Tucumanas desarrollaron un test para detectar hepatitis E

Tucumanas desarrollaron un test para detectar hepatitis E

EN SU LABORATORIO. Guadalupe Vizoso Pinto, directora de la investigación que se realizó en el Insibio. EN SU LABORATORIO. Guadalupe Vizoso Pinto, directora de la investigación que se realizó en el Insibio.

“No hay un método de laboratorio estandarizado para diagnóstico de hepatitis E aguda, y en la infección aguda hay falsos negativos de la serología de hasta el 40%”, escribía el infectólogo argentino Jorge Gentile en febrero. Todavía el coronavirus no había llegado a la Argentina, pero incluso en ese contexto la hepatitis E era para la mayoría (y sigue siendo) algo de lo que no teníamos idea.

Hoy, como todos los infectólogos argentinos (y más si trabajan en Buenos Aires), el doctor Gentile tiene bastante con covid-19, pero quisiéramos poder darle esta buena noticia: un equipo de tucumanas desarrolló un test serológico para la más desconocida de las “hermanas H”; un test que sí tiene altos niveles de especificidad (99%) y de sensibilidad (93%). Se trata de una prueba de tipo Elisa, que detecta anticuerpos.

“Es del mismo tipo que la que presentó hace poco el instituto Leloir para covid-19”, cuenta Guadalupe Vizoso Pinto, del Laboratorio de Biología de las Infecciones (Insibio), dependiente del Conicet y de la UNT, y directora de la investigación, que se desarrolló también en el Laboratorio Central de Ciencias Básicas de la Facultad de Medicina.

También participaron en este desarrollo la hematóloga Felicitas Agote y la biotecnóloga Gabriela Marranzino, del Banco de Sangre de Tucumán; la bioquímica especializada en virología Melisa Müller, y la flamante doctora en Ciencias Biológicas (este fue su tema de tesis) Lorena Arce.

La “extraña”

“Hasta no hace mucho, no había forma de diagnosticarla. Te decían hepatitis no A/no B, pero no se conocía el virus que la causaba (el VHE fue descubierto en 1983 y secuenciado en 1991). Tampoco se puede distinguir clínicamente de otros tipos de hepatitis víricas agudas” destaca Vizoso Pinto.

De hecho, el título de la nota de Genitle es “De lo raro a lo no diagnosticado”. Y en el texto se destaca, citando a la OMS: “es la principal causa de hepatitis aguda en el mundo, y afecta a 20 millones de personas por año (con 3 millones de casos sintomáticos) y 70.000 muertes. Hay estimaciones recientes que multiplican por 20 la carga de la infección”.

Uno de los motivos de su “rareza” (que se va confirmando como subdiagnóstico), es que en casi el 96% de los casos es asintomática; sin embargo, asegura Vizoso Pinto, la morbimortalidad es semejante a la de la hepatitis A.

Según la OMS, especialmente en las embarazadas puede producirse una hepatitis fulminante, con riesgo de insuficiencia hepática aguda, y de muerte de la madre y del feto.

“En el tercer trimestre se han registrado tasas de letalidad de hasta un 20%-25%”, destaca el documento.

Además, durante mucho tiempo se la consideró propia de zonas con escasos recursos y contaminación frecuente del agua, especialmente en Asia. “Pero lo cierto es que es una enfermedad emergente (la frecuencia es cada vez mayor) en todas partes del mundo -destaca Vizoso Pinto-. De hecho, durante la investigación detectamos una importante prevalencia en Tucumán”.

Puesta a punto

Para hacer el test usaron como antígeno una proteína llamada ORF2, que forma parte del VHE. “La ventaja de esa proteína es que se puede lograr que se exprese muchísimo en la bacteria Escherichia coli, y eso abarata los costos de producción”, explica.

“El virus -agrega- puede detectarse en heces o en sangre. La infección tiene un tiempo de incubación largo. Y suele haber dos vías de contagio: agua contaminada o... cerdos. Y lo que nos muestra el estudio -además de validar la prueba- es que, entre nosotros, 9 de cada 100 personas tuvieron hepatitis E a lo largo de su vida. Y que la cepa está relacionada en su mayoría con el consumo de carne de cerdo, animales que no se testean”.

No se testearon sujetos sino muestras de sangre del Banco, obtenidas en 2017. Fueron 813 en total; el 50% de San Miguel de Tucumán, y el resto de Tafí Viejo, Los Ralos, Trancas, Cruz Alta, Bella Vista y Leales. Y de no haberse controlado, podrían haber llegado, por ejemplo, a personas inmunocomprometidas (pacientes con leucemias, por ejemplo, que necesitan transfusiones con frecuencia) y haberlas infectado.

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