Una comunidad involucrada en un filme

“El momento perfecto” motivó a todos los miembros de la Escuela N°42 Yocoliguala.

EL AMOR. “El momento perfecto” se centra en la historia de una pareja. EL AMOR. “El momento perfecto” se centra en la historia de una pareja.
25 Septiembre 2020

El carácter colectivo del cine se expresa en su máxima dimensión cuando una película es el fruto del trabajo de una comunidad.

Alumnos, padres y docentes de la Escuela N°42 Yocoliguala, en la localidad de Benjamín Paz (Trancas) dan ejemplo de esa idea con dos producciones que presentaron en el Festival Cortala, realizado en Yerba Buena. Una de ellas, “El momento perfecto”, ganó el premio en la categoría Jóvenes Realizadores.

“La idea nace como un proyecto escolar en una de las escuelas en la que trabajo -le dice a LA GACETA Nicolás Ibañez, quien se hizo cargo de la dirección del filme-. Era una propuesta interdisciplinaria que involucró a los tres niveles escolares, inicial, primario y secundario, en todos los grados. A través de una carpeta viajera, cada uno de los niños trajo una historia de su casa, luego se votó y la que más apoyo recibió se la adaptó a un guion cinematográfico para su rodaje. Todos los involucrados, sean actores como detrás de cámaras son miembros de la escuela. El rodaje siempre tenía lugar en distintos escenarios del lugar, con la presencia y colaboración de los alumnos para que vivencien la experiencia del cine”.

Ibañez tiene 38 años y es docente de educación musical. Se recibió en la Facultad de Artes de la UNT, en la Tecnicatura en Sonorización. Y este premio lo impulsa en su deseo de estudiar en la Escuela de Cine. “Es un arte que me apasiona y lo involucro en mi profesión”, destacó.

La historia transcurre en distintos momentos de encuentros y desencuentros entre dos personas, basada en hechos reales, desde la edad escolar hasta su adultez. La música tiene un rol fundamental en el relato, que acompaña la imagen para potenciar los matices emocionales.

“Es difícil decir que costó mucho cuando se disfruta el proceso; las dificultades y los costos son parte del proyecto. Para decirlo de alguna manera lleva mucho tiempo y dedicación, aún más como en este caso cuando toda una comunidad educativa está involucrada. Por eso es que ganar el Cortala significa muchas cosas, pero la más valiosa es poder ver y que se vean los alumnos como protagonistas de sus propios logros. El festival le da un valor y les abre una puerta a los niños para que puedan vislumbrar en el futuro lo que pueden lograr, les hizo vivir un momento apasionante durante todo su desarrollo.”, detalla el docente.

Ibañez presentó un segundo cortometraje en la competencia, en el mismo rubro. Se trató de “Promesas”, realizado en otra escuela donde trabaja y con otro equipo. “Es un establecimiento de alta montaña en la localidad de Gonzalo, departamento Trancas. Allí trabajo a través del arte cinematográfico muchos de mis contenidos escolares, como el valor de la música en el cine para contar una historia, algo que me parece muy profundo y permite desarrollar un dialogo entre el espectador sin mediar palabras. También nace como un proyecto escolar donde toda la comunidad es protagonista, pero los filmes difieren en el contexto en el que se desarrollan”, explica.

Al momento de rescatar algo específico del Cortala en cuanto a sus objetivos, menciona: “la importancia de poder mostrar el talento que existe en las escuelas y la capacidad de producir material de calidad y de inclusión, sin importar el lugar o los recursos con los que se cuenten”. “La pandemia potenció mi imaginación para seguir desarrollando mi profesión y mi vida familiar, dándoles mucho valor a las pequeñeces que nos hacen felices”, sostiene.

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