Por Carlos Werner
13 Junio 2020
A PURA GAMBETA. Durante las prácticas de los últimos días, Messi se mostró totalmente restablecido de una contractura en el cuádriceps.
Confinado durante semanas en su casa de Barcelona, la pelota para él fue casi una metáfora.
En Castelldefels, exclusiva zona urbanística situada a unos 25 kilómetros de la ciudad, cerca de la playa y de algunas sierras, con vista al Mediterráneo, más que genio del fútbol, durante semanas fue esposo y padre.
Jugó con sus hijos y con su perro; caminó por el amplio jardín. Se entrenó en el gimnasio y en la cancha privada, siguiendo la rutina que el club le impuso a todo el plantel. Hizo vida de hogar. Afuera, la acechante covid-19. Esa pandemia que hizo al mundo cambiar la forma de ver el mundo.
Mientras frotar la lámpara no fue posible, el tiempo quedó congelado. En trofeos colectivos e individuales. Muchos. Mudos testigos del paso arrasador por los verdes rectángulos del hombre que, ya casi no hay contras al respecto, es resumen de genuina e hipnótica magia con un balón por varita.
Lejos de las canchas, Lionel Messi tuvo tiempo para pensar.
Jugar, como cualquier futbolista. Eso quería “Lio”. Porque hacerlo es su premio. Y si hay premio para el que lo construye a puro malabar, hay premio para la gente.
A las 17 comenzará el partido entre Mallorca y Barcelona, en el Visit Mallarca Stadi. Se lo podrá ver por ESPN 2
“Inspirar a otros y que otros nos inspiren. Quizás la copa más importante de todas... es traer felicidad a todos”, se lo escucha decir, pausado y convincente, en un video promocional. “Ahora que volvió el fútbol, estoy listo para ir por esa copa de nuevo”, remata.
Extraño mundo pandémico. Eso de guardar, sin que se pueda siquiera ensayar una protesta, a sus fuentes de alegría.
Maldito virus que aun clava estacas. Y que lo seguirá haciendo. España lo sabe en carne propia, con sus más de 240.000 afectados y sus más de 27.000 víctimas.
Pero había que seguir. Hay que hacerlo. El pueblo español fue abriendo sus puertas de forma paulatina. Y el fútbol es pueblo.
El 18 de mayo volvieron las prácticas. La Ciutat Esportiva Joan Gamper fue el punto de reencuentro de los compañeros. Las nuevas aventuras de “Lio” ya empezaban a tomar un curso.
“Él sabe medirse perfectamente y dosificarse cuando sea necesario. Seguro que, si asoma algún riesgo, será el primero en decir que tiene que descansar”. El DT Quique Setién respondió las preguntas que cualquier fanático se hace: ¿volveremos a ver al mismo Messi de antes de la pandemia?; ¿aguantará el trajín de la alta competencia tras la larga pausa y de superar algunos problemas físicos en la pretemporada?
Messi saldrá hoy a hacer lo suyo en Mallorca. “Es de esos futbolistas que, cuanto más tiempo los veamos sobre el campo, mucho mejor”, adelantó Setién.
Por delante tiene desafíos de mínima. Salir indemne de la exigencia de volver. Volver a ser Messi y frotar lámparas. Llevar a su equipo al triunfo, para mantener la distancia de dos puntos que le lleva Barcelona a Real Madrid en La Liga.
Hay para él otros retos, consecuencias casi involuntarias de su condición. Como ganar su 11ª copa y superar al mítico Zarra (delantero de Athletic), que fue seis veces Pichichi. Si consigue esto último, rompería una marca inamovible desde hace 67 años.
De máxima (¿es posible usar esta palabra si hablamos de Messi?), él vuelve con un sueño que persigue a cualquier mortal que ostenta un poder: alargar su reinado.
Claves
1- El último partido que jugó Messi en esta temporada fue el 7 de marzo en el 1-0 sobre Real Sociedad, con gol suyo.
2- “Lio” marcó dos hat-tricks ante Mallorca, en 2011 y en 2019. En la actual temporada lleva anotados 19 goles.
3- El partido se jugará sin público y bajo estrictas normas de seguridad y sanidad, establecidas por la Federación Española.
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