El “cruce de hinchadas” fue inevitable

El “cruce de hinchadas” fue inevitable

El FIT y FR calentaron el ambiente.

10 Octubre 2019

El clima en la sala de acompañantes fue de menos a más. Legisladores electos, senadoras, concejales, referentes de Derechos Humanos y dirigentes de los cuatro espacios convivieron durante casi dos horas. Las intervenciones de los y las dirigentes que respaldaron a las candidatas a diputadas fueron conforme avanzaba el debate que se realizó en “Panorama Tucumano”. Arengaron, celebraron las respuestas y las intervenciones de sus aspirantes al Congreso. Sobre el final, sin embargo, hubo algunos “cruces de hinchadas”, principalmente entre el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad (FIT) y Fuerza Republicana.

En una de las últimas intervenciones de la candidata bussista Nadima Pecci, la dirigente del FIT Mariana Arreguez lanzó un “genocida” al aire, que fue respondido por un “¡Viva Bussi!” de parte del legislador electo Juan Rojas. El intercambio se repitió una vez más justo sobre el cierre del debate, y desde la barra del Frente de Todos intervinieron solicitando respeto.

Tras la despedida de los periodistas ante las cámaras, en la sala de acompañantes la barra peronista se retiró al grito de “¡Vamos a volveeeeer!”, que desde Juntos por el Cambio fue respondido con con risas y algunas chicanas.

Las dos primeras tandas de respuestas transcurrieron sin demasiados sobresaltos, sólo con aplausos y pequeños gritos. El cruce entre las candidatas Pecci y Alejandra Arreguez (FIT) se llevó la mayoría de los ocho minutos y no generó mucho impacto en la sala de asistentes. Sin embargo, nadie le quitó los ojos a la pantalla.

Distinto fue el clima en el segundo debate libre, donde cada chicana fue celebrada por sus respectivas hinchas. La frase “es un degenerado el ministro de Economía” lanzada por Mabel Carrizo (Frente de Todos), desató la euforia en la mesa peronista. También hubo fuertes risas cuando Lidia Ascárate celebró el federalismo del gobierno nacional.

La barra macrista tuvo revancha y celebró cuando Ascárate le llevó “a domicilio” a Carrizo la carpeta del Plan Belgrano y cuando le enrostró a la peronista que no había presentado su declaración jurada a pesar de que pregonaba transparencia en campañas políticas.

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