El encuentro entre lo público, lo privado y lo académico

El encuentro entre lo público, lo privado y lo académico

La productora cordobesa Paola Suárez reivindica la confluencia de intereses para el desarrollo del cine.

PRODUCTORA. Paola Suárez detalla la experiencia cordobesa. PRODUCTORA. Paola Suárez detalla la experiencia cordobesa.
20 Septiembre 2020

Córdoba es el centro de desarrollo del cine nacional más importante entre las provincias del país, dejando de lado la Capital Federal. La potencia de ese espacio expresada en un Polo Audiovisual está dado, según la productora Paola Suárez, en la confluencia de intereses entre el Estado provincial, los actores privados de la actividad y el sector académico (universitario y terciario).

“El apoyo local es fundamental, no sólo relevante, en la visión del crecimiento de una industria regional. Así se pueden tener proyectos generados en la región con su identidad cultural, porque a todos nos gusta escuchar historias del lugar y no importadas”, destaca en una entrevista con LA GACETA.

La cordobesa reivindica la importancia de la formación universitaria en distintos campos artísticos. “Su existencia histórica permanentemente promueve diferentes generaciones de recursos humanos en cine, comunicación, artes plásticas, música popular y clásica, actuación... Todo eso da un esquema cultural de personas que salen preparadas y con posibilidades y muchas ganas de ejercer la profesión. Hay un campo que se cultiva porque están estos recursos, y eso es clave para el desarrollo económico de un lugar, que es muy fuerte e importante en términos estadísticos, de ingresos y de puestos de trabajo. Cuando le sumamos identidad, le da valor a una provincia”, asevera.

Esa sumatoria de actores sociales diferencia el proyecto desplegado en Córdoba del de otras provincias como San Luis, donde hubo un fuerte impulso en la década del 90 que quedó trunco. “No prosperó porque todo lo importaban de Buenos Aires, de Córdoba o de otro lugar, no tenían recursos genuinos propios producidos en su universidad; las carreras las crearon en una segunda etapa, no al principio”, advierte.

Suárez preside la Asociación de Productores Audiovisuales de Córdoba, y desde esa organización y otras afines (como cámaras de realizadores y colectivos de trabajo) se instala el diálogo con las autoridades provinciales: “hay una potencia y una pulsión por hacer de los espacios institucionales que derivan en políticas públicas de fomento; así surgió el marco regulatorio, que es la Ley 10.981, con fondos para desarrollar, producir y posproducir películas. Eso le dio contexto, legalidad y dinero para llevar adelante el cine, sin lo cual sería muy riesgoso”.

Más allá de los planes de fondo, el coronavirus golpea de lleno a un sector que venía ya maltratado. “La pandemia nos atravesó pero la crisis del sector audiviosual no es producto de ella, sino de decisiones anteriores que no promovieron el cine en sí. Es un período muy complejo y gestionar el Incaa debe ser muy difícil, No estamos repuntando, hay desfinanciación y se debe cumplir la ley para atender al sector cultural. Hubo políticas de parate al sector en el anterior Gobierno, como la supresión de créditos que afectó a muchas producciones. Se están pagando deudas previas, pero lentamente”, dice.

Suárez es jurado del Festival Cortala, que concluye hoy, en la categoría Pachamama, de filmes del NOA. “La existencia de espacios de difusión siempre tiene que ser celebrada y apooyada, por eso es inentendible la decisión del Incaa de no apoyar estos encuentros -advierte-. Son muy valiosos en términos de resistencia a una forma hegemónica de ver cine, es fundamental tenerlos para que los contenidos que hacemos tengan recorrido”.

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