Atlético tuvo un equipo a la altura de la década

Atlético tuvo un equipo a la altura de la década

El plantel de la temporada 95/96 tenía figuras, estilo propio y estuvo cerca de ascender.

LOS 11. Arriba: Moner, Pogany, Cativa, Jerez, Morales y Lenguita. Abajo: Rodríguez, Graciani, Bogado, Acuña y Aballay. LOS 11. Arriba: Moner, Pogany, Cativa, Jerez, Morales y Lenguita. Abajo: Rodríguez, Graciani, Bogado, Acuña y Aballay.
05 Junio 2020

Cuando promediaba 1995, Rodolfo Berbeluk y compañía se hicieron cargo del manejo institucional de Atlético y de este modo se iniciaba un nuevo ciclo en 25 de Mayo y Chile. En esos momentos sabían que la empresa que habían asumido no sería nada fácil, por la complicada situación económica que atravesaban los “decanos”. Lejos de amedrentarse, redoblaron el esfuerzo.

La primera gestión que encararon fue conseguir el técnico que comandaría el proyecto futbolístico 1995/96 en la primera B Nacional. Oscar “Coco” Mejail y Carlos Rojkés fueron los encargados de poner manos a la obra. El primero en ser contactado fue Enzo Trossero, que agradeció el ofrecimiento pero decidió quedarse en Buenos Aires. A continuación Mejail se entrevistó con Esteban Pogany, que recomendó a Jorge Nicolás Higuaín. Este, en su primer contacto con los emisarios “decanos”, selló su vínculo con Atlético.

De inmediato se pusieron en marcha para conformar un plantel. Aunque eran optimistas en cuanto al resultado de las tratativas, se fueron sorprendiendo en la medida que fueron cerrando las gestiones con los jugadores que recomendó “Pipa”. En un primer momento, se habló con Pogany para que fuera un asesor técnico, pero ante su intención de seguir jugando, Higuaín decidió sumarlo al plantel. Así empezaron a llegar Pedro Damián Monzón, Fernando Moner, Oscar Alfredo Graciani, Claudio “Rata” Rodríguez, Jorge Acuña y Jorge Gabrich, todos jugadores de Primera.

Por la calidad de plantel se esperaban resultados positivos. En el Apertura de 1995, los “Decanos” finalizaron segundos con 37 unidades, escoltando a Huracán Corrientes, que sumó 42.

Teniendo en cuenta el gran rendimiento en la primera parte de la temporada, y con la incorporación de Juan Amador Sánchez y Pablo Guirland, nada hacía presagiar que a pocas fechas del inicio del Clausura 1996 se iba a producir la desvinculación de Higuaín, siendo reemplazado interinamente por Juan Francisco Castro. A las dos semanas, desembarcó uno de los mayores ídolos del club: Ricardo Julio Villa.

En este lapso de la temporada, los “Decanos” bajaron un poco el rendimiento futbolístico y terminaron 11°, a 11 puntos de Talleres, que ganó el Clausura. Cabe acotar que se le descontaron tres puntos por la agresión que el árbitro Jorge Ferro sufrió en el Monumental, en el partido frente a Unión de Santa Fe (fecha 17). En la tabla general que definió los cruces del Reducido, Atlético finalizó 3° con 68 puntos, sólo superado por Talleres de Córdoba (77) y Huracán Corrientes (75).

En cuartos de final del Reducido, enfrentó a San Martín de San Juan. En la ida, de visitante, igualó 1 a 1; en la revancha, ganó 2-1. Así llegó a semifinales. Su rival: Instituto de Córdoba.

En el primer cruce, el sábado 22 de julio, en Alta Córdoba, igualaron 1-1. El desquite se concretó el domingo 30, en el Monumental. El partido no pudo empezar mejor para el “Decano”, pues en la primera parte Jorge Jerez, de cabeza, estableció el 1-0 que aseguraba el pase a las finales.

Todo era algarabía en el estadio “José Fierro”, pues hasta con el empate lograba el objetivo, ya que tenía ventaja deportiva. Pero, a partir de los 8 minutos del complemento todo cambió. En ese fatídico minuto, por haber cometido una mano fuera del área, Cristian Favre se ganó la tarjeta roja. Luego apareció en acción un delantero que con el correr de los minutos, se tornó incontenible: Diego Klimowicz, que en una racha goleadora impresionante, anotó tres goles que sellaron la inesperada victoria de la “Gloria” y la dolorosa eliminación de los tucumanos.

Favre está radicado en Esperanza (Santa Fe). A pesar de los años que pasó de aquel encuentro, todavía recuerda la jugada de la expulsión. “Fue la única amargura que tuve en mi paso por el club. La jugada nació en una mala salida de Pogany, y nosotros estábamos mal parados. Cuando el delantero de Instituto intentó dejarme en el camino, fuera del área, institivamente puse la mano para desviar la pelota. Cómo ganábamos 1-0, esa acción no tuvo tanta relevancia, incluso cuando me iba a los vestuarios la gente me aplaudió. Pero, esa expulsión se magnificó por lo que hizo luego Klimowicz. La desazón que teníamos todos era tremenda porque nos habíamos ilusionado con el ascenso”, dijo el carrilero, de 46 años.

Pogany confesó que durante varios años se lamentó por aquella eliminación ante los cordobeses. “Teníamos un plantel bárbaro, con jugadores con una enorme trayectoria en Primera. De un plumazo nos quedamos con las manos vacías. En lo personal me quedó una enorme frustración porque me hubiera gustado retirarme del fútbol llevando a Atlético a Primera. No pude, pero me quedaron los mejores recuerdos de la gente”, dijo el hoy encargado de entrenar arqueros en Lanús y que además es instructor de la FIFA.

Sánchez, que llegó para jugar en el Clausura en lugar de Monzón, que había rescindido su contrato, tuvo un logro que pocos pudieron concretar: jugó el Apertura para San Martín y el Clausura para Atlético.

“Nunca pensé que eso se iba a concretar, a pesar de haber jugado en River y en Boca. Todo empezó cuando Ricardo Gareca, que había reemplazado a Fernando Areán en San Martín, me dijo que no me iba a tener en cuenta y decidí irme. Cuando ‘Pipa’, que había jugado conmigo en Boca y en River, conoció mi decisión, me habló para que fiche para Atlético. Dudé, pero al final acepté. Haber jugado en los dos grandes de la provincia y haber colaborado para que sean protagonistas me llena de orgullo”, dijo el hoy coordinador deportivo en Platense.

Jerez y Víctor Hugo Morales eran los únicos tucumanos titulares. “Ese equipo tenía todos los argumentos para lograr el ascenso. Pero nos descuidamos en el momento menos aconsejable y lo terminamos pagando caro. En lo personal, fue un orgullo haberme ganado un lugar en el equipo teniendo en cuenta la calidad de aquel plantel. Todos saben lo que significa Atlético para mí, porque fue el club que me permitió usar su vidriera para luego irme a jugar a México”, dijo el “Patón”, que por estos días se encuentra radicado en la ciudad de Córdoba.

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