01 Junio 2020
la gaceta / foto de juan pablo sánchez noli LA GACETA / JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI
El primer partido del Fortín fue nada menos que contra Un Pase a la Libertad (UPAL), el equipo de internos del penal de Villa Urquiza. “Cuando les comenté a los jugadores que íbamos a jugar contra un equipo de Gendarmería, no lo podían creer. Estaban chochos, así que armamos un vestuario para cada equipo”, cuenta Patricio Perondi, coordinador principal de UPAL.
La iniciativa generó en el escuadrón la expectativa que el Fortín necesitaba para sumar gente. “Al partido lo tuvimos que preparar en dos semanas. Había chicos que sólo habían ido sólo a dos entrenamientos. Tuvimos que improvisar y jugar al contacto”, aclara Guillermo Moreno. “Los que tenían experiencia estaban tranquilos, pero muchos no habíamos jugado nunca un partido y estábamos nerviosos, aunque había mucha motivación. Eso sí, cuando entramos y vimos que estaban practicando line, re entrenados, pensé ‘acá nos pasan por arriba’. Por suerte nos fue bien, perdimos pero en el segundo tiempo generamos muchas oportunidades contra un equipo mucho más preparado, sólo que no las supimos aprovechar”, rescata Fernando González.
“El equipo de Villa Urquiza ya lleva cuatro años con el proyecto, así que en un momento pensamos que nos íbamos a comer 100 puntos. Por suerte después nos fuimos acomodando y pudimos hacer nuestro juego también. Fue una gran experiencia. Además de armarnos un vestuario, nos prestaron camisetas, porque aún no teníamos la nuestra”, destaca Sergio Esquivel, Segundo Jefe del Escuadrón 55, de Las Talitas.
Fue un partido duro, pero disputado con lealtad, que culminó con un último tiempo en que ambos equipos jugaron mezclados. “Cuando todo terminó, nos obsequiaron una Virgen del Rugby, y muchos internos se emocionaron. Son este tipo de cosas las que les hacen ver la vida de otra manera. Por supuesto, quedó la puerta abierta para volver a jugar en algún momento”, destaca Perondi.
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