Responsabilidad frente a la expansión del coronavirus

Responsabilidad frente a la expansión del coronavirus

27 Febrero 2020

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial del Turismo (OMT) han realizado un llamamiento a la “responsabilidad y coordinación” por parte de los estados y han mostrado su solidaridad con los países que tienen casos del nuevo coronavirus.

El 30 de enero de 2020, la OMS declaró el brote de Covid-19 como emergencia para la salud pública de importancia internacional y promulgó un conjunto de recomendaciones temporales, si bien no recomendó ninguna restricción a los viajes o al comercio, basándose en la información disponible en aquel momento. El riesgo del ingreso a la Argentina del coronavirus está latente desde el momento en que se analizan algunos casos sospechosos de viajeros.

Pero frente a la situación de emergencia que esa enfermedad causa en la comunidad, valen las sugerencias que las autoridades globales de la salud han formulado y que parten de la solidaridad de distintos actores para la toma de medidas que contribuyan a evitar la expansión del coronavirus. El propio director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Gebreyesus, advirtió ayer que el uso descuidado de la palabra pandemia no tiene ningún beneficio tangible, conlleva el riesgo significativo de ampliar el miedo y el estigma innecesarios e injustificados, y paralizar sistemas.

Se aconseja evitar alarmas y especulación y promover conductas solidarias que ayuden a prevenir.

Las redes sociales se están encargando de expandir el miedo con mayor rapidez que la enfermedad misma. Las epidemias son aquellas enfermedades que experimenten un aumento de los casos en un momento determinado y después se reduce el número, según la OMS. En tanto que pandemia implica un aumento de casos de una misma enfermedad constatados en todo el mundo durante el mismo período de tiempo.

El Ministerio de Salud de la Nación ha brindado una serie de recomendaciones como prácticas estándar para la prevención de infecciones respiratorias tales como gripe, coronavirus, entre otros, que se transmiten por gotas de saliva al hablar, toser y estornudar; y que contaminan superficies y objetos en un área de circunferencia de aproximadamente un metro. Una higiene adecuada de las manos es la primera acción preventiva frente a este tipo de enfermedades. Las soluciones a base de alcohol son el estándar internacional por alta eficiencia demostrada. Otra medida es la desinfección diaria de mostradores, barandas, picaportes y puertas.

La ventilación de ambientes cerrados, sobre todo en período invernal o de bajas temperaturas debe hacerse con regularidad para permitir el recambio de aire.

Más allá de esas sugerencias, la Argentina, en general, y Tucumán, en particular, requieren extremar los cuidados para mitigar los efectos del fenómeno global. Pero también se necesita afianzar la cooperación intersectorial para que no se propague conductas naturalizadas en períodos de crisis o de emergencia. La especulación es una de ellas. Se ha dado en los mercados internacionales en los que el “efecto coronavirus” han determinado fuertes caídas de activos, de acciones y de títulos. La teoría de la escasez no debería funcionar en la vida cotidiana de la sociedad, tratándose de una enfermedad tan expansiva. Un caso particular es la adquisición, por parte de la sociedad, de barbijos para evitar las consecuencias de la epidemia, que ha causado el aumento de precios en algunos locales. La mano del Estado debería ser más visible no sólo en la tarea de fiscalización contra esas prácticas comerciales, sino también en la distribución gratuita de esos elementos en las franjas sociales más vulnerables, por caso. Eso forma parte de las tareas de responsabilidad y de coordinación reclamadas por la OMS.

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