Un día en El Cadillal

Un día en El Cadillal

El Ente Tucumán Turismo estrenó su programa “Cadillal Imperdible” y este año el espejo de agua tiene las de ganar. Actividades acuáticas, senderismo y panorámicas a 600 metros de altura son algunas de las alternativas para sacarle provecho al fin de semana.

Como si por fin despertara de un eterno letargo, desde el año pasado El Cadillal es el centro de un sinfín de reformas y de cambios que configuran una tarea titánica: reflotar el espejo de agua y eliminar, de a poco, los estigmas del pasado.

Este proceso de revalorización, a cargo del Ente Tucumán Turismo, ya se encuentra en la tercera etapa y parece que -en lugar de una lavada de cara- estuviéramos viendo un sustituto. El extraño posee ojos color agua que invitan a navegar sus secretos. Unos pulmones hídricos que replican las carcajadas de los niños al salpicarse y una silueta verde que sorprende con decenas de terrazas y rampas. Bienvenidos tucumanos y visitantes al nuevo dique Celestino Gelsi, ¿se animan a experimentar (o mejor dicho redescubrir) sus atractivos?

Copilotos del río

A menos de media hora de la capital, El Cadillal es una apuesta indisociable de las corrientes del río Salí y de las actividades acuáticas. Al llegar, primero viene la cata de medialunas en el bar “La Isla”, paraje que nos acerca a la orilla del río y a los grupos de pescadores amateur que intentan capturar aunque sea unas mojarritas. Este es el momento de respirar, charlar, volver a respirar y tomar impulso para la aventura del día.

En fila y a la vera del agua, los kayacs de “Tucumán Kayak Club” (TKC) nos aguardan para una sesión de remo. Su alquiler cuesta $ 300 -la media hora- y antes de zarpar los guías resumen la técnica de manejo en tres aspectos prácticos. Los brazos siempre deben ir al frente, la cuchara hacia arriba y un “miren que se van a mojar, así que es mejor dejar las zapatillas al costado”.

Con la última frase a Alfredo Origlio y a Ofelia Rojas (oriundos de Buenos Aires) les asalta la duda, pero igual se colocan la pechera salvavidas y dejan que la corriente de las vacaciones fluya. Sobretodo al rozar con los dedos los sedimentos en tonos verdes, amarillos y rojos de los cerros, resultado de la erosión y la diferencia en el nivel de agua que primó en otras épocas. Ahí el coraje hace que incluso se alejen del grupo de guías y tracen su propio recorrido. “Vos no remabas nada”, enfrenta Alfredo, divertido, a su esposa cuando sus pies vuelven a pisar tierra firme.

Caminata en altura

Temor de algunos, entretenimiento divertido para otros y súplica de los chicos, las aerosillas jamás pierden su encanto. Las fotos (a $ 250) retratan esa expectativa: caras sonrientes, brazos estirados u ojos bien abiertos por el vértigo. Sea cual fuera la reacción a los 600 metros de altura, el complejo ofrece los miradores más cotizados de la Reserva Aguas Chiquitas y de la fábrica de cerámica.

Arriba, hay dos senderos para caminatas y un bar al cual desviarse en busca de bebidas (incluye cerveza) o provisiones de galletas. El circuito corto se llama “Las Yungas” y nos permite toparnos con casas de pájaros (el avistaje de aves forma parte de la oferta de El Cadillal) y un poco de pasado. Al costado de los cardones y las talas, están exhibidas las primeras aerosillas del lugar. Un modelo que funcionó desde 1986 hasta 1999.

En cuanto a los precios, la entrada sale $ 300 y $ 250 para los menores de edad (de cinco a 10 años). Las subidas y descensos se hacen de 9.45 a 20, y de lunes a domingo.

Zarpar al futuro

Otra propuesta de la lista es la flamante nave “Camaken” ($ 300), de la prestadora “SW Aventura”. Esta embarcación fue habilitada hace poco, cuenta con una capacidad para 80 pasajeros y un segundo piso desde donde Sonia Luna y Ángel Cortés se sacan selfies. Los visitantes son de Santiago del Estero, y después de cinco años, decidieron volver a vacacionar en Tucumán.

QUÉ HACER. El Cadillal ofrece caminatas por senderos selváticos a 600 metros de altura de la villa, subir a las aerosillas, remar en kayak o bucear en el río Tapia, navegar en barco por media hora y pescar. QUÉ HACER. El Cadillal ofrece caminatas por senderos selváticos a 600 metros de altura de la villa, subir a las aerosillas, remar en kayak o bucear en el río Tapia, navegar en barco por media hora y pescar.

“Debajo del agua hay restos de antiguas maquinarias y elementos de fábrica que usaron los ingleses en la construcción de la represa”, comenta el guía. Y la pareja se asombra, un poco por el dato histórico y otro más por los cambios en la estética y la energía del espejo de agua. Al bajar, ellos mismos hacen un compromiso con este lugar: cuando Puerto Argentino quede listo, van a volver. Igual que el resto de visitantes locales que ansían ver una vez más la danza del agua y el frescor del verano.

Viajes gratuitos

La apuesta de revalorización de El Cadillal no acaba en lo estético, sino que también se incorporaron nuevos servicios. A partir de ahora, habrá un colectivo con traslado gratuito para aquellos tucumanos y turistas que quieran visitar el dique. El vehículo saldrá, de lunes a jueves, desde el Ente Tucumán Turismo (24 de Septiembre 484). El horario de partida será a las 10 (la inscripción se realiza 30 minutos antes en la Oficina de información) y se regresará a las 16.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios