Lucrecia Jordanoff: “Jamás pienso en las cosas que no tengo o que no puedo hacer”

Lucrecia Jordanoff: “Jamás pienso en las cosas que no tengo o que no puedo hacer”

DANDO TESTIMONIO. Lucrecia dicta charlas en los colegios.  DANDO TESTIMONIO. Lucrecia dicta charlas en los colegios.
14 Marzo 2019

“Para mí es normal ser como soy. Nunca he sido de hacerme problema o de deprimirme. Jamás pienso en las cosas que no tengo o que no puedo hacer. Simplemente trato de ver la forma de hacerlo o pedir ayuda. Mi mamá siempre me enseñaba: esto se hace así, ahora hacelo vos. Una frase que ella siempre me repetía: todo tiene solución. Lo único que no la tiene es la muerte. Yo me crié así. Con mis amigas saltaba a la piola, andaba en bicicleta, en patineta, todo era muy normal para mí”, recuerda Lucrecia Jordanoff. “Si un día, en la adolescencia, me sentía mal y no quería salír de la cama, ella me dejaba pero al día siguiente, arriba. Será por eso que para mí no existe el ‘no puedo’”, sonríe con su rostro aún de niña.

“No siempre voy a estar a tu lado para ayudarte. Por eso vos tenés que aprender todo lo que más puedas para poder manejarte sola y para dejarte ayudar por los demás. Así yo voy a estar tranquila, sabiendo que vos vas a estar bien”, le recuerda Fernanda a su hija, cada vez que puede.

Desde niña, el “yo solita” era un mantra para Lucrecia.

Hace dos años viajó sola en colectivo hasta la casa de su tía en Salta, y en las vacaciones de enero pasado se fue en avión a Bahía Blanca, a la casa de otro familiar. “¡Me sentí tan feliz siendo independiente!”, sonríe. “Durante el vuelo nos comunicábamos por Whatsapp. Entonces me dice que tenía frío. Yo le digo que le pida a la señora que está sentada a su lado que la ayude. Pero ella se enoja y me dice ‘no, mamá ya lo hice sola’. Así es todo”, ríe Fernanda. Desde el aire le mandó una selfie que se sacó ella misma con su celular sostenido entre los dedos de su pie izquierdo.

Lucre imagina su futuro y se ve a sí misma como profesional. Pero apuesta más: “me gustaría vivir sola, es decir, sin la ayuda de mi mamá”, dice con una mirada cómplice. Quizás, Lucre haya nacido con un par de alas que todavía muy pocos pueden ver.

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