Por Nicolás Iriarte
30 Julio 2019
INTENTÓ PERO NO PUDO. Toledo salta, supera la marca de Caruzzo y cabecea uno de los tantos centros que envió Atlético. El delantero luchó, pero sin suerte, en sus intervenciones y se fue sin marcar. la gaceta / foto de diego aráoz
¿Cómo es posible que a Atlético le cueste hacer goles si tiene la misma dupla de delanteros que la temporada pasada? Esa misma que brilló en la Copa de la Superliga y que puso al equipo como uno de los cinco más efectivos de toda la temporada. La respuesta está unos metros más atrás que el área rival: el mediocampo.
No es que “la culpa” de la derrota 1-2 de anoche, sea de ellos, no. Pero las severas dificultades para generar peligro que mostró el equipo ayer (y que se habían visto en la pretemporada) no hacen más que elogiar lo que supo ser la línea media de la temporada pasada. Las bajas en el receso obligaron a completar esa zona con jugadores completamente nuevos. Incluso Ramiro Carrera (uno de los pocos lúcidos ayer), que ya estuvo en la temporada 2018/19, tuvo que adaptarse porque sus tres compañeros eran refuerzos.
No es que haya que quitarles méritos a Javier Toledo y Leandro Díaz, pero está claro que su labor es más de finalización que de creación. En un momento del primer tiempo, hasta ellos dos bajaron desesperados a la mitad de la cancha intentando obtener algo de atención. Claro, no eran abastecidos como el año pasado.
No es una emergencia ni mucho menos. De hecho, jugadores como Rodrigo Aliendro, David Barbona y Nery Leyes en su momento, también tuvieron su período de adaptación. Ese mismo que deberán transitar José Luis Fernández, Cristian Erbes y el propio Ariel Rojas. Un jugador de mucha categoría pero que, como todos, deberá reconocer su nuevo hábitat.
Así, el escenario ofensivo de Atlético estaba lleno de lugares comunes y previsibles. Cuando eran pases cortos (porque en algún momento intentó trasladar la pelota así) llegaban defectuosos, y cuando eran pelotazos, era una moneda al aire. Poner la pelota en el área de Central era la misión. Ponerla por ponerla, en muchos casos.
Además, le costaba encontrar espacios vacíos y cuando se los proyectaba, fallaba la ejecución. No se trata de problemas graves o insólitos. Todo es propio de un equipo relativamente nuevo que viene de la pretemporada (al igual que Central, eso sí).
El gol de Atlético, el empate transitorio, no desdice nada de esto: varios rebotes y un jugador de Central empujando la pelota en su propia valla. Luego de, claro, el intento desenfrenado de Carrera, el mejor de Atlético.
Del banco salieron (además de Gabriel Risso Patrón para reemplazar a Fabián Monzón, lesionado), Guillermo Acosta y Lucas Melano. Uno llegó el viernes y el otro, el sábado. Ergo, entre los dos, no suman ni cinco entrenamientos con el equipo. Así de difícil la tendrá Ricardo Zielinski para intentar imprimirle algo de fútbol a su equipo. Con el diario del martes, el técnico agradece que hayan llegado esos dos jugadores (sus dos primeras opciones de cambio voluntarias).
En defensa no hay mucho para decir, más allá de desatenciones puntuales. Lo del equipo de Diego Cocca fue pura efectividad: dos intentos y dos goles. Y qué intentos. Dos disparos desde fuera del área, uno desde más lejos que el otro por parte de Leonardo Gil y Ciro Rius. Es cierto que hubo pasividad de la defensa para salir y marcar, sobre todo, con Gil, con habilidades de remate más que probadas. Sin embargo, la falla del equipo en este comienzo de pretemporada no parece estar atrás.
También es cierto que se vio en el rival “decano” un equipo más prolijo. Casi como ejemplos están la manera en la que marcaron los goles. Y esto sin ser Central uno de los candidatos. Al contrario, el “Canalla” arranca peleando en la parte baja de los promedios.
Atlético no tiene problemas con eso pero sí con otras cosas. Fundamentalmente, con la manera de atacar. Y deberá solucionarla.
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