La salud vuelve a la semilla

La salud vuelve a la semilla

Alumnos y docentes de la Escuela Agrotécnica de Los Sarmiento investigan técnicas de producción para usar menos agrotóxicos.

FERIA ESCOLAR. Los alumnos muestran sus trabajos y producciones en una exposición anual. FERIA ESCOLAR. Los alumnos muestran sus trabajos y producciones en una exposición anual.

La localidad de Los Sarmiento se despliega en un horizonte alfombrado de verde y con las siluetas de fondo de los Nevados del Aconquija, a casi seis kilómetros al oeste de Aguilares, por ruta 332.

La producción agrícola se impone en todos los rincones de la zona. Se produce papas (en gran cantidad), caña de azúcar, hortalizas y cítricos, entre otros. No es de casualidad que en ese pueblo, el 8 de agosto de 1977, haya comenzado a funcionar la Escuela Agrotécnica. Ya entonces, la capacitación para el desempeño en las tareas de campo de las nuevas generaciones era considerada de suma importancia.

Los desafíos y las disponibilidades de recursos fueron cambiando con el tiempo. En un principio fue habilitada en forma precaria con tres aulas. Ahora dispone de un amplio y moderno edificio provisto con talleres y laboratorios de investigación de alta tecnología. Docentes y estudiantes cabalgan desde hace un tiempo en proyectos de investigación que apuntan esencialmente, a partir del contrato fundacional que tiene con la comunidad, a transformar la calidad de producción, consumo y situación del medio ambiente.

Agroquímicos

Su principal desafío es reducir el excesivo uso de agroquímicos en cultivos que dañan la salud de los pobladores y el suelo, ya que destruyen microorganismos y afectan la sustentabilidad de la actividad.

“Nos proponemos brindar semillas de calidad a través de la microbiología y la micropropagación. Hay que generar productos naturales, sin tanta incidencia de los agroquímicos. El cambio climático y los efectos que tiene en la salud de la gente la contaminación de los recursos naturales son cuestiones que ya no tienen lugar a discusión, sino a las acciones concretas”, afirma el docente José Robles.

Lo completa Raúl Rivas: “investigamos para revertir una situación, y en este desafío confluyen la química, la biología y las técnicas agropecuarias. Todos esos espacios están en la escuela y es vital que el pueblo valore los recursos de desarrollo que tiene aquí y los apoye”.

El laboratorio de biotecnología, en donde se ensayan las modernas técnicas de producción de semillas, está provisto de alta tecnología. “Aquí disponemos de aparatos como estufas de siembras y centrífugas refrigeradas, que no se encuentran ni siquiera en el ámbito universitario -asegura la biotecnóloga Emilse Corbalán-. Lo que se busca es aplicar la microbiología en el campo. Y en ese sentido se trabaja en la micropropagación de plantas. Arrancamos con la papa, que es el principal cultivo de la zona, y también se ensaya con la orquídea. Es probable que avancemos con la caña de azúcar el próximo año”.

“La idea es lograr una planta libre de las bacterias que vienen genéticamente en cada variedad, tratar de eliminarlas y lograr un cultivo más puro, que genere menos pérdidas al productor y costos en insumos. Así el vegetal ya no necesita de agroquímicos porque no desarrollan tantas enfermedades”, agrega la docente. La micropropagación, en esencia, consiste en la siembra in vitro de cientos de miles de semillas que son esterilizadas, separadas y luego llevadas a tierra.

Producción y salud

La directora del establecimiento, Mónica Hael, es la encargada de destacar los avances novedosos que se están cristalizando en los talleres y laboratorios del establecimiento, durante la muestra anual de trabajos que realizó este jueves la institución, con la presencia de Daniel Vega, supervisor de Escuelas Técnicas y Agrotécnicas de la Provincia.

Hael valora el aporte que realizan pasantes de la Facultad de Medicina que están instalados en el hospital de pueblo. Los futuros profesionales transmiten sus conocimientos sobre calidad de alimentos e incidencia en la salud y los investigadores lo aprovechan en los proyectos de producción.

“Merced a este trabajo articulado, en el predio del hospital se trabaja en una hortaliza que permite el autoabastecimiento de verduras naturales, libres de agrotóxicos”, ejemplifica.

Gusanos de seda

Del capullo a un manto tejido

En la Escuela Agrotécnica de Los Sarmiento no es menor la importancia que tiene el taller de sericicultura (producción de hilo de seda), ya que representa un enorme aporte para el desarrollo de microemprendimientos textiles. Cuenta con una devanadora adquirida con fondos del Instituto Nacional de Educacón Técnica (INET) y que es única en el norte argentino. 

“Los alumnos crían gusanos de seda; después de un mes nacen los capullos y los trasladan a la devanadora. Luego, en una pileta con agua caliente, se recupera el filamento y posteriormente comienza la devanación; se saca la seda cruda, se hace el hilo y con a partir de él, prendas y otros productos”, explica el ingeniero zootecnista Julio César Barrionuevo. 

“Todos los valores agregados lo pueden hacer las familias del lugar. La idea es que críen gusanos que se les proveerá y traigan los capullos y nosotros les cedemos la devanadora para que luego hagan las prendas en sus casas”, añade. De este taller salió el hilo de seda cruda con el que una randera de Monteros tejió el manto que, en el año del Bicentenario, se le colocó a la imagen de la Virgen de La Merced de la Catedral de San Miguel de Tucumán.

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