30 Marzo 2020
Al analizar la vida de Jorge Matteucci, los investigadores se dieron con dos realidades totalmente diferentes. Por un lado, se encontraron con un joven empresario que peleaba día a día para llevar adelante los emprendimientos comerciales que desarrollaba, en principio, con su esposa, pero después se comprobó que se habían divorciado varios años antes de ser asesinado. Sin embargo, al analizar su planilla de antecedentes descubrieron que estaba imputado en una causa de evasión fiscal que llevaba adelante la Justicia Federal. El juez Daniel Bejas había ordenado su detención por ser miembro de una organización que se habría especializado en cometer ese tipo de delito.
La familia de la víctima del horrendo crimen poco y nada decía sobre ese caso. Tampoco hablaban mucho sobre su real situación económica. Pero el misterio se acabó cuando un amigo, que fue identificado como A.G. por LA GACETA, declaró en Tribunales. El testigo no contó mucho cuando salió de declarar de la fiscalía que conducía Teresita Marnero. Pero sus palabras fueron suficientes. Él relató que el comerciante estaba muy complicado con las deudas que mantenía y que hasta había sido denunciado por cometer estafas.
Otro perfil
Su hermano Adrián Matteucci mostró otro perfil sobre la víctima. “Nunca fue a increpar a nadie. Muchas veces perdió mucha plata por ser bueno, por no ir a cobrar para no tener problemas. Así y todo mi hermano no tenía un mal vivir”, afirmó. Matteucci también le dedicó un párrafo a su ex cuñada: “espero que la mujer de él no oculte cosas, yo no creo que lo haga. Pero espero que sí sabe algo, lo diga”.
¿Qué era lo que podía ocultar la ex mujer del comerciante asesinado? Nadie lo supo, pero todos sospechan que ella podría haber presentado a su pareja con la organización que estaba acusada de haber estafado al fisco.
Según la investigación iniciada por el juez Jorge Parache en 2003 y luego continuada su par Daniel Bejas, la víctima habría participado de varias compras ficticias con las que obtenían crédito fiscal. Luego, esa figura impositiva la comercializaban en el mercado financiero.
Era un negocio redondo: por ejemplo, según la causa, los sospechosos habrían inventado operaciones (especialmente en el mercado de granos) para conseguir créditos fiscales de hasta $100.000. Luego, siempre de acuerdo a la hipótesis, la vendían en el sector financiero paralelo a entre un 50 y un 60% de su valor original.
Matteucci figuraba en los registros de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) como productor de otras formas de propagación de cultivos agrícolas (actividad principal) y servicios agropecuarios no clasificados (actividad secundaria).
En el expediente de la megacausa se menciona que en el libro IVA Ventas e IVA Compras, Guillermo Molinari era a la vez su proveedor como su principal cliente. Este último, hijo de Eduardo Molinari, sospechado de ser el líder de la organización sospechada de perjudicar al fisco.
“Él había tenido una participación menor y totalmente secundaria en la organización. Eso quedó demostrado en la instrucción, pero no pudo llegar a juicio por su fallecimiento”, explicó Ricardo Fanlo, el abogado que lo defendió en esa causa.
“Matteucci no tuvo problemas por esta causa durante dos años. No creo que su muerte haya tenido algo que ver con ella”, agregó el profesional.
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