Básquet: docena de colores en la piel

Básquet: docena de colores en la piel

Identificado con Huracán, “Pollo” jugó en 12 clubes y en todas las selecciones tucumanas.

COLECCIÓN. Flores, que se desempeña como coordinador de las formativas del “Globito”, muestra parte de sus camisetas que vistió durante casi una treintena de años. la gaceta / foto de franco vera COLECCIÓN. Flores, que se desempeña como coordinador de las formativas del “Globito”, muestra parte de sus camisetas que vistió durante casi una treintena de años. la gaceta / foto de franco vera

“Alguien dijo una vez / que yo me fui de mi barrio. / ¿Cuándo?, ¿pero cuándo? / ¡Si siempre estoy llegando!”... La estrofa de Nocturno a mi barrio, de Aníbal “Pichuco” Troilo, bien podría referir a la vida deportiva de Juan Pablo Flores.

En su trayectoria en el básquet tucumano, que involucra prácticamente sus 38 años, “Pollo” jugó nada menos que en una docena de clubes -además de haber integrado todas las selecciones tucumanas: U13 U15, U17, U19, Sub22 y la mayor-. El número representa un récord en el ámbito local. Pero tanto en las “puntas” de esa extensa carrera, como en varios momentos intermedios, siempre retornaba a Huracán BB, institución con la cual se identifica, como el viajero que vuelve al hogar.

Flores empezó a picar la “anaranjada” a principios de los 80, cuando tenía entre tres y cuatro años. “Huracán es el club de toda mi vida; queda a la vuelta de la casa de mis abuelos. Mi tío Gustavo Flores -mi primer entrenador- me acercó al básquet, pero toda la familia estaba bastante ligada al club; varias de mis tías jugaban”, recuerda.

Entrada su adolescencia inició su peregrinación por otros equipos. “A los 16 o 17 años me fui unos meses a Buenos Aires, y de ahí llego a Floresta, con el cual jugamos la etapa final de la Liga Nacional Juvenil. Tras jugar otros seis meses en la Primera del club pasé a Belgrano, que en 2000 había ascendido a la Liga Nacional”, cuenta. “Me tocó integrar ese equipazo impresionante, dirigido por Adrián Gómez, con la asistencia de Álvaro Arraya. Jugaban Pablo Nocioni -hermano de Andrés-, Lucas Victoriano, Diego Sánchez, Raúl Rodríguez y tantos otros. A diario trataba de absorber de estos ídolos las mejores enseñanzas”, dice “Pollo”.

Además de las categorías del básquet argentino mencionadas, “Juampi” también compitió en el ex Torneo Nacional de Ascenso (TNA; actualmente, Liga Argentina) y en la ex liga “C” (hoy, Campeonato Argentino de Clubes del NOA. “Cuando llega José García como DT a Tucumán BB me suma al equipo que jugaba el TNA”, dice Flores. Aquello ocurrió en 2005; y en 2010 juega la ex liga “C” con Estudiantes. Con Huracán BB también había jugado ese torneo regional, y la extinta liga “B”: “tuve la suerte de integrar, como juvenil, el Huracán que ganó la ex liga ‘C’, en 1997... con Sergio Ale, con Luciano Moreno, con Mario Vildoza. Nos dirigía Gabriel Albornoz”.

Sobre la base de esa experiencia, Flores considera que Tucumán debería tener al menos un equipo en las máximas categorías del básquet del país. Asociación Mitre -en las temporadas 2016/7 y 2017/8- y Talleres de Tafí Viejo -en la edición 2017/8- jugaron la Liga Argentina. Pero esa experiencia se discontinuó, por la falta de recursos. “Siempre es importante tener un equipo en Liga Argentina o en Liga Nacional. Y Tucumán está preparado para eso, en cuanto a jugadores y a entrenadores. Desgraciadamente no hay una política estatal orientada hacia ese fin”, lamenta.

Actualmente, Flores es coordinador de las formativas del “Globito” y técnico de la selección U17 de Tucumán. A su criterio, el básquet local tiene un muy buen semillero, y no sólo se refiere a los jugadores. “Hay bastante futuro; en la provincia hay mucho material. La misma cantera de buenos jugadores empuja a los entrenadores a mejorar día a día. Tenemos un grupo de muy buenos técnicos, que dedican mucho tiempo a capacitarse; y eso se está notando”, afirmó.

El mejor trofeo

De cada institución donde jugó cosechó amistades, que atesora mejor que al más brillante trofeo. Incluso a pesar de haber jugado en equipos históricamente rivales, como el “Beibi” y el “Verde” de la plazoleta. Hoy trata de incentivar esa experiencia desde su rol como entrenador de formativas. “Tengo la satisfacción de haber dejado una buena imagen en todos los clubes. En todos me quedan amigos, que me llenan de orgullo. Y esto trato de trasmitir a los chicos: es importante que sepan que el rival no es enemigo; que al final, lo que cuenta es la relación que uno puede establecer, la amistad que queda. Ese es el mayor premio”, afirma.

Como dice la estrofa con la cual inicia esta nota, cada vez que “Pollo” partía para jugar el algún club, al tiempo “llegaba” de regreso al “Globito”. “Huracán me despierta un sentimiento de pertenencia muy fuerte. Siempre fue mi club; y aunque cada vez que defendí otra camiseta lo hice con responsabilidad y compromiso, mi corazón siempre estuvo en Huracán”, jura.

Acaso debido a esa identificación, no descarta en el futuro convertirse en dirigente del club de Francia 39. “Sí, me gustaría serlo si tengo la oportunidad en algún momento. Huracán me formó en todo sentido; y como dirigente me gustaría devolverle al club parte de lo mucho que me dio”, señala.

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