La muerte de Érica interpela al Estado

La muerte de Érica interpela al Estado

Mientras los abuelos eran imputados por el homicidio de la pequeña, se conoció que las autoridades no controlaban a la niña de tres años. Pedirían que se investigue a los funcionarios.

DOLOR QUE NO TIENE FIN. Los habitantes del humilde vecindario de Catamarca al 1.200 no ocultaron su enojo por la trágica muerte de la niña de tres años. DOLOR QUE NO TIENE FIN. Los habitantes del humilde vecindario de Catamarca al 1.200 no ocultaron su enojo por la trágica muerte de la niña de tres años.
Por Santiago Re y Gustavo Rodríguez 05 Julio 2020

La arrancaron de los brazos de su madre adicta cuando tenía dos años. Estuvo 12 meses implorando por afecto en la Sala Cuna. La entregaron a un hombre al que prácticamente no conocía y quedaba al cuidado de una mujer que no tenía su sangre y que la obligaba a ir a mendigar con sus tíos. Tenía tres años cuando su débil corazón -que latía despacio por su avanzado estado de desnutrición- se detuvo para siempre. La abuelastra le habría fracturado el cráneo de un golpe con un objeto contundente. El aberrante caso que ya alcanzó trascendencia nacional, dejó al descubierto que todos los sistemas de control del Estado fallaron y que Érica fue víctima de un homicidio.

1- Su primer hogar

Érica vivió con su madre y su dos hermanitas en la humilde casa en Banda del Río Salí de su abuela materna. Los vecinos denunciaron que la joven tenía problemas de adicción y que nadie cuidaba a las niñas.

Los especialistas de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinayf) actuaron y fueron a buscar a las pequeñas, pero los profesionales fueron expulsados por los parientes que les arrojaron piedras e intentaron agredirlos. Regresaron con una orden judicial y acompañados por un cuerpo de infantería para realizar la medida.

La madre de la pequeña no pudo recuperarse de su enfermedad y actualmente vive en situación de calle. Los vecinos aseguraron que la vieron en La Costanera y que nunca más volvió a ver a sus hijas.

2- En la Sala Cuna

La pequeña estuvo un año internada en ese lugar. “Allí recuperó peso y, después de mucho tiempo, volvió a sonreír porque jugaba con los otros niños”, explicó una colaboradora de la institución. El abuelo materno se presentaba en el lugar para visitar a sus nietas (una no había cumplido aún el año y la otra de cuatro) y se la llevaba a la más pequeña. “Dicen que como solución al problema, los profesionales de la Dinayf le propusieron al hombre que se hiciera cargo de las tres hermanitas. El hombre aceptó.

3- Primera falla

Las normas establecen que los especialistas del Dinayf deben realizar un informe socioambiental del lugar donde vivirán los menores y una evaluación psicológica de los mayores que estarán a su cargo previo a que se le otorgue la custodia. El expediente fue apoyado por una defensora de Menores (no trascendió su nombre) y el juez de Familia II Víctor Raúl Carlos, al estudiar los informes favorables que le presentaron, aceptó la propuesta.

Sin embargo, en los estudios previos no se tuvo en cuenta que el abuelo tenía una causa por violencia de género en contra de su actual pareja. La abuelastra también fue denunciada por mal trato infantil y la Justicia decidió, con una medida cautelar, quitarle a la pareja la tenencia de una de sus hijas. “Las pequeñas fueron llevadas a un hogar violento, no hay dudas”, dijo una fuente de la Policía.

4- Doble descuido

Seis meses después de haberse mudado con sus abuelos a una humilde vivienda de Catamarca al 1.200, el abuelo de Érica, de 43 años, se presentó para solicitar la guarda legal de las pequeñas. El juez Carlos rechazó el planteo por una única razón: señaló que el hombre y su pareja, de 39 años, hacían ejercer la mendicidad a la niña, a sus hermanas y a sus cuatro tíos.

Pese a la gravedad del caso, ni la Dinayf ni la Justicia analizaron el tipo de vida que llevaba la pequeña para realizar un nuevo informe. “Aquí nunca vino nadie a verla ni a preguntarnos qué sabíamos”, dijo Laura, una vecina.

5- El desenlace

Érica llegó sin vida al hospital Avellaneda el viernes por la mañana. Los médicos, al descubrir el estado general de la pequeña, denunciaron el caso ante la Policía. La fiscala Adriana Giannoni intervino en el caso y ordenó que se le hiciera una autopsia, ya que el informe del médico de la fuerza había sido lapidario.

El forense estableció que la niña había sufrido la fractura del cráneo y que habría sido causado por el golpe de un objeto contundente. También confirmó que la niña había sufrido golpes, quemaduras con agua hervida y con colillas de cigarrillos.

Las lesiones, según el especialista, son de larga data, es decir, que las venía sufriendo desde hace bastante tiempo. Esta situación tampoco fue advertida por las personas que debían controlar a la pequeña.

6- Silencio

LA GACETA intentó comunicarse con los funcionarios de la Dinayf pero prefirieron no hablar del tema. La secretaria del área, Lorena Málaga, sólo se limitó a informar que las hermanas de Érica fueron ubicadas y trasladadas a un centro asistencial de Famaillá, aunque no precisó más detalles sobre el estado de salud de las niñas. La responsable del área, Mariana Cirelli, no contestó nuestros llamados.

7- La causa

La fiscala Giannoni decidió acusar de homicidio a los abuelos de Érica. Si bien es cierto que las sospechas apuntan a la mujer, no se descarta que el hombre haya tenido una mayor participación en el hecho. Ayer se confirmó que seguirán detenidos.

Al haber constatado que los vecinos denunciaron los castigos y la Dinayf no actuó pese a haber respondido que lo haría, la fiscala no descarta que pida que un par inicie una investigación por incumplimiento de los deberes de funcionario público, si es que no surgen más elementos en la pesquisa.

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