El tiempo parece ser un aliado y no una desventaja para Lucchetti, Mercier y Matos

El tiempo parece ser un aliado y no una desventaja para Lucchetti, Mercier y Matos

Saben por sabios...

LOS TRES MOSQUETEROS. Matos (arriba), Lucchetti, abajo a la izquierda, y Mercier, abajo a la derecha, siempre dejan todo. la gaceta / fotos de diego aráoz LOS TRES MOSQUETEROS. Matos (arriba), Lucchetti, abajo a la izquierda, y Mercier, abajo a la derecha, siempre dejan todo. la gaceta / fotos de diego aráoz

“Viejo es el viento, y sigue soplando”. La frase la inmortalizó el enorme Roberto “Mano de Piedra” Durán cuando le achacaban que ya estaba grande para seguir haciéndose pegar dentro de un ring. El panameño fue uno de los mejores boxeadores de toda la historia, con títulos mundiales en distintas categorías, y que a medida que pasaban los años cambiaba la potencia por la sabiduría. Atlético es un equipo compacto, que sabe a qué juega, que tiene un estilo definido y que, además, consigue resultados. Y tiene tres representantes que, como el viento, todavía siguen soplando.

Cuando varios ya les habían puesto fecha de vencimiento, Cristian Lucchetti, Juan Mercier y Mauro Matos todavía transpiran la camiseta como si fuera unos púberes. Y es en ellos tres dónde se apuntala este equipo del Ruso Zielinski. Después puede tener jugadores más jóvenes, más rápidos, más dúctiles, más metedores. Pero ellos tres resumen características, las unifican y las devuelven al equipo durante el juego. Pueden tener partidos buenos, malos o regulares, pero su presencia no pasa desapercibida.

 la gaceta / foto de inés quinteros orio la gaceta / foto de inés quinteros orio

El 1, con 40 años, ya se ganó un lugar en la historia grande del “decano”. Hay quienes se animan a decir que es el mejor en su puesto en los 116 años que lleva el club compitiendo, por lo que parece imposible una comparación seria, aunque no hay de que fue el ex Banfield el que más logros obtuvo.

El “Pichi”, con 39 años, hace todo bien. Ya no tiene la velocidad de sus años mozos, pero suple todo con su experiencia. Relevos, anticipos, quite, visión de juego y hasta algún remate al arco son constantes en el cinco campeón de América con San Lorenzo. Es el técnico dentro del campo y el que mejor entiende el tipo de juego que pretende del entrenador.

Y Mauro, con 36, engaña hasta al más despierto. Mide 1,80 metro, pero muchas veces es menos alto que sus marcadores. Sin embargo, debe ser uno de los mejores jugadores de argentina bajando pelotas. Le tirás un ladrillazo y te lo baja de cabeza. Un monstruo que además es el complemento ideal para el otro tanque, sea Díaz o Toledo, ya que a la lucha con los centrales rivales suma capacidad para abrir espacios.

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Más cerebro que piernas

En épocas donde los jugadores tiene una preparación más parecida a la de los velocistas, encontrar jugadores que sepan hacer una pausa es una rareza. Siempre se le criticó a Juan Román Riquelme que no corría como el resto de sus compañeros, a lo que el último gran 10 de Boca respondía que lo que debía moverse con velocidad era la pelota. Y por ende, el cerebro.

Ayer no pudieron celebrar. Enfrentaron a un equipo con oficio y que pegó en el momento justo. Y que como en todo equipo que se precie de tal también cuenta con un par de “sabios” como Javier Pinola, que “se mató” con Matos, y como Leonardo Ponzio, que entró en los últimos minutos para dar una mano. Pero nadie podrá recriminarles nada. Los tres dieron todo lo que tenían, y si no se llevaron un triunfo fue simplemente porque esto es fútbol. Pero pronto tendrá revancha. El viento casi nunca se detiene...

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