Autocine: la nostalgia compensa los barbijos

Autocine: la nostalgia compensa los barbijos

El viernes, Yerba Buena dio inicio a sus ciclos de películas al aire libre, pero desde los vehículos. En una noche fría se repartieron 636 entradas. Vivencias entre cinéfilos y el respeto a las normas de distanciamiento social.

Autocine: la nostalgia compensa los barbijos LA GACETA/ DIEGO ARÁOZ

A María Luz Delfino no la estresa manejar por la congestionada avenida de ingreso a Yerba Buena. Tampoco la cola nocturna de autos, ni los chequeos de acceso hasta el predio aledaño a la Casa del Bicentenario (en la esquina de Moreno y Las Higueritas). Ella define la experiencia como “retro” y -tras cuatro meses sin cine- sentarse frente a una pantalla mayor a la de su TV es casi una experiencia religiosa.

El motivo de su emoción es que el viernes se habilitó oficialmente el autocine en ese municipio. Una de las varias propuestas para intentar paliar el aburrimiento de forma consciente y bajo la lupa de esta nueva realidad que nos interpela.

Autocine: la nostalgia compensa los barbijos LA GACETA/ DIEGO ARÁOZ

“Es raro porque las rutinas que daba por sentadas tienen un sabor distinto. Estuve tan abombada con meses de encierro, el temor a juntarme en lugares públicos y las noticias que perdí el sentido del disfrute”, reflexiona la docente mientras toquetea la radio para encontrar el 92.7 (desde donde oirá el audio del filme) y arrancar con el pernocte cinéfilo.

El espectáculo está dividido en dos funciones y cuando el reloj ya roza las 19 los últimos autos se aproximan al control sanitario. Allí, encargados de la Dirección de Saneamiento Ambiental proceden a tomar la temperatura y a chequear la documentación. Las espectadores llegan de todas partes: Banda del Río Salí, Capital, Famaillá y Tafí Viejo… Pero hay un requisito a cumplir: sólo pueden estar en el vehículo personas que vivan juntas. Lo que nos lleva (incluso sin buscarlo) a una salida en familia.

Autocine: la nostalgia compensa los barbijos LA GACETA/ DIEGO ARÁOZ

“La decisión de venir fue unánime e instantánea. No hay muchas opciones familiares y ya necesitábamos desesperadamente salir de casa. Nosotros cumplimos al 100% la cuarentena y hubo momentos difíciles en que los chicos la padecieron. Así que estar acá se siente como irnos de vacaciones”, describen Fabián y Fernanda Sosa, con una voz poco nítida por la fricción de los barbijos.

En el asiento trasero del Fiat rojo modelo 82, Mauro (de 8 años) y Belén (de 19) intentan descifrar los tintes sociales de la película tucumana  “El motoarrebatador” (dirigida por Agustín Toscano) y del cortometraje “El inicio de Fabrizio”.

Autocine: la nostalgia compensa los barbijos LA GACETA/ DIEGO ARÁOZ

Para sumergirnos por completo en la experiencia del cine (en cuatro ruedas), no basta con agitar la entrada en la mano. Previo a la función hay una instancia clave, cuyas preferencias pueden enemistar a las mejores parejas: la comida.

La clásica fila frente al stand de golosinas en cada una de las salas comerciales también tuvo su reinvención de pandemia. A un costado del predio, cinco food trucks seducen con colaciones que nos hacen sentir en una feria. Hay un local con picadas que incluye la venta de regionales, otro de carnes a la parrilla (el olor del matambre mechado le suma como mínimo dos estrellas a la crítica cinematográfica) y un móvil de fast food.

Lo novedoso es que para para hacer el pedido, debemos enviar un WhatsApp al puesto que queremos e indicar nuestra ubicación para que un empleado se acerque. Aunque en otros casos, la logística y el ingenio llevan las de ganar.

“Tengo que ser franca. Cada vez que íbamos al cine metíamos en la mochila envases con papas fritas, bolsas de sándwiches y gaseosas”, rememora Lucía Espinosa. Fila 2, cuarto Peugeot a la derecha.

Su hermano Franco (único acompañante) no niega las fechorías. “Una vez nos reprendió el encargado del Atlas porque fuimos con un rollo de servilletas y estábamos cortando un budín”, agrega.

¿No hubo tiempo para recolectar provisiones? Tranquilos, porque también hay limonadas, café y pochoclos. “Poder retomar el trabajo es de gran ayuda para los microemprendedores que vivían de los eventos realizados por los municipios. Es revivir, después de tanto”, comenta Vanesa Toscano quien, tras 10 horas de tostar maíz pisingallo, lanzó en el autocine su propio negocio de popcorn.

Arranca la segunda

Quizás este sea el cimiento para despertar en los miembros más chicos del hogar una seducción por el séptimo arte similar a “Cinema Paradiso”.

A Natalia Sendin, la ocasión le vino bien para festejar el cumpleaños de su hijo, un auténtico coleccionista de DVD originales y afiches antiguos. “Mateo tiene autismo y cumplió los 16 años el jueves. Antes de la pandemia solíamos ir cada viernes al cine porque le fascinan las pelis. Sabe sobre directores famosos, animaciones de Pixar y guiones. Imaginate lo motivante que resulta volver a su hobby”, explica la vecina de Lomas de Tafí.

Mateo sólo desvía la vista cuando la proyección se pone en negro. Y su salida es casi de película: a medida que el auto familiar se pierde en la cola, un DJ ambienta el bache temporal hasta las 22 con soundtracks y escenas clásicas. La espera dio sus frutos.

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