Se viene el frío: cuidado con el monóxido de carbono

Se viene el frío: cuidado con el monóxido de carbono

La necesidad de quedarnos en casa por el coronavirus hace más importante que nunca controlar estufas, cocinas y calefones. Se corre riesgo de intoxicación si no se ventilan los ambientes.

PREVENCIÓN. Hay que controlar el buen funcionamiento de los artefactos que usamos para calefaccionar. PREVENCIÓN. Hay que controlar el buen funcionamiento de los artefactos que usamos para calefaccionar.

Llegó el invierno. Y según el pronóstico, incluso los días con solcito terminarán en noches frescas: anuncian mínimas de 4° desde mañana. Muchos tucumanos se verán en la necesidad de calentar la casa. Esa casa que -en tiempos de pandemia- se ha transformado en el centro de las actividades diarias de mucha más gente que lo habitual. Así que durante los meses que vienen no sólo por el coronavirus hay que ventilar bien los ambientes...

Con la llegada de las bajas temperaturas se tiende a mantener las ventanas cerradas y los ambientes calefaccionados con artefactos que no siempre funcionan de forma adecuada.

Silencioso peligro mortal

Según datos del Ministerio de la Salud, cada año mueren alrededor de 1.000 personas por inhalar monóxido de carbono, cuya fórmula química es CO: un gas tóxico extremadamente peligroso que se genera cuando se quema combustibles: gas, querosén, carbón...

Y que sea tóxico es uno de los problemas; el otro es que pasa inadvertido, pues es inodoro, incoloro, no tiene sabor y tampoco irrita los ojos ni la nariz.

El CO es producido por calderas, sistemas de calefacción central, cocinas, parrillas, hogares a leña, estufas, quemadores y chimeneas que no funcionan de manera adecuada o cuya ventilación se encuentra bloqueada, lo cual puede llevar a la acumulación de grandes cantidades de monóxido de carbono en ambientes reducidos.

“Cuando hay una cantidad excesiva de este gas en el aire que respiramos, el organismo reemplaza el oxígeno en glóbulos rojos por monóxido de carbono, evitando que el primero llegue a los tejidos y órganos. Si la concentración de CO en sangre es demasiado elevada, se produce una intoxicación que puede causar enfermedades respiratorias, cardiovasculares e incluso la muerte”, explica Valeria El Haj, especialista en Medicina Interna y en Medicina de Urgencias y Emergencias, y directora médica Nacional de Ospedyc (la obra social de la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles).

“Es importante resaltar -añade- que este tipo de intoxicación es particularmente peligrosa para las personas que se encuentren durmiendo o bajo el efecto de algún estupefaciente, ya que tienen menos probabilidades de advertir sus signos y poder actuar en consecuencia”.

Señales de alerta

Dado que la presencia del gas es por sí misma imperceptible (de hecho se lo llama “el asesino silencioso”) hay síntomas que nos deben poner alertas: dolor de cabeza, debilidad, náuseas o vómitos, mareos, falta de aire, desorientación, visión borrosa, convulsiones, alteraciones visuales, pérdida del conocimiento e incluso estado de coma, enumera la web del Ministerio de Salud de Tucumán. Pero también hay que saber que es posible confundirse, porque los comparte con la gastroenteritis, y con afecciones cardíacas o neurológicas, lo que puede confundir el cuadro a la hora del diagnóstico y correcto tratamiento médico. Por eso también se lo llama “el gran simulador”. Así que hay que estar doblemente atentos, y, ante la mínima sospecha, en estos meses de frío y ventanas normalmente cerradas, lo primero es abrirlas. Urgente.

“Además -aconseja El Haj-, apagar todos los artefactos que puedan producir CO, salir de la habitación contaminada para respirar aire fresco y buscar atención médica de emergencia para todas las personas que hayan estado en el mismo ambiente, explicando el motivo de la intoxicación”.

Más vale prevenir

La manera de no correr riesgos, en términos generales (ver “Consejos puntuales”), es asegurarse en cada comienzo del invierno -o sea, ya- que las instalaciones están bien y que todos los artefactos, tanto los que funcionan a gas (calefones, estufas o cocinas) como los de combustión a leña o carbón (salamandras, cocinas o braseros) funcionan correctamente. Y sí, a pesar del frío, asegurarse de tener ventilación en los ambientes.

Consejos puntales

- Prestar atención a la llama del gas: siempre debe ser azul. La llama amarilla es signo de mala combustión y, por lo tanto, de generación de CO.

- No instalar calefones a gas en baños o en otros espacios cerrados o mal ventilados.

- Instalar artefactos con salida al exterior o tiro balanceado en espacios cerrados.

- Si se usa brasero o estufa con kerosene, apagarlo afuera de la casa antes de irse a dormir.

- No usar el horno u hornallas de la cocina para calefaccionar el ambiente.

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