El artista que hace superhéroes con basura

El artista que hace superhéroes con basura

Claudio Cajal recicla o reutiliza elementos que otros tiran. La ayuda de uno de sus hijos

CREACIONES. Algunas de las obras que realizó Claudio Cajal. CREACIONES. Algunas de las obras que realizó Claudio Cajal.

Un Spiderman en escala real. El Increíble Hulk. Depredador. Hijitus, Pichichus y Larguirucho. El perro familiar. Todos estos asombrosos personajes se lucen en una habitación de la casa que Claudio Cajal tiene en barrio Norte. Lo curioso es lo que hay debajo de las terminaciones que hace con porcelana fría: las estructuras de cada obra de arte las realiza con botellas, telgopor, papeles de diarios y panfletos.

Cajal, que tiene 47 años, se define como autodidacta. “Me gustó dibujar desde que tengo uso de razón. Nadie me enseñó, yo lo hacía solo”, recuerda. Trabajó de todo en su vida: desde mozo hasta reparando videocasetteras. Fue hace 10 años que se decidió por el arte. “Yo quería ser libre, no trabajar más bajo presión de un jefe. Mi hermana me dijo: ¿por qué no te jugás por el arte?”, recuerda, visiblemente emocionado.

Su contacto con el reciclaje fue casual, admite. “Vi que tirábamos muchas cosas que podían servir para hacerle juguetes a mis hijos. Así empecé. Después hacía personajes para que ellos los obsequiaran en cumpleaños. Todos quedaban fascinados”, cuenta.

“Siempre me doy maña con cualquier cosa, me das un material nuevo, lo examino y surge la idea de hacer algo. A veces reciclo, otras veces reutilizo. Trabajo con lo que tengo al alcance”, confiesa. Usa principalmente botellas, las llena con papeles y luego, con cinta de embalar, empieza a darle formas a las figuras. Después, con porcelana fría y pintura consigue darle los detalles más reales a las obras.

Los dragones y dinosaurios son otros de los fuertes de su trabajo. Cajal reconoce que no sabe “venderse” y que no le gusta comercializar sus obras. De eso se encarga su hijo, que le creó una página de Facebook. En el último tiemó recibió varios pedidos de fanáticos de los súperhéroes. Vende sus esculturas a precios accesibles y demora tres o cuatro días en hacerlas. Es detallista, aunque improlijo. “Es que siempre se busca que tengan un toque personal”, aclara.

Además, trabaja con el Ministerio de Educación enseñando a chicos de distintas fundaciones. También hizo muñecos reciclados junto a adolescentes con problemas de adicciones.

“Nunca uso nada comprado. Aunque no lo hice por una cuestión ecológica, con el tiempo me di cuenta de lo importante que es reciclar. Todo podemos hacerlo; desde el arte y desde cualquier ámbito de nuestra vida”, resume.

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