18 Noviembre 2019
Carlos R. Paz
LA GACETA
ÓRBITA LUNAR
Los astronautas de la Apolo 12 cumplieron con absoluta precisión en la madrugada de ayer la más peligrosa de las operaciones intentadas hasta ahora para colocar en órbita lunar una astronave tripulada. Charles Conrad, Richard F. Gordon y Alan L. Bean encendieron a la 0.47 hora argentina de hoy los poderosos motores de la nave comando “Yankee Clipper” para frenar su velocidad y permitir que la atracción lunar curvara su curso en una trayectoria a 110 kilómetros de altura sobre la superficie del satélite. Los astronautas efectuaron por primera vez esta maniobra desde un punto extraño a la “ruta de libre retorno” asignada a todos los vuelos lunares anteriores del programa Apolo.
TUPAMAROS
La policía de Montevideo informó ayer que detuvo a dos terroristas tupamaros, que hace tres días intervinieron en un episodio en el cual perdió la vida un policía, luego de un tiroteo en el interior de un ómnibus lleno de pasajeros. Los mismos habían participado previamente en el secuestro del banquero ítalo-uruguayo Pellegrini Giampietro, hecho ocurrido el 9 de septiembre pasado. Los individuos fueron identificados por fuentes policiales como Néstor Peralta Larrosa y Juan Pablo Schroeder, y aunque aparentemente no fueron quienes hicieron fuego sobre el agente, tuvieron activa participación en ese episodio. Ambos integraron también el comando tupamaro que secuestró a Pellegrini Giampietro.
EN EL VATICANO
Un insólito revuelo turbó ayer la paz de la Santa Sede al descubrir las autoridades vaticanas que había sido saqueada, por primera vez en la historia, una de las tiendas instaladas en la azotea de la basílica de San Pedro. El autor del delito sin precedentes, que sólo pudo efectuar el robo sobre la base de un amplio conocimiento de la basílica, se escondió en la tienda durante la noche y huyó por una puerta lateral con un valioso botín en dinero y objetos religiosos. Los gendarmes del Vaticano señalaron que fue el primer robo de esta clase registrado hasta ahora en las joyerías y negocios administrados por monjas en la azotea de la iglesia más grande de la cristiandad. El ladrón habría escapado con dinero y medallas religiosas.
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