Conceptos básicos de la aplicación de la homeopatía en epidemias y pandemias

Conceptos básicos de la aplicación de la homeopatía en epidemias y pandemias

Conceptos básicos de la aplicación de la homeopatía en epidemias y pandemias
03 Abril 2020

Por Ernesto Francisco Prebisch - Columnista invitado.

Cuando una enfermedad afecta a un número de personas superior al esperado en una población, durante un tiempo determinado, para evitar el sensacionalismo que conlleva esta palabra, se utiliza el término brote epidémico. Cuando la epidemia se difundiera en regiones geográficas extensas de varios continentes, o incluso de todo el mundo, se tratará de una pandemia. Y si la enfermedad se sostiene a lo largo del tiempo, hablaremos de una endemia.

El diagnostico homeopático se basa en los síntomas individuales de la enfermedad. En este caso, el virus pasa a un segundo plano y esto es una gran ventaja en el tratamiento, porque una vez recaban los síntomas, se puede administrar el remedio curativo en forma inmediata, mientras que la medicina ortodoxa requiere el nombre del virus, es decir la causa de la enfermedad para iniciar el tratamiento.

Nosotros tenemos que juntar la totalidad sintomática del enfermo, que es la respuesta del organismo al factor causal, para iniciar el tratamiento. Mientras tanto, no hay ningún inconveniente en utilizar exámenes de laboratorio para identificar el factor causal. Por lo tanto hablamos de una intervención inmediata. El homeópata, al iniciar de inmediato el tratamiento, “previene” el desarrollo completo de la enfermedad. En el caso del coronavirus: la neumonía.

Este tipo de “prevención” es mal interpretado por muchos homeópatas, que piensan que la homeopatía dispone de algún tipo de vacuna. Esto es erróneo, la homeopatía no dispone de vacunas, menos aún en el sentido de las vacunas, donde se introduce en el organismo un germen modificado bioquímicamente para producir en el organismo lo que ellos llaman inmunidad.

Si los homeópatas hacen eso, cuando llegue la epidemia las vacunas fallaran y tendrán que decir (igual que dice la medicina convencional) que hay un porcentaje poco significativo de fallas en la efectividad de la vacunación. Si nosotros administramos el remedio adecuado, siguiendo los principios homeopáticos, cuando el organismo está bajo el stress leve que nos causa resfrío, angina o gripe común, el propio organismo se restablecerá en forma instantánea y la enfermedad no podrá progresar a bronquitis o neumonía.

En aquellos tiempos, Samuel Hahnemann se enfrentó ante una epidemia de escarlatina. Los síntomas correspondían a belladona y administró ese remedio a todos los pacientes afectados. El resultado fue excelente: no tuvo ningún muerto. Luego administró el mismo remedio a los pacientes sanos, que seguro habían tenido contacto con los infectados, y observó que no contraían la enfermedad. Describió que había encontrado el genio epidémico de esa enfermedad, que eran síntomas comunes en todos los pacientes. Esto fue mal interpretado por muchos homeópatas que comenzaron a administrar belladona para los casos de escarlatina porque creyeron que belladona era una vacuna homeopática para la escarlatina. Esa no es la realidad. En esa epidemia, el genio epidémico fue belladona, pero en el mismo caso, en otra época, puede no ser belladona sino cualquier otro remedio. La misión del médico es, en cada epidemia, buscar el remedio adecuado; pero nosotros sabemos que la homeopatía es un sistema de terapia individualizada, por lo tanto es poco probable que sea un solo remedio el que cubra la patología de todos. Tal vez sean más de uno, administrados de a uno por vez, en cada caso individual.

Ahora, con la aparición del coronavirus, nuestra conducta debe ser muy cuidadosa. El covid-19 tiene 97% de recuperación de los casos, así que cualquier remedio que se administre puede confundirnos y hacernos creer que fue el causante de la recuperación, cuando en realidad la enfermedad siguió su curso natural de recuperación.

El remedio homeopático correcto producirá una curación casi instantánea, no una recuperación de arrastre. Encontrar el genio epidémico requiere ver muchos casos, por lo menos 200. En los hospitales donde la epidemia es fuerte, como en China, Italia, España o Irán, donde los pacientes entran por decenas se, podría asignar al azar dos grupo, uno para homeópatas expertos y otro para médicos convencionales, para evaluar resultados no sólo en lo que refiere a la epidemia, sino a afecciones generales.

Resolver el genio epidémico se volvió una tarea muy difícil, producto de que los niveles de salud en nuestra población actual son demasiado bajos. Esto produce muchos síntomas confusos y de poco valor terapéutico, a veces imposibles de escrutar, entonces la conducta que debemos tener es no anunciar remedios curativos sobre la base del genio epidémico si no tenemos la capacidad de ver y estudiar suficientes casos. Con unos cuantos no alcanzan y es una irresponsabilidad que va en contra de nuestra ciencia no comprender bien estas cosas, publicadas en diferentes formas y medios. La conducta debe ser la aplicación del remedio adecuado ante situaciones de resfrío común o gripes leves, como pueden ser el aconitum o el arsenicum albun, cuya característica, entre otras, es sentir en el cuerpo mucho frío.

La recuperación será instantánea y así la enfermedad no podrá cambiar por otra y evitaremos bronquitis y neumonías que son el resultado final de muchos casos que asistimos.

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