“Somos nuestros cuerpos”, asegura la performer Koti González

“Somos nuestros cuerpos”, asegura la performer Koti González

Desde hace 17 años, la artista genera acciones para expresar emociones y situaciones límites. Experiencia para probar posibilidades. Una videoperformance.

“LA CAJA”. Durante la acción, que puede visitarse en el sitio web de El Pasaje 17, permanece encerrada.  “LA CAJA”. Durante la acción, que puede visitarse en el sitio web de El Pasaje 17, permanece encerrada.

La remanida frase “por el amor al arte”, da cuenta, por si fuera necesario explicarlo, que vivir de él es casi imposible; los artistas, en su inmensa mayoría tienen la condena de otros trabajos, en su mayoría no deseados. Sean músicos, cineastas, pintores o actores, lo más cerca de su profesión será la docencia, tal vez.

Constanza González lleva casi 20 años de hacer performances; de poner el cuerpo, literalmente. Cuando estudió en la Facultad de Artes comenzó a desarrollar prácticas artísticas en diferentes lenguajes, como objetos e instalaciones. Pero su primera acción con el grupo Viva Laura Pérez, que ya integraba, “Sobrevidentes”, marcó su accionar. “Despertó el deseo de expresarme a través de acciones. Sumando la vivencia corporal que sentí en esa acción y que seguí buscando”, le cuenta a LA GACETA.

En esta provincia no debería sorprender “poner el cuerpo” en el arte: la performance tiene gran vigencia desde los años 80.

“Hace un par de años, con 15 de trabajo artístico pensé que era el momento, tenía la madurez para poder hacerlo y la necesidad de definirme y poder decir qué tipo de artista soy”, relata.

Koti González fue una de las fundadoras del grupo Viva Laura Pérez, docente y maestra jardinera, regresó hace dos años a la provincia desde Río Gallegos. Vive en la casa de su abuela, en Barrio Sur y sus hijos son sus alumnos del jardín, dice con orgullo.

“CLAMOR”. En el límite entre la playa y el agua, con un silbato. “CLAMOR”. En el límite entre la playa y el agua, con un silbato.

En “Hay lugar”, que califica como la acción más marketinera del grupo, se convocaba a la gente para que fuera a una playa de estacionamiento, alquile su parcela y haga en ella lo que quiera. “Lo realizamos en varias provincias como parte de una muestra curada por Rodrigo Alonso”.

Por estos días, expone en una galería de Buenos Aires en una muestra colectiva de videoperformance en Galería Pasaje 17, curada por Sebastián Kalt.

- ¿Qué es lo que más te interesa de la performance?

- Lo que más me importa es la presencia, la corporeidad. Lo que expresa el cuerpo, modificado o condicionado por agentes externos o diversas situaciones. Probar sus alcances, reacciones y posibilidades. Somos nuestros cuerpos y ‘nadie sabe lo que puede un cuerpo’.

- Contanos un poco de tus obras...al menos las últimas y del fenecido Viva Laura Pérez, que fue uno de los más importantes.

- Viva Laura Pérez se inició en 2002, y y su última presentación formal fue en el 2015 en el Museo Timoteo Navarro. Realizamos durante casi 13 años, acciones e intervenciones urbanas, algunas más ocurrentes, otras más interesantes, pero creo que fue muy importante. Con el grupo, comencé a experimentar a través de intervención urbana y la acción. Donde íbamos, nos interesaba interrumpir con acciones sencillas. De los trabajos más interesante del grupo puedo nombrar ‘S.I.C.’ que realizamos en Sitios Tangentes (concurso de intervenciones urbanas), donde los tres integrantes tomábamos registro de acciones que sucedían en la calle, y luego, al día siguiente colocamos un cartel adhesivo en el lugar el hecho sucedió. Nuestra intención era convertir esos lugares en espacios con memoria, capaces de testimoniar acontecimientos ordinarios, transformándolos en eventos únicos. De los últimos trabajos, puedo mencionar la performance llamada ‘Clamor’, en la que me encuentro en el límite entre la playa y el agua, con un silbato, tocándolo, clamando hasta quedar sin aliento. ‘El abrazo”’ es otro trabajo que realice en colaboración con Silvana Torres, con quien formamos un colectivo que se llama ‘…a mar abierto’. En una playa del sur del país con temperatura bajo cero, nos abrazamos y sostenemos el abrazo como la única manera de mantenernos vivos y humanos. Es una acción simple que recupera la emocionalidad y rompe los límites de un cuerpo y otro. Con ella misma realizamos también ‘El respiro’, que estuvo seleccionado en el Salón Nacional de Artes Visuales del año 2019.

- ¿Cómo fue tu llegada a la acción artística?

- Luego de ‘Sobrevidentes’ comencé un proceso de introspección y análisis de mi obra (me refiero a obra como todo el cuerpo de trabajo) donde me dí cuenta que todo mi trabajo estaba atravesado por la acción: por ejemplo capturar ‘panaderos’ (semillitas que vuelan en el aire) plastificarlos y volver a colgarlos; sacarme una fotografía realizando una acción y montarlas juntas, presentar un pequeño cuadro con el vidrio roto y una frase que diga ‘busco testigos’, como primeros trabajos, luego comencé a trabajar con el video, y realicé una videoinstalación de dos televisores enfrentados con de la imagen de un hombre y una mujer que aparecían y desaparecían, logrando instantes de encuentro y una videoperformance llamada ‘Sobredibujo’ donde me dibujo un corazón en el pecho y al cambiarme de ropa éste se desdibuja, por lo que hay que remarcarlo varias veces. Luego de este proceso, sustentado por mi camino, me definí como performer. Y pude pararme más segura y seguir mi proceso.

- Estás exponiendo en Buenos Aires en estos momentos...

- Es una muestra de videoperformance. El curador me convocó para formar parte de un ciclo de videoperformance. El trabajo que se está mostrando se llama ‘La caja’. Fue filmada en una vidriería, donde me encuentro parada mientras los empleados, arman una caja de vidrio alrededor de mi cuerpo hasta colocar las seis caras. Es un trabajo, que se inicia desde lo autorreferencial, reflexionando a cerca de la construcción de uno mismo, lo que me llevó indefectiblemente a discurrir sobre la construcción social del cuerpo, la mercantilización de los cuerpos, el cuerpo de mujer que muchas condena y castiga. Es un trabajo feminista sin la intención de serlo. Es el retrato de una mujer, que puede tener varias lecturas, el curador hizo algunas muy interesantes que no las había tenido en cuenta.

V ciclo en una galería: en el sitio web de Pasaje 17  

Desde el jueves pasado y hasta el 4 de noviembre se realiza el V Ciclo de Performance en Pasaje 17 (C.A.B.A), Galería de Arte Contemporáneo. En la página web se podrán ver “La Caja”, de Constanza González (hasta el miércoles); del 8 al 14, “El Padre”, de Tadeo Muleiro; “Última Ronda” realizada por Luciana Acuña (del 15 al 21); “Nocturno”, de Carlos Herrera (del 22 al 28 de octubre) y “Confin 2020”, creada por Graciela Taquini (del 29 al 4 de noviembre). Los artistas trabajan sobre ejes conceptuales y temáticos clásicos como el body art, lo ritual, lo autobiográfico y la coreografía expandida, según informó la galería.

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