La rotación de cultivos es indispensable para el NOA

La rotación de cultivos es indispensable para el NOA

Rotar trae múltiples beneficios, directos e indirectos, al productor. No sólo se generan nuevas opciones económicas; también mejora el suelo -recurso clave para el hombre de campo- y ayuda a combatir enfermedades y a reducir la aparición de malezas. La labor de técnicos y de investigadores, en pos de buscar más efectos positivos con este sistema, no cesa.

Como estamos anticipando en el suplemento Rural de hoy, los productores de grano se encuentran preparando diferentes labores, en procura de estar listos para el inminente inicio de siembra de granos gruesos. A estas alturas, prácticamente ya tomaron la decisión de qué cultivo sembrar, sobre la base de cuál le resulta económicamente rentable y de le genera a su sistema de explotación la mejor sustentabilidad.

La reparación y el mantenimiento de pulverizadoras, de tractores, de sembradoras y de otros implementos agrícolas, sumado a las tareas de aplicación de herbicidas en aquellos lotes sobre los cuales ya llovió y asomaron malezas que se encuentran en pleno crecimiento se esta viendo en los campos tucumanos.

Además de haber decidido qué sembrar, el productor seguramente también decidió cómo hacerlo y, sobre todo, qué porcentaje de cultivos de diferente tipo sembrará en su campo.

Debido a esto resulta fundamental recalcar que una de las prácticas más importantes y recomendadas para los sistemas productivos agropecuarios es la rotación de cultivos.

En numerosas oportunidades, el director técnico de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (Eeaoc), Daniel Ploper, afirmó que la rotación es la alternancia de diferentes cultivos en el tiempo y en el espacio. Esto significa, cambiar diferentes especies vegetales en un mismo lote a lo largo de los años. La rotación permite a la vez cultivar diferentes especies en distintos lotes de un establecimiento productivo, durante la misma campaña.

La rotación de cultivos en la producción de granos en el NOA resulta vital. Su adecuada aplicación otorga ventajas agronómicas muy importantes e interesantes. Los beneficios que le provocan al suelo tienen que ver con mejoras en la fertilidad física y química de estos, en la provisión de una adecuada cobertura de rastrojos, y en la disminución de plagas, de enfermedades y de malezas, entre otros.

En nuestra región -y en nuestra provincia- existen diversos ejemplos, como la rotación de soja con maíz u otra gramínea durante el verano, o la de trigo y garbanzo durante el invierno. Una rotación que se está dando cada vez con mayor frecuencia en Tucumán es la de sembrar soja, previo a la renovación del cañaveral. Esto tiene muy buenos resultados para la producción azucarera.

Ventajas empresariales

Además, esta práctica en los cultivos presenta ventajas desde el punto de vista empresarial. El solo hecho de incorporar otros cultivos permite al productor diversificar riesgos productivos y económicos, ya que las condiciones ambientales pueden tener diferente impacto en los distintos cultivos integrantes de la rotación.

Debido a ello resulta importante que en el NOA se sostengan las rotaciones que se están dando y se impulse a que su uso se incremente, para mejorar el sistema productivo. Esto se va logrando año tras año, como con el cultivo de maíz, que va en aumento permanente al conocer sus buenos resultados como eslabón fundamental en la rotación.

Las rotaciones traen otros beneficios; en especial, en lo que respecta las condiciones físicas y bioquímicas del suelo. En el aspecto físico, los distintos sistemas radiculares de los cultivos exploran diferentes estratos del perfil, lo que permite una colonización del suelo con raíces de diferente arquitectura. En el aspecto biológico, las ventajas de la rotación de cultivos también resultan evidentes. Específicamente, en los primeros centímetros del suelo existe una intensa actividad y diversidad biológica, responsable de la mineralización, de la formación y del reciclado de la materia orgánica y de la disponibilidad de nutrientes.

Con los aportes en cantidad y calidad de rastrojo -sobre todo, con el maíz o sorgo-, la rotación de cultivos brinda el sustrato del cual se nutren los microorganismos, lo que permite que sus poblaciones se equilibren como ocurre en ambientes naturales.

Desde el punto de vista de la fertilidad química de los suelos, esta práctica hace un uso balanceado de nutrientes, en comparación con el monocultivo; y esto, a su vez, evita desequilibrios químicos de importancia. Si ello se complementa con una fertilización que contemple las diferentes necesidades de cada cultivo, el productor tendrá respuestas económicas favorables y mantendrá el potencial productivo de sus suelos.

Además, se produce un efecto inhibitorio sobre patógenos, sobre plagas y sobre malezas, que tiene que ver con la interrupción de los ciclos de vida de estos problemas, que mayormente aparecen con la utilización permanente de un monocultivo.

Debido a ello el productor va incorporando el maíz a su sistema productivo, aun en las actuales condiciones de producción y de comercialización de este cultivo, que a veces resulta un impedimento para ellos, aun sin importar su escala productiva.

Afortunadamente, la mayoría de los productores tomaron consciencia de la importancia real de las rotaciones con gramíneas y de los beneficios que trae al sistema productivo de granos del NOA, para evitar los efectos nocivos del monocultivo de soja.

Entienden que, para cualquier hombre de campo, el suelo es un recurso indispensable para los actuales sistemas tradicionales de producción, por lo que su cuidado resulta fundamental pensando en el futuro.

Finalmente, es necesario recalcar la invalorable labor de técnicos y de instituciones de investigación, que trabajan de manera permanente con diversos cultivos que sirvan para afianzar un sistema de rotación acorde para cada necesidad de la región y de la provincia.

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