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