El rugby levantó un fuerte en Las Talitas

El rugby levantó un fuerte en Las Talitas

En el Escuadrón 55 de la Gendarmería Nacional se formó un equipo con oficiales de diferentes unidades, bajo la premisa de representar a Tucumán en torneos militares y ser el mangrullo que le permita al deporte establecerse en esa zona.

COLORES. Al verde de Gendarmería se le agregó el naranja del rugby tucumano.  COLORES. Al verde de Gendarmería se le agregó el naranja del rugby tucumano. LA GACETA / JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI

El mangrullo es un símbolo del avance de la civilización. En los tiempos de conquista de las pampas, a fines del siglo XIX, la altura de la atalaya brindaba un mayor campo de visión para vigilar el acercamiento de los malones, por lo que resultaba una pieza clave para la defensa de los territorios ya ganados. En ese concepto encontró el equipo de rugby del Escuadrón 55 de Gendarmería de Tucumán la mejor analogía para ilustrar su propósito: “ser un fortín del rugby en Las Talitas, la avanzada en un lugar donde este deporte no tenía presencia y donde queremos que se quede”, resume Sergio Esquivel, Segundo Jefe del Escuadrón, por qué decidieron llamarlo “Fortín Rugby” y adoptar el mangrullo como su imagen simbólica.

La idea comenzó a tomar forma hace aproximadamente un año, cuando un muy pequeño grupo de gendarmes (”unos cuatro o cinco”) decidió juntarse a correr alrededor de una cancha y pasarse la pelota. Sin embargo, la semilla estaba desde mucho antes. Sergio -oriundo de Misiones- ya había jugado al rugby en otros destinos donde le había tocado trabajar, como Buenos Aires, Jesús María y Orán, y guardaba la esperanza de poder hacerlo en Las Talitas, adonde llegó hace dos años y medio. El problema es que la ovalada no había echado raíces ahí, por lo que decidió buscar consenso entre compañeros del escuadrón. Allí encontraría a dos ex rugbistas, Guillermo Moreno y José Gijón, con los que había compartido club hacía casi 20 años, sin saberlo. “Hablando nos dimos cuenta de que estuvimos en la misma época en Zenta Rugby, de Orán, pero por una cuestión generacional no llegamos a jugar juntos. Y ahora se cruzaron nuestros caminos acá. También me encontré con chicos que jugaron conmigo en Córdoba, cuando eran aspirantes, y hoy son sargentos”, cuenta Sergio.

Es que la vida de los gendarmes por lo general es así, itinerante. Y saltando de un destino a otro, a veces se dan reencuentros como los de Guillermo y José, que eran amigos y compañeros de equipo en la M17 de Zenta, hasta que este último -cuatro años mayor- dejó el club y comenzó su carrera militar. No volvieron a verse hasta casi dos décadas después, cuando los vientos del rugby los juntaron nuevamente como compañeros en el Fortín, ya con José como parte de la Unidad de Reconocimiento y Guillermo como miembro del Escuadrón 55, dos de las cinco unidades de Gendarmería que hay en Tucumán.

Juego de forwards

Como en casi todo proyecto, los inicios del Fortín fueron difíciles. Los que se prendieron a la idea eran unos pocos que tenían experiencia previa con el rugby. “Era casi invierno, así que costaba convencer a otros de que vinieran a entrenar de noche, con frío y en el descanso de guardia. Si ya jugaste al rugby de más chico estás acostumbrado a eso, pero si no, no. Algunos terminaron viniendo por compromiso, de tanto que insistíamos”, cuenta Guillermo. Al final, la diferencia la marcaría el partido organizado con Un Pase a la Libertad (UPAL), el equipo de internos del penal de Villa Urquiza, programado para octubre (ver aparte). Ahí, con todos los que se sumaron para jugar, comenzaría a hablarse de equipo.

Sergio deja en claro que los que integran el equipo de rugby no gozan de ningún privilegio. “Hacemos tercer tiempo con choripanes, hamburguesas o lo que sea, pero antes que nada somos gendarmes y estamos trabajando, así que el que llega tarde, llega tarde. No es excusa el tema del rugby. La disciplina también tiene que ver con el respeto”.

Así lo corrobora Fernando González, proveniente de Misiones. “La disciplina está primero. El comandante es mi superior y eso se mantiene. Pero en la cancha somos todos compañeros y tiramos todos para el mismo objetivo”, explica el joven de 28 años, quien forma parte de la Unidad de Reconocimiento.

COLORES. Al verde de Gendarmería se le agregó el naranja del rugby tucumano.  COLORES. Al verde de Gendarmería se le agregó el naranja del rugby tucumano.

Actualmente, los entrenamientos están suspendidos por la cuarentena, pero desde aquel partido con UPAL, el Fortín disputó varios amistosos con otros equipos del llamado “rugby emergente”, llegando a participar en el último encuentro de 2019, que tuvo lugar en Tafí del Valle. También enfrentaron a Los Alisos y a Libertad, el club de Trancas. A este último choque lo recuerdan de manera particular en el Fortín. “Porque nos pegaron un baile terrible”, resume Sergio, entre risas. “Tenemos tipos que son topadoras, pero no los podíamos agarrar”, agrega Guillermo. “Somos un equipo muy fuerte para cuidar la pelota y nos bancamos los golpes, pero somos medio toscos para marcar. Y estos en cuatro pases la hacían llegar a la punta. Fue impresionante. Pensábamos ‘por qué mejor no vamos directo al tercer tiempo’, ja ja”, aporta Fernando.

Planes

Aunque ninguno de los que habla es oriundo de la provincia, decidieron que el Fortín sea un equipo de marcada identidad tucumana. Por eso, a los colores verde y blanco de la camiseta (el primero representa a la Gendarmería y el segundo a la nobleza del deporte) le agregaron un cuello naranja. Y cuando los invitaron a Salta para jugar un torneo con unidades del Ejército, lo hicieron representando a Tucumán. “El equipo del ejército de allá está muy arraigado con Salta, desde los colores, así que era como jugar un clásico. Encima me llevé una remera con la bandera de Tucumán Rugby en la espalda. Que se pudra todo, ja ja”, relata Sergio, admirador de la cultura rugbística de la provincia y árbitro de juveniles para Universitario.

Por ahora, esperan que pase la cuarentena para volver a entrenarse. Sin embargo, la itinerancia que le dio nacimiento es también la que amenaza la continuidad del Fortín. Muchos de los que juegan hoy deberán partir más o menos pronto hacia otros destinos. Por eso, la idea es ver la forma de pasar la posta de alguna manera. “Nosotros no tenemos juveniles ni intermedia. Por eso pensamos en sacar al Fortín del cuartel y armar una comisión de rugby en algún lugar de acá, como la Estación Experimental o algo así. Eso sería una puerta a la comunidad, para que se sume gente que no sea de la fuerza. El origen del Fortín viene de adentro, pero su evolución puede estar afuera”, cierra Sergio.

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