Juan Paolini: “tomo la realidad para ‘rehacerla’ fotográficamente”

Juan Paolini: “tomo la realidad para ‘rehacerla’ fotográficamente”

El ingeniero y docente tucumano ha dedicado buena parte de su vida a la fotografía, su pasión. La música y el teatro. El reto de Yupanqui.

LARGA Y ENTRAÑABLE RELACIÓN. El fotógrafo se vinculó con Rosita Ávila y con otros referentes de la escena tucumana desde los comienzos de Nuestro Teatro.  LARGA Y ENTRAÑABLE RELACIÓN. El fotógrafo se vinculó con Rosita Ávila y con otros referentes de la escena tucumana desde los comienzos de Nuestro Teatro.

La luz se cuela en la pupila. Desvela un nocturno neoyorquino. Sorprende al atardecer posado en el Nahuel Huapi. Aletea en la caja y el poncho de Laureano, allá en Los Zazos. Siluetea la concentración de un músico callejero en Praga. Perfila la austera sobriedad de los anteojos de don Orestes Caviglia. Rueda en las laderas nevadas de Tafí del Valle. Despierta el desasosiego en los ojos de una madre de Chamula que, mientras camina, da de mamar a su guagua. Acaricia ternura en las remembranzas de Rosita Ávila. Alborota una alegría de lavandas y glicinas. Ejercita la esperanza de pescadores en un atracadero de La Habana. Hay quienes sostienen que una fotografía vale por 1.000 palabras. En su caso, la imagen conjuga una metáfora de los sentidos. “Nací en Corrientes y Muñecas, esquina sudoeste donde mis abuelos paternos y luego mis padres, tenían un almacén. En la misma propiedad se encontraba nuestra vivienda. Mis abuelos paternos, mi padre y mis abuelos maternos fueron inmigrantes italianos de la isla de Elba”, evoca Juan Paolini, fotógrafo, ingeniero, docente.

- ¿Cuándo comienza a brotar tu afición por las artes y te vinculaste, ya mayor, con el ambiente teatral y musical?

- En casa se escuchaba música italiana, principalmente arias de óperas grabadas en discos de pasta primero y luego en vinilos; también se escuchaban zarzuelas que eran del gusto de mi madre. Tuve un solo hermano, cuatro años mayor. Era aficionado al teatro y se desempeñó como actor en los orígenes del Teatro Universitario en la Facultad de Filosofía y Letras. Se vinculó con ese ambiente y con el profesor Guido Parpagnoli, que dirigía Nuestro Teatro en la Sociedad Francesa, San Juan al 700. A través de él me vinculé con este elenco y realicé diversas actividades: fui iluminador, sonidista, utilero y toda otra actividad técnica afín que fuera necesaria para las obras que se ponían. De allí mi amistad con Rosita Ávila y con muchos de los actores. En esa época, ya hacía fotos profesionalmente y fotografié varias puestas de Nuestro Teatro.

- ¿Con quiénes te vinculaste?

- A mis veintipico de años era la época de gloria de Nuestro Teatro. Allí me vinculé con figuras como Ernesto Dumit, que realizó la ambientación de algunas escenografías. En ese tiempo, los escenógrafos eran los arquitectos Pedro Prioris y el Flaco Robledo, y luego el arquitecto Villarrubia. Tenía como vecino y amigo en el barrio Diza, donde vivimos y formé mi familia, al Macho Pedro Molina, a Guiot, a Elba Naigeboren. Amigo de Pepe y Gerardo Núñez, compartí momentos con Aurelio Salas, Timoteo Navarro, Ramos Gucemas, Bice Cazzaniga, Pichuco Valenzuela, Juan Bautista Gatti, Raquel van Gelderen, entre otros.

- ¿Cómo despertó el amor por la cámara?

- Mi afición por la fotografía comenzó a los 16 años. Mi padre poseía una cámara Kodak de cajón y hacía fotos por procedimientos hoy en desuso. Con esa cámara hice mis primeras fotos y al principio, las hacía revelar en Lutz Ferrando. Al hacer amistad con un vecino de Muñecas al 500, Julián Gogo Vallejo, que hacía fotos y tenía un laboratorio casero, aprendí la técnica y revelaba mis propias fotos. Cuando adquirí mi primera cámara 35 mm, me dediqué a la fotografía social primero y luego con Vallejo pusimos una oficina y laboratorio en Entre Ríos 64 y realizábamos trabajos fotográficos profesionales; era una buena actividad laboral. Con él hicimos la decoración, mediante murales fotográficos, de una casa de venta de calzados para niños en Mendoza al 500, Calzados Ariel, de los hermanos León, cuando hacer murales de 1,50 por tres o cinco metros cubriendo las paredes del local, era una novedad. Trabajamos junto al arquitecto Izarduy que se encargaba de la decoración y adecuación del local.

EN MÉXICO. Las experiencias de sus viajes al exterior quedan plasmadas en imágenes. EN MÉXICO. Las experiencias de sus viajes al exterior quedan plasmadas en imágenes.

- ¿Con cuáles maestros te formaste?

- Mi formación como fotógrafo fue prácticamente autodidacta. Me armé una biblioteca de libros de editorial Omega sobre fotografía, cuyos autores eran europeos y norteamericanos, que se especializaban en temas técnicos y artísticos de la fotografía en blanco y negro, hasta que llegó el color sobre lo cual también estudié. Hice un curso de fotocolor cuando se instaló la firma Agfa en Buenos Aires; fui miembro del desaparecido Fotoclub Tucumán y también dicté allí clases de fotografía para los socios.

- ¿Qué trabajos artísticos de relevancia hiciste? ¿Te ocurrió algo inesperado en alguna oportunidad?

- Registré el Septiembre Musical cuando estaba Salvador Rimaudo en Cultura. Fotografié a Ravi Shankar, Mercedes Sosa, Atahualpa Yupanqui, el Ballet de Guinea, y orquestas que se presentaron en ese Septiembre. Al momento de fotografiar a Yupanqui en el San Martín, me ubiqué en el pasillo central con mi cámara con teleobjetivo y trípode, para hacer la foto. Me miró antes de comenzar a actuar y me dijo: “¡Usted! ¡No me apunte con ese cañón!”, haciéndome señas que me retirara. Me retiré y lo fotografié desde unos palcos. Para la obra “Bonhomo y los incendiarios”, que dirigía Parpagnoli en Nuestro Teatro, además de fotos, hice la banda sonora de los efectos del final donde se “incendia y explota” toda la escena y suenan sirenas. Para ello me presenté en el cuartel de bomberos con un grabador de cinta abierta a pedirle que hicieran sonar las sirenas y grabé allí. Para las explosiones grabé al maestro Papa, tocando los timbales, haciendo sonidos de explosiones con eco y todo. En fotografía color, trabajé con Lucho Posse (padre) y fuimos los primeros en procesar material fotográfico color en Tucumán. Para la cantata “Zafra”, Pepe Núñez me convocó para que realizara las diapositivas que ilustraron la puesta de su obra.

TRAYECTORIA. A los 16 años, Juan Paolini comenzó a fotografiar. TRAYECTORIA. A los 16 años, Juan Paolini comenzó a fotografiar.

- ¿Qué te decidió a estudiar ingeniería? ¿Algún profesor que te haya abierto la cabeza o marcado un rumbo? ¿Ejerciste la profesión o la docencia te atrapó?

- Mi inclinación por la ingeniería se dio por un amigo y vecino, mayor que yo, que estudiaba esa carrera, al cual admiraba, el Gringo López Bretón. Iba a su casa y lo veía estudiar con pizarrón y tiza. Comencé inscripto en Ingeniería Civil y al año me cambié a Eléctrica. Tuve profesores destacados como los ingenieros Grosse, Gotter, Bühler, Flavio Virla, los doctores Félix Herrera y Orlando, entre otros. En cuanto a mi desempeño como ingeniero, ejercí como servicio oficial y representante de dos fábricas de instrumental para laboratorios bioquímicos. Cuando me recibí ya estaba casado y con cuatro hijos. Ahora todos son profesionales. El trabajo de ingeniero me alejó de la fotografía profesional, pero nunca dejé de hacer y enseñar fotografía, que es mi pasión.

- ¿Qué condiciones debe reunir un buen fotógrafo? ¿Cuán importante es la intuición? ¿La creatividad es un don, un producto del estudio o ambas cosas?

- Para mí, un “buen fotógrafo” debe conocer a fondo la técnica para poder resolver los amplios desafíos que plantea la fotografía, ya que sus alcances son muy variados. Además debe tener sentido de la estética, haber leído, ser curioso, tener un buen bagaje cultural y haber desarrollado una sensibilidad particular para poder imaginar una idea y plasmarla en imágenes.

- ¿Paisaje, figura humana, abstracciones? ¿Qué te interesa expresar a través de una fotografía?

- Los temas que a mí me interesan son variados. Me interesa el retrato, el paisaje tanto urbano como rural. Las costumbres o idiosincrasias diferentes. Las fotografías de viajes, de otros países. Tomo la realidad que me rodea, no para representarla tal cual la vemos, sino como material para “rehacerla” fotográficamente y que pueda despertar en el espectador algún sentimiento de belleza.

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