Los miedos en la era covid-19

Aumentan las consultas por temores a viajar, a salir de la casa, a contagiarse la enfermedad y a quedar desamparados. Sobre esto reflexiona el especialista Claudio Pla Alem.

Salir a la calle. Usar nuestras manos para agarrar objetos o tocar superficies en la vía pública. Ir a lugares cerrados, con mucha gente. Subirse a un colectivo o a un avión. Actividades que hasta hace poco eran totalmente normales e incluso las podíamos realizar sin demasiada conciencia, pero que hoy nos generan miedo.

Muchos son los temores que están modificando nuestra cotidianeidad. Los miedos a contagiarnos, a morir, a salir y a viajar son los que más aparecen en las consultas. Algunos estudios también dan cuenta de esta realidad. Una encuesta de Adecco, por ejemplo, revela que casi la mitad de los trabajadores argentinos (47%) evitará el uso de los medios de transporte públicos ni bien pueda retomar sus rutinas laborales. Por otro lado, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) publicó una investigación que revela que la voluntad de viajar se ve atenuada por las preocupaciones sobre los riesgos de contraer covid-19 durante un viaje en avión. El 58% de los encuestados dijo que había evitado los vuelos y el 33% sugirió que no viajará en el futuro para reducir el riesgo.

A causa de la pandemia muchas cosas están cambiando, admite Claudio Pla Alem, médico psiquiatra y autor del libro “Modo Avión”. “Hay un miedo general, que no es sólo a viajar, sino a salir de la casa. Estamos viendo temor al contagio, al acercamiento a otras personas”, describe el profesional, que está acostumbrado a trabajar con gente que tiene miedo a volar.

- Antes el miedo a volar estaba relacionado a las turbulencias o momentos como el despegue o aterrizaje de un avión. Y ahora, en tiempos de pandemia, ¿cree que se sumarán otros temores?

- Estamos atendiendo casos de personas que ya tienen pasajes comprados y están con miedo a viajar porque las noticias sobre coronavirus no han mejorado mucho. Hoy hay temor a viajar por miedo al contagio. Se suman las preocupaciones de poder quedar varado en algún lugar del mundo o enfermarse y no tener la asistencia adecuada.

- ¿Cree que esta situación cambiará nuestra forma de viajar, al menos en el futuro inmediato?

- Sí. La gente elegirá bien la zona donde quiera viajar, averiguará cómo está la epidemia en ese lugar antes de tomar la decisión. Por otro lado, se volverán más importantes cuestiones como la asistencia médica y los seguros que cubran alojamiento y comida en caso de quedar varados. Todo eso ya se está analizando, al igual que hay aerolíneas que cambiaron la forma de entregar comida para evitar el contacto y aumentaron la frecuencia de higiene de los baños. También algunas agregaron al valor del pasaje un testeo de covid-19 que se debe realizar 72 horas antes de abordar el avión. Tendremos que ir con más tiempo, dispuestos a pasar por los controles en los aeropuertos y adoptar todas las medidas de seguridad en el viaje. Seguramente ya no se podrá abordar un avión sin barbijo ni guantes. Igual vale aclarar que los aviones tienen un sistema por el cual renuevan el aire en su interior cada dos minutos; el riesgo de contagios masivos no es alto.

- En cuanto al turismo en general, ¿se verán también algunas modificaciones?

- Por un buen tiempo mucha gente va a preferir hacer turismo de cercanía o turismo rural, no tanto al exterior ni viajes en los que deba usar el transporte de pasajeros como el colectivo. Va a preferir trasladarse por sus propios medios. La gente elegirá el destino después de informarse bien. Pienso que el avión seguirá siendo el medio más seguro para viajar. Una vez que estén estabilizados todos los protocolos que han desarrollado hoteles, restaurantes y medios de transporte, vamos a tener la ardua tarea de preparar a las personas para atravesar este derrotero hasta llegar a un lugar de descanso.

- ¿Qué otros tipos de temores se está viendo en los consultorios?

- Hay un importante aumento de consultas por muchos miedos. Estamos haciendo videollamadas individuales y grupales. Vemos muchos pacientes que tienen temor a salir de su casa, trastornos de ansiedad generalizada, hay casos de obsesión con el alcohol en gel y la limpieza de objetos, otros que están deprimidos porque se quedaron sin trabajo y temen no poder salir adelante. También hay nuevos casos de claustrofobia por la cuarentena y mucho estrés. En la sociedad en general veo que crece el miedo a enfermarse, a que un ser querido se enferme. Hay mucho temor a sentirse desamparados, a contagiarse y no poder ver a sus familiares, quedar aislados.

- Y en los chicos, ¿qué temores existen?

- Los chicos son muy sensibles a los temores de los padres. Se ve en ellos más que nada el estrés por no poder ver a sus amigos y sociabilizar. En general, vemos también que se acrecentaron los conflictos familiares entre parejas, entre padres e hijos adolescentes. La gente está sufriendo mucho, pasa por todos los estados. Se mezclan la rabia, la irritabilidad, el estrés y la depresión. Hay un verdadero empastamiento emocional.

- ¿Qué recomendaciones le daría a la gente para salir de ese empastamiento emocional?

- Que armen una rutina flexible que incluya un momento para salir a hacer las compras -con todos los cuidados- y comunicaciones con seres queridos. Además, cuidar las horas del sueño: si no durmió lo suficiente de noche buscar una compensación durante el día. Hacer yoga es una buena opción. Respecto de las noticias, leer o escucharlas un poco a la mañana y otra a la tarde. A la noche buscar algo para relajarse, una película o una serie. No es bueno ir a dormir con los muertos del día o las cifras récords de casos. Los fallecimientos no son una realidad fácil de procesar por nuestro psiquismo. Y buscar ayuda si siento que ya no puedo manejar la situación: si estamos atravesando una crisis podemos recibir psicoterapia e incluso hay muy buena medicación sin efectos secundarios. Otra recomendación es buscar grupos de autoayuda y emprender algo, especialmente quienes han quedado sin hacer una labor cotidiana. El trabajo es el gran ordenador de la mente.

- ¿Qué síntomas podrían darnos la pauta de que estamos sufriendo algún trastorno y que debemos pedir ayuda?

- Un síntoma que vemos mucho es el insomnio, la sensación de que el tiempo no transcurre, la irritación excesiva porque, por ejemplo, no hay buena señal de internet, la angustia a la hora de salir o porque cuando vamos a un negocio hay más de dos personas, o en la calle alguien está sin barbijo. Hay que autobservarse mucho: si siente que los días son eternos, si le cuesta concentrarse, dormir, si nota que se ha alterado la memoria rápida y sufre accidentes, como dejar la plancha prendida, es hora de buscar ayuda.

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