Por Fabio Ladetto
25 Septiembre 2020
REDUCTO. “El laboratorio” cerró en Santa Fe y sus ocupantes se quedaron sin un lugar de encuentro.
La vida respira de una manera especial en los barrios. En todo el país, en muchos de ellos todavía existen reductos donde confluyen vecinos y visitantes entre mesas serpenteantes, mostradores gastados, menú del día y vino y soda en sifón.
Esos bodegones fueron el centro de la vida social, pero están desapareciendo de a poco, y con ellos una colección urbana de personas que se mimetizaron con esos lugares. De unos y otros habla “El laboratorio”, el documental del santafesino Polo Donatti que ganó la categoría Argentina en el reciente Festival Cortala y que se puede ver hasta el domingo en la página institucional de ese evento.
“Quise contar cómo es la vida en esos típicos bares de barrio, donde pululan, atravesados por la ruralidad de nuestra situación geográfica, changarines y peones, obreros, levantadores de quiniela, fleteros, afiladores, y personajes típicos de nuestro acervo cultural”, describe en diálogo con LA GACETA.
- ¿Por qué te subyugó tanto?
- Quizás el vínculo más cercano que tuve con esos lugares fue mi experiencia squoter (okupa), y de propietario de un bar cultural, anterior a la realización del profesorado de audiovisuales. Siempre admiré la resistencia y la alegría con que se vive allí; y viendo que algunos de ellos iban dejando paso a emprendimientos inmobiliarios, cuando me enteré de que iba a cerrar “El laboratorio”, decidí registrarlo a como sea, sin guiones establecidos y casi sin saber lo que iba a pasar.
- ¿Lo conocías de antes o lo abordaste para tu producción?
- Lo conocía de nombre pero no había entrado nunca, las cuatro veces que ingresé son las que quedaron registradas en la película.
- ¿Por qué son reemplazados en la cultura urbana?
- Por negocios inmobiliarios más acordes al sistema: zapaterías, departamentos monoambientes, etcétera.
- ¿Y a dónde van quienes lo habitaban?
- Van siendo excluidos hacia las afueras del radio céntrico, hacia la periferia barrial de la ciudad, a lugares más reducidos, despojados de la pertenencia e identidad que generan a través, en este caso, de 16 años de permanencia en comunión y solidaridad.
- El género documental fue castigado en el final de la gestión anterior del Incaa. ¿Tenés alguna expectativa de que vuelvan los apoyos con la actual?
- Las expectativas siempre están. Soy un documentalista nuevo presentando una ópera prima. Tengo colegas y amigos en el medio que están en Buenos Aires y desde hace un tiempo a esta parte están en asamblea permanente con diferentes tipos de organizaciones y de cámaras audiovisuales para aunar fuerzas y visibilizar las problemáticas que hay en el sector. En estos momentos hay un proyecto con estado parlamentario para que tributen las plataformas de streaming, que se está queriendo hacer ley.
- ¿Por qué es tan fuerte el documental en el país?
- Creo que por la impronta de célebres directores como Raymundo Gleyzer, Fernando Birri y el mismo Pino Solanas; somos un país con mucha crítica social y política (quizás a veces desmedida y superflua), pero también con una fuerte historicidad de revueltas y de movimientos sociales que hacen que el registro documental sea una necesidad más que un deseo.
- ¿Santa Fe otorga algún apoyo especial al cine local?
- Sí. En el gobierno anterior (del socialismo) existía el estímulo Espacio Santafesino, que ahora con el gobierno peronista de Omar Perotti pasó a llamarse Plan de Fomento.
- ¿Cómo estás llevando este tiempo de pandemia?
- Trato de situarme en el contexto. Si bien no podría decir que me inspira, ya que el cine es por esencia un hecho social, tengo más tiempo para el estudio y la revisión de futuros proyectos a realizar.
- ¿Qué significa haber ganado el Cortala?
- Significa mucho, un antes y un después en mi carrera cinematográfica. Significa el tiempo, la amistad, la entrega incondicional y el recorrido hecho con gente muy querida, que apostó al proyecto desinteresadamente, y que ahora se ve premiadx. Significa el perseguir los sueños sin importar la edad, ni la condición; ni resignarse a vivir la vida haciendo lo que uno más anhela, contando su propia historia. Estoy eternamente agradecido por este premio y siempre lo llevaré en mis emociones más profundas. Es el primero en mi carrera y siento que se entendió todo lo que quise decir.
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