Cuando las pantallas pueden estimular la actividad artística

Cuando las pantallas pueden estimular la actividad artística

La tecnología y los videojuegos se utilizan para potenciar el impulso creador entre los más jóvenes. Lo lúdico y la robótica.

”EL PRÓXIMO REMBRANDT”. Un algoritmo de reconocimiento facial identificó y clasificó el estilo del pintor. ”EL PRÓXIMO REMBRANDT”. Un algoritmo de reconocimiento facial identificó y clasificó el estilo del pintor.

Las íntimas relaciones entre arte, tecnología y ciencia procrean nuevas obras casi a diario; modifican los lenguajes artísticos y provocan reflexiones y transformaciones.

Contra todas las protestas de los padres, internet y los videojuegos pueden ser una buena alternativa para los niños. En Buenos Aires, por ejemplo, comenzó a funcionar este mes una colonia tecno en la que, a partir de juegos, se estimula la actividad creativa. Hace unas semanas, en esta ciudad se dictó una conferencia sobre “El videojuego y la tecnología como medios creativos”, que puso en debate temas controvertidos.

Los talleres y la llamada “cultura maker” son valiosos a toda edad pero, en especial, son útiles para los más chicos y jóvenes. No debe olvidarse que el arte es -también- una actividad lúdica.

Mariela Reiman, directora de la ONG Chicos.net. advierte, en una entrevista periodística, que muchos adultos tienen miedo porque sienten que sus hijos pasan demasiado tiempo con las pantallas. “Hay que fijarse qué se hace con los medios digitales. No es lo mismo que un niño esté con videojuegos toda la tarde, que ser el artífice, el que lo piensa, con todo lo que se aprende, creando historias, editando los sonidos, programando”, sostiene la educadora.

En Tucumán se inauguró el año pasado el Laboratorio de Robótica y Automatización Industrial en el Centro de Innovación del Ministerio de Educación de la Provincia, ubicado en la zona de la Terminal de Ómnibus.

La robótica parece estar a la mano de un gran número de jóvenes, y el alcance de su desarrollo aún no puede evaluarse.

En 3D
Los artistas trabajan con las tecnologías y se apropian de ellas: la argentina Claudia Fontes presentó como envío del país a la Bienal de Venecia (realizada en 2017) un conjunto de esculturas titulado “El problema del caballo”, impreso totalmente en 3D.

Hace un año un grupo de investigadores y museos de los Países Bajos presentó “El próximo Rembrandt”, un retrato inédito pintado por una computadora capaz de imitar a la perfección el estilo y el claroscuro del maestro barroco.

Una demostración de que máquinas y seres humanos intervienen activamente en la producción artística. Pero surgen conflictos que antes no existían, o que estaban presentes de otro modo, entre las personas.

El diario El País de España cuestiona: “en la medida en que han aprendido a desarrollar por sí mismas obras tan complejas como las artísticas, se plantean un sinfín de interrogantes legales. ¿Quién es el autor: el robot o el humano que lo controla? ¿Debe ser protegido el cuadro o el texto? ¿Qué hacer si alguien lo imita?”. Recientemente en China, un tribunal concedió a un artículo creado por una máquina operada por inteligencia artificial los mismos derechos de autor que si lo hubiera escrito una persona. Por este motivo, decidió multar a una empresa por usar el texto sin autorización. Según la sentencia, la estructura lógica y el estilo original del texto lo hacía protegible a través del copyright.

En 2016, un relato titulado “El día que una computadora escribe una novela”, escrito por un software, estuvo cerca de ganar el primer premio de un concurso literario en Japón.

El debate promete no resolverse en el corto plazo.

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