Ideas hogareñas con grandes resultados

Ideas hogareñas con grandes resultados

Trabajar la madera y hacer macetas con cemento son opciones que generaron satisfacción y utilidades.

MACETAS INTERVENIDAS. Creaciones de Mónica Frosoni y su hija Agustina.  MACETAS INTERVENIDAS. Creaciones de Mónica Frosoni y su hija Agustina.
11 Julio 2020

La carpintería fue de los rubros preferidos para quienes decidieron incursionar en algo “hecho en casa”. Cuenta Esteban Mazza que él ya tenía algunos conocimientos sobre el tema. “Ya que nos sobraba tiempo en la cuarentena, se me ocurrió aprovecharlo para hacer algo que siempre me gustó cómo hobby y tratar de potenciarlo”, explica. Su esposa, María Victoria Pérez, le dio la idea: crear una especie de silla para realzar las macetas que tenían en la casa; de ese modo, podría lucirlas mejor.

“Nos sorprendió muchísimo darnos cuenta de que podíamos hacer algo con nuestras manos. Las terminaciones finales fueron mejorando. La sorpresa fue que a la gente le encantó lo que hacíamos y empezó a encargarnos estos trabajitos, así que se convirtió de repente en un emprendimiento familiar”, detalla María Victoria, que es profesora de educación física pero está sin empleo fijo.

Apredieron distintas técnicas de carpintería en canales de YouTube o en algunos grupos en las redes sociales. El próximo desafío, según cuentan, es perfeccionarse en el oficio y ver la posibilidad de armar su propio taller con máquinas profesionales.

Macetas pedagógicas

Mónica Frosoni siempre fue muy inquieta. En los últimos tiempos se ha dedicado con mucho empeño al mosaiquismo. Cuando arrancó la cuarentena pensó que tenía que hacer algo más con tanto tiempo disponible. Además, quería involucrar a su hija Agustina, así produjera algo para el consultorio Alternativas Pedagógicas al que concurre.

“Surgió la idea de las macetas de cemento. Consultamos a mi profesora, que dicta talleres, Alejandra Puertas, y aprendimos a hacerlas. La alegría que le produce a mi hija es muy gratificante”, resalta. Después de pintarlas se me ocurrió venderlas como forma de incentivo para Agustina. Las llevaron a un vivero conocido de su hijo donde están disponibles para el público. “La satisfacción de hacer esto con nuestras propias manos ha sido enorme”, confiesa.

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