Mamina Núñez de la Rosa: cuando la vida late en una pintura en miniatura

Mamina Núñez de la Rosa: cuando la vida late en una pintura en miniatura

La destacada artista plástica, que vive en Yerba Buena, expuso en varias ciudades del mundo y obtuvo importantes lauros. La psicología y la novela.

Mamina Núñez de la Rosa: cuando la vida late en una pintura en miniatura

Un rumor de luz dibuja la silueta de un sentimiento. Horizontes remolonean en el infinito. Golondrinas revolotean en el tiempo. Alba. Atardeceres. Nocturnos. Abrazo de amantes alumbra la lejanía. Soledades despeñan ecos en una quebrada. Un coya descansa sus pensamientos en un alero de la paz. Luna demorada en una ausencia. Fogata de amor que enciende la hora de la pasión. Ecos de cielo conquistan la inmensidad. La vida parpadea y viaja en botones, teclas de piano, broches de nácar, donde la pintura se eleva buscando tocar el alma del otro. “La atracción por la pintura la sentí desde muy pequeña. La felicidad más grande para mí era cuando en jardín de infantes hacíamos dibujitos. Luego en primer grado ilustraba todo, mientras otros chicos pegaban figuras. El resto del primario y secundario les hacía los dibujos y pinturas a algunas de mis compañeras”, recuerda la pintora, escritora y psicóloga tucumana Mamina Núñez de la Rosa, cuyas miniaturas llegaron a París, Nueva York, Cannes, El Vaticano, Barcelona y Buenos Aires, despertaron los elogios de destacados críticos y obtuvieron diversas distinciones.

- ¿La elección por la psicología se debió a una necesidad de indagar en tu interior? ¿Ejerciste como tal?

- No, para nada. En realidad, yo quería estudiar medicina, pero mis padres no me dejaron; en aquellas épocas hacíamos lo que ellos nos decían, era todo muy distinto. Fue entonces cuando al no poder estudiar medicina, busqué una profesión que tuviera algún parentesco y la encontré en la psicología. Nunca pensé en mí, siempre pensé en los demás. Ejercí en varios lados: como profesora en el Colegio María Auxiliadora; trabajé como “Yo Auxiliar Terapéutico” en la Carrera de Psicodrama con el doctor Arturo Corrales. Puse un consultorio donde hacía preparación psicofísica para el parto y también en el Hospital Dr. Carrillo, de Yerba Buena. Cuando me di cuenta que la vida me iba poniendo trabas, pensé mucho, tuve que cerrar el consultorio y dedicarme a criar a mis cuatro hijos pequeños.

- ¿Comenzaste “grande” a adentrarte en el mundo pictórico? ¿Qué sentías en ese momento?

- Sí, debí haber tenido 28 o 29 años. Me di cuenta, después de algunas reflexiones sobre mi vida, que desde niña había sido motivada por el arte.

EL COYA Y LOS PAISAJES. El personaje es clave en la obra de Núñez de la Rosa. EL COYA Y LOS PAISAJES. El personaje es clave en la obra de Núñez de la Rosa.

- ¿La pintura podía ser un camino para expresarte como ser humano? ¿Quiénes te mostraron un camino en el arte?

- Sí, seguro sentía eso. Mi meta era cumplir una misión en la vida y expresarme a través del arte. Sabía que debía asistir a talleres particulares para aprender las técnicas del dibujo y la pintura. Fue entonces que asistí al taller de Gerardo Ramos Gucemas y de Imelda Cuenya. Con ella di mis primeros pasos y fui inmensamente feliz; estuve seis años allí. Luego fui al taller de Aníbal Fernández y Florencia Ortiz Mayor -otros seis años de felicidad- y finalmente fui invitada por el maestro Luis Lobo de la Vega a su taller, donde estuve dos años. Fueron 14 años de estudio con la pintura. Con 43 años decidí que quería quedarme sola, sin que nadie me viera y en total libertad.

- ¿Cuándo descubrís que en la “miniatura” podías hallar tu lugar bajo el sol del arte?

- Fue en un momento difícil de mi vida, no tenía para comprar materiales para pintura, grandes bastidores, pinceles, etcétera. Entonces me encerré en mi taller y comencé a jugar; en cuadraditos de cartón de cajas de té, pintaba todo lo que sentía y con total libertad ya que hacer mal las cosas en esos cartoncitos no me producía ninguna clase de tensión. Pintaba lo que se me ocurría, como un juego y luego los tiraba si no me gustaban. De esa manera, descubrí que el arte verdadero era eso: pintar jugando y sin miedos.

EL COYA Y LOS PAISAJES. El personaje es clave en la  obra de Núñez de la Rosa. EL COYA Y LOS PAISAJES. El personaje es clave en la obra de Núñez de la Rosa.

- ¿Tu obra tiene una impronta decididamente femenina?

- Y sí, la delicada pincelada, lo sutil del material que usaba de soporte me llevaba a trabajar con total concentración y con infinita libertad y delicadeza. Fui buscando soportes cada vez más pequeños. Pinté miniaturas sobre nácar hasta de un centímetro de diámetro, sobre marfil de teclas de pianos, franceses y alemanes del siglo XVIII, sobre vidrio, oro y todo lo pequeño que llegaba a mis manos.

- El coya protagoniza varias de tus creaciones...

- Empecé pintando el Norte Argentino, sus paisajes, sus montañas y ríos, a lo que le agregué “El Coya”, personaje central de toda mi obra. Está registrado como propiedad intelectual y derecho de autor. Cuando comencé a poner el coya en el paisaje, en mis juegos, ese coya era siempre yo en las más increíbles circunstancias. Antes de comenzar mis trabajos, me colocaba un sombrero negro, un anillo con una piedra roja, me colgaba un cuarzo en el cuello, me perfumaba, pero por sobre todas las cosas, tenía un espejito para mirarme y sentirme acompañada conmigo misma; así entraba en cada cuadro que pintaba en un estado especial de éxtasis. Mis trabajos se comenzaban a vender, pero siempre la gente quería que estuviera el coya; si no, no compraban. Este tema de la miniatura me llevó por distintos países, y de la mano del coya viajé muchísimo y tuve grandes reconocimientos. Nadie pintaba en miniatura y como no tenía con quien competir, seguramente fue más fácil.

Mamina Núñez de la Rosa: cuando la vida late en una pintura en miniatura

- ¿Cuándo te golpea la puerta la escritura? La novela pareciera ser tu preferida para expresarte.

- La escritura comenzó en mi época de adolescente con poemas y fantasías de amor. Tengo mucho material inédito. Mis novelas hablan de circunstancias difíciles de mi vida, disfrazadas de otros personajes para atenuar el dolor. Tienen un tinte surrealista y están escritas en prosa y en verso.

- ¿La literatura compite con la pintura o se hermanan?

- Yo diría que se hermanan, para mí escribir es como pintar un cuadro: comienzo, desenlace y final.

- ¿El artista tiene necesariamente algo que decir?

- En mi caso, todo lo que digo en la pintura y en la escritura es sobre mi vida, me parece que es la más grande de mis necesidades entregarme al mundo.

- ¿Qué alegrías te dieron estos decires artísticos?

- Infinitas satisfacciones, sobre todo en el mundo de la pintura. Invitada a exponer en distintos países, premios, libros de arte. Viajé muchísimo y las satisfacciones fueron muy grandes por el lado de la crítica y expresiones de la gente como: “esta inmensa maravilla en miniatura”, “Lo máximo en la frontera de lo mínimo”. El norteamericano Andrew McDonnell dijo sobre mi obra: “pinta en un entendimiento de rapsodia. Para cantar, no como lamento nocturno, sino como luz que continúa, semilla, oda, relicario en surgimiento, alegre, radiante, regocijado, hasta el arte”.

- ¿Te quedan desafíos por abordar?

- Sí. El automatismo en el arte, es algo que practico diariamente a modo de juego. También me hubiera gustado enseñar a pintar en miniatura. Dejar una escuela en este siglo. Pero nadie quiso. Me decían que estaba loca que era imposible pintar en ese tamaño y que los ponía nerviosos.

- ¿La vida es una miniatura?

- Sí, y nosotros no somos más que un punto en esta inmensidad. Ahora con la adversidad que estamos viviendo, es cuando debemos darnos cuenta que nos hermanamos en el sentimiento. En este mundo, yo soy una miniatura, siempre me costó estar con gente, enseguida me distraigo y me voy por otros mundos, por otros rumbos.

Perfil: una trayectoria

Pintora, escritora y psicóloga, las miniaturas de Mamina Núñez de la Rosa han sido expuestas y galardonadas (obtuvo 15 premios) en la Argentina, Francia, España, Italia y EEUU. Sus obras se encuentran actualmente representadas en diferentes colecciones privadas y museos de los países citados, así como de Italia, Inglaterra, Holanda, Suecia y México. Es autora de las novelas “¿Por qué?” y “El departamento. Historias de vida, pasión y muerte”.

Mamina Núñez de la Rosa: cuando la vida late en una pintura en miniatura
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios