Los comienzos de García Márquez

Los comienzos de García Márquez

LA DESPEDIDA. Gabo falleció el 17 de abril de 2014. El ex presidente Juan Manuel Santos lo calificó como el mejor colombiano de todos los tiempos. reuters LA DESPEDIDA. Gabo falleció el 17 de abril de 2014. El ex presidente Juan Manuel Santos lo calificó como el mejor colombiano de todos los tiempos. reuters
21 Abril 2019

Por Jon Lee Anderson

El mundo reconoce a Gabriel García Márquez como un novelista extraordinario: el amado creador del coronel Aureliano Buendía y de Macondo, del épico amor de Fermina Daza y Florentino Ariza, de la muerte de Santiago Nasar, y del colosal y solitario dictador en El otoño del patriarca. Por todo eso le concedieron en vida el máximo reconocimiento a un literato, el premio Nobel, y todo Hispanoamérica se regocijó al ver a “uno de los 16 hijos del telegrafista de Aracataca” en su ceremonia de aceptación ante los reyes de Suecia.

Gabo (nombre afectuoso con el que se le conoce en todo el mundo hispano) es conocido también como amigo y confidente de Fidel Castro y de Bill Clinton, así como de Cortázar, Fuentes y sus otros colegas del boom, además de marido de Mercedes Barcha y padre de dos hijos, Gonzalo y Rodrigo. A su muerte, acaecida en 2014, a los 87, todo el mundo acudió a su funeral, celebrado en el hermoso palacio de Bellas Artes de la capital de su país de residencia, México. Cuando Juan Manuel Santos, entonces presidente de Colombia, su tierra natal, dijo que era el mejor colombiano de todos los tiempos, nadie lo puso en duda.

Pero, aparte de todo esto, Gabo fue periodista; el periodismo fue en cierto modo su primer amor, y, como todos los primeros amores, el más duradero. Esta profesión le aportó el primer sustento como escritor, algo que él recordó siempre; su admiración por el periodismo llegó al punto de proclamar en alguna ocasión, con su característica generosidad, que era “el mejor oficio del mundo”.

Esta hipérbole fue inspirada por un sentimiento de respeto y afecto hacia una profesión que hizo suya al mismo tiempo que daba los primeros pasos como escritor. En 1947, en su primer año en la Universidad Nacional de Bogotá, Gabo vio publicados sus primeros cuentos cortos en el diario El Espectador. Quería ser escritor, pero había ingresado en la facultad de Derecho para complacer a su padre.

La violencia política irrumpió bruscamente en la vida de Gabo en abril de 1948, cuando el asesinato del carismático líder liberal Jorge Eliécer Gaitán provocó varios días de revuelta popular. Durante la conmoción, recordada como “el Bogotazo”, la residencia estudiantil de Gabo fue incendiada y la propia universidad fue cerrada sine die. Ese fue el comienzo de una guerra civil -denominada “La Violencia”- entre liberales y conservadores que duraría una década y costaría la vida a unas 200.000 personas.

Colombia nunca sería la misma, y tampoco la vida de Gabo. Para poder continuar sus estudios, se trasladó a Cartagena de Indias, se matriculó en la universidad y comenzó a colaborar en mayo de 1948 con el nuevo diario local, El Universal. Poco tiempo después, dejó los estudios para dedicarse plenamente a la escritura. Intentó ganarse la vida escribiendo artículos para El Heraldo de Barranquilla, ciudad adonde se mudó en 1950. Fueron años felices y formativos: rodeado de otros jóvenes creadores -escritores, artistas, bohemios- que llegaron a ser grandes amigos y formaron el llamado “Grupo de Barranquilla”. En esa época, Gabo vivía en un hotel de paso, firmaba una columna bajo el pseudónimo Septimus, y terminó su primera novela, La hojarasca.

* Fragmento del prólogo de El escándalo del siglo.

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