Gracia Dorel-Ferré: “hoy, el poder no lo tiene la industria, sino los bancos”

Gracia Dorel-Ferré: “hoy, el poder no lo tiene la industria, sino los bancos”

La especialista catalana en patrimonio industrial, que disertó y dictó un curso en esta ciudad, reflexiona sobre las fábricas azucareras tucumanas y sus posibilidades en esta área de estudio.

SIMPATÍA. Dorel-Ferré es docente en tres universidades francesas. LA GACETA / FOTO DE ROBERTO ESPINOSA SIMPATÍA. Dorel-Ferré es docente en tres universidades francesas. LA GACETA / FOTO DE ROBERTO ESPINOSA

“El poder económico ha cambiado de manos y hoy día, los recursos más cotizados no son los de un trabajo industrial, son sobre todo los recursos que atraen la electrónica, los medios de comunicación”, sostiene Gracia Dorel-Ferré, presidenta de la Association pour le Patrimoine Industriel de Champagne-Ardenne, que vino a Tucumán para brindar conferencias y dictar un curso de Posgrado en la Facultad de Ciencias Económicas, con el patrocinio de la Embajada de Francia. Nacida en Esparraguera (Cataluña), la doctora en Historia, docente e investigadora en las universidades francesas de Reims, París 1 y Saboya Mont Blanc, es una especialista en patrimonio industrial.

- ¿Cuál es el alcance del patrimonio industrial, qué es lo que abarca?

- Una definición corta sería: todos los testimonios de una actividad humana destinada a ser exportada, vendida en un mercado no local. Esta sería una primera aproximación. Pero ya en la prehistoria se hacía industria, los incas hacían industria, pero el patrimonio industrial, tal como lo estamos estudiando, es el de los siglos de la historia de la industria, donde todo se define de cara a la industria: la propiedad es industrial, el poder es industrial, los grandes cambios que se hacen. Por ejemplo, aquí estuvieron los ingleses pero no como colonizadores, sino como potentes banqueros y esto caracteriza los tres siglos que hemos pasado ya. Ahora, la sociedad que vivimos es totalmente diferente en el sentido de que lo que define el poder hoy, no es la industria, sino las finanzas, los bancos. En los siglos de la industria se construían fábricas que eran cosas enormes, eran la marca del poder, hoy se construyen bancos.

- Pero también tiene su parte arqueológica, referida a la conservación de edificios o de sitios, donde hubo industrias.

- La parte arqueológica es la que se interesa por la existencia de sitios efectivamente, pero yo hablo más de patrimonio industrial porque mi tema tiene dos caras: una de historia, que sería la de la arqueología industrial con todo lo que nos explica, por ejemplo, cuando estudiamos los restos de los ingenios azucareros en Tucumán. Pero hay también una parte que es ciudadana, es decir que partir del momento en que la sociedad civil dice: “este patrimonio me interesa, yo no quiero que se haga cualquier cosa, pero sí algo interesante”. La sociedad civil interviene y por eso hablamos de patrimonio, que es un legado al que acordamos una importancia enorme, tanto que lo queremos transmitir a nuestros hijos. Eso es lo que estoy estudiando yo.

- ¿De qué forma se transmite ese legado?

- La más evidente es a través de los estudios. ¿Se ha hecho un inventario de los ingenios? No, no sabemos lo que tenemos en el cajón de la cómoda: por ejemplo, saber que ese ingenio se constituye de tal o cual forma, que tiene tantos documentos que nos permiten dar una información concreta, pero no tengo ni un mapa de los ingenios azucareros. Tampoco cualquier mapa, sino un mapa por etapas históricas, un mapa por dimensiones de ingenios. Acabo de leer el libro de un investigador tucumano, en donde muestra que antes de la irrupción del ferrocarril, los ingenios eran pequeños de tamaño y cuando llega el ferrocarril, se instalan ingenios enormes. ¿Tengo acaso un mapa que me caracterice eso? Necesito un conocimiento concreto de lo que tenemos. ¿Por qué lo necesito? Para poder decir: de este ingenio, desgraciadamente, no tengo los documentos suficientes para poder restaurarlo o hacer un museo o hacer una ruta de turismo, a partir de él. Pero tendré aparte toda la base documental que me permite también tener una idea global de lo que fue.

- El patrimonio nos habla de identidad, pasado, historia, ¿qué se debería hacer en Tucumán, donde se destruye constantemente el patrimonio arquitectónico? Algo parecido ocurre con los ingenios como el de Santa Ana, del que no queda nada o el Amalia que estaba en la zona sur de nuestra ciudad, cuya imponente chimenea fue demolida.

- La conciencia se adquiere, es un fenómeno universal; cuando se cierra una fábrica o un ingenio, pasan algunos años en que la gente está tan disgustada, tiene tanta pena en el corazón, que no quiere saber nada de lo que fue. Eso pasa en Francia o en España; hemos pasado hasta 30 años sin movernos, aceptando que ese patrimonio se diluía. Es por eso que estamos trabajando a nivel de las universidades o centros escolares para concientizar a la gente, estamos aquí por eso, para decirle: “Cuidado, tenéis algo muy importante que si no hacéis algo va a desaparecer totalmente, aún estamos a tiempo”.

- ¿Qué otras cosas podrían hacerse en nuestra provincia?

- Hay dos cosas que se pueden hacer a nivel turístico y de la enseñanza porque para mí, el turismo no significa solamente lugares para pasear, sino también para reflexionar. Hay dos cosas que se pueden hacer: las rutas de turismo. Me habla usted del ingenio Santa Ana, no queda nada pero una ruta turística puede pasar por allí y en la puerta, podemos poner un gran panel de información sobre lo que había. Se podría integrar los ingenios que ya no están con los que están, y en estos se puede organizar visitas. Se pone en valor la parte arquitectónica, pero también a través de documentos, fotos, se puede reconstruir la vida social. Lo que distingue la industria de cualquier otra actividad en el pasado y en el presente, que fue la actividad de mucha gente. Aquí se utilizó energía barata y mano de obra, mucho más que barata, y numerosa que trabajaba en los ingenios y por eso es un patrimonio a salvaguardar porque es el patrimonio de mucha gente.

- El patrimonio está íntimamente relacionado con el turismo y con la economía…

- Claro, es normal, si se recupera un patrimonio y se lo visita, implica un ingreso, lo que sería un problema es que se reconstruyera un ingenio a la manera de Disneylandia, pero si se respeta la historia, el patrimonio, si se hace una presentación correcta, fundamentada en la documentación, por qué no traeríamos beneficios, me parece más que normal.

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