Hace cuatro años Marta Villafañe largó una convocatoria a través de Facebook invitando a personas que tengan ganas de tejer a reunirse en Plaza Alberdi y así fue como se conformó Tejiendo Sonrisas, un grupo solidario que desde entonces respeta la cita a las cinco de la tarde, siempre en el mismo lugar.
“El tejido es relajante, te libera la cabeza, es sanador”, dice Villafañe, la creadora del grupo y a esto lo combina con la satisfacción de ayudar: “Nos dimos cuenta que con ese don que tenemos en las manos podíamos llevar una sonrisa a los chicos que están internados”, agrega.
Aquella convocatoria que comenzó pensada en disfrutar el arte de tejer en compañía terminó por ser un impulso para quienes conforman el grupo. “Lo hacés con tantas ganas solo de pensar que es para alguien que lo necesita”, comenta Susana Morales, miembro de Tejiendo Sonrisas.La primera vez que realizaron una donación llevaron nueve mantas al Hospital de Niños y desde entonces no sólo acostumbran a llevarlas ahí, sino que también lo hacen dos veces al año con el Hospital Avellaneda. “Decidimos dividir el trabajo en dos partes: a las colchitas de mayor tamaño las llevamos al Hospital de Niños y armamos pañoletas con la lana que es para bebés y las llevamos a las mamás del Hospital Avellaneda”, cuenta Susana.
Las actividades que se realizan son sin fines de lucro y no terminan cuando entregan las mantas. “Tratamos de interactuar con esa familia, no nos limitamos a entregarles la manta y retirarnos”, explica Marta y agrega: “La gente nos recibe con una inmensa alegría, nos cuenta de su hijo. Nosotras salimos con el corazón desbordado”Sin embargo, conseguir lana nueva no es fácil debido a los costos.
“Hemos vivido muchas experiencias a través de todo este tiempo y cada vez que terminamos nuestro trabajo la conclusión es la misma: las beneficiadas hemos sido nosotras, las tejedoras”, finaliza Marta.