¿Por qué le cuesta tanto a la ciudad subirse a la bici?

¿Por qué le cuesta tanto a la ciudad subirse a la bici?

En muchos países del mundo este rodado avanza como medio de movilidad. Usuarios y funcionarios analizan la realidad de nuestra capital.

¿Por qué le cuesta tanto a la ciudad subirse a la bici? LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO

Es jueves. Pasaron pocos minutos de las 13. En la calle 9 de Julio al 200 Silvia Ordóñez D’Andrea (46) le saca el candado a su bicicleta, se pone el casco y se prepara para volver a su casa, a cuatro kilómetros de distancia. Esta mañana, como todas, llegó a trabajar en su rodado y debió superar los mismos escollos de siempre: no hay lugar para estacionar, los bocinazos, los autos que se adelantan sin respetar el metro y medio de distancia. Así y todo no quiere bajarse de la bici. Le gusta porque es un medio de movilidad económico, le da independencia, la ayuda a meditar y hace bien a la salud, dice. En los últimos años ha notado que aumentó la cantidad de ciclistas por la ciudad. Sin embargo, poner las ruedas a andar sobre el asfalto sigue siendo un gran peligro, asegura.

No es sólo una impresión de Silvia. Por las calles de San Miguel de Tucumán vemos más hombres de traje trepados a una pequeña bicicleta plegable. También sobran ejemplos de mujeres  que llevan los tacos altos en un bolsito y se los ponen apenas se bajan de su rodado.

La tendencia la confirman en las bicicleterías, donde aumenta la cantidad de consultas y de ventas de estos vehículos. También se ve en los seis prestarios de bicicletas de la ciudad. Hay un cambio cultural que sin embargo no está siendo acompañado por el desarrollo urbanístico, reclaman los usuarios de este medio de movilidad.

En el área metropolitana, según el último estudio de tránsito, el 3,35% de los desplazamientos se realizan en bicicleta. La congestión vehicular y la falta de ciclovías son algunos de los elementos que contribuyen a que la ciudad resulte hostil tanto para el peatón como para el ciclista. La investigación realizada por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT sostiene que el 74% de los viajes en el Gran San Miguel de Tucumán se realizan en vehículos motorizados: la mitad en colectivos y la otra mitad se divide entre autos particulares, motos y taxis.

Esta radiografía de Tucumán está bastante alejada de lo que ocurre en otras partes del mundo. La capital de Noruega, Oslo, ya empezó a despedirse del auto. Las autoridades de esa ciudad tomaron medidas drásticas: eliminaron los últimos 700 lugares de estacionamiento privados. “Lo que hacemos es devolverle las calles a la gente”, dijo Hanna Marcussen, vicealcaldesa de Oslo en una entrevista con The New York Times.

Otros destinos a lo largo y ancho del mundo también están expulsando los automóviles de zonas céntricas para reducir la polución atmosférica, disminuir las congestiones, y darles la bienvenida a ciclistas y peatones a sus calles. Madrid hace poco impuso restricciones para el acceso de vehículos de no residentes de la ciudad. Londres hizo lo suyo aprobando un proyecto para prohibir los autos en muchas de las calles que conducen hacia la zona financiera.

¿Serán estas medidas un presagio de lo que pasará en los próximos años con el vehículo motorizado como medio de movilidad? ¿Cómo ven en Tucumán los funcionarios y los usuarios el presente y el futuro de la bicicleta? Los consultamos y la respuesta fue: la ciudad aún no sabe cómo hacer para subirse a la bicicleta.

La ordenanza que no fue

Los concejales capitalinos aprobaron en noviembre de 2010 una ordenanza para que la ciudad tuviera una red de circulación para ciclistas. El objetivo del “Programa de Ordenamiento Vial para Ciclistas” era estimular el uso de estos rodados mediante la creación de carriles o sendas para bicicletas que comuniquen integralmente las distintas zonas de San Miguel de Tucumán. Asimismo, preveía que se hagan estacionamientos específicos para bicis en paradas de colectivos, en zonas cercanas a hospitales, frente a organismos públicos y en plazas o parques.

Pasaron nueve años y en ese tiempo sólo hubo un avance: los capitalinos cuentan con una ciclovía, que recorre dos kilómetros de la avenida América.

El subsecretario de Planificación Urbana de la Municipalidad, Luis Lobo Chaklián, señaló que a las autoridades municipales les preocupa integrar la bicicleta como medio de movilidad, pero que aún no saben cómo lo harán: no está claro si se necesitan ciclovías o señalización o algo combinado. “Estamos haciendo un estudio general para ver cómo lo implementamos. En el mediano plazo lo desarrollaremos. Hoy observamos que la bici está más relacionada con lo deportivo en Tucumán y se ven algunos casos de gente que la usa como medio de transporte. Creo que vamos a ir evolucionando y que es una buena alternativa para desalentar el uso del auto particular, especialmente en el centro”, evaluó.

Opinan ciclistas tucumanos

Fabiana Bestani (dueña de una bicicletería y usuaria permanente de estos rodados)

“Desde los últimos meses del 2018 aumentaron las consultas sobre bicicletas urbanas, especialmente las plegables y las playeras con portapaquete y canasto. Se vio en los clientes un aumento de la conciencia por el cuidado ambiental y de salud pero fundamentalmente lo que motiva al uso de la bici urbana es la practicidad a la hora de ir a trabajar y hacer trámites. También está la cuestión económica. En los últimos meses el aumento del combustible y los boletos, y la crisis hizo que la gente empezara a buscar alternativas para achicar los gastos y poder llegar con su presupuesto mensual. Muchos clientes dicen que usando la bici se ahorran cocheras y pago de estacionamiento en el centro durante la jornada laboral. También en esto hay algo de moda: una tendencia mundial al uso de la bici. Creo que hay una mayor conciencia y orientación del cuidado de la salud”.

Alejandra Tonelli  (55 años, ejecutiva bancaria, soltera. Usa a diario la bici para ir a trabajar)

“Para mí, que voy a trabajar en bicicleta, lo más importante es el tema de las cloacas. Creo que para ser una ciudad amigable con la bici hay que solucionar cuanto antes este tema. En todas las esquinas hay pérdidas. La otra cosa importante pero más utópico y difícil de lograr es la educación de la gente, el respeto no solo a los ciclistas sino a todos los actores del tránsito. Es increíble desde cómo te miran, no te respetan, te tiran el auto encima”.

Analía Blasco (39 años, tesorera de la Cámara de Mandatarios del Automotor de Tucumán)

“Esta es mi lista de cosas fundamentales para que la ciudad sea amigable con la bici:                                                         

1- Es imperativo que se respete el metro y medio entre vehículo y ciclista. 

2- Educación vial desde jardín de infantes.

3- Que se instalen ciclovías en las capitales y departamentos.

4- Que las ciclovías sean custodiadas por las fuerzas de seguridad.

5- Que haya soportes para amarrar las bicicletas en veredas de lugares de interés público, como shoppings, peatonales, entidades públicas, bancos.

6- Que el Estado promueva con campañas el debido uso de este como medio de transporte para solucionar la congestión del tránsito.

Gerardo Werchow (usuario de bicicletas y administrador del prestario de bicicletas)

“Actualmente en los seis prestarios de bicicletas tenemos unos 40 rodados y están funcionando regularmente. Creo que la bici es el medio de movilidad del pasado, presente y futuro. La ciudad debería ser más amigable con las bicis. Se que las ciclovías pueden ser mucho pedir, pero bastaría con que pusieran estacionamientos. Realmente no hay dónde dejar estos vehículos si venís al centro. Hace falta más educación vial y señalización para que todos los conductores sepan que los ciclistas somos uno más del tránsito y no nos tiren al costado. Siempre se habla que las bicis son buenas, ayudan a la salud y a descongestionar el tránsito. Uno trata de fomentar el uso pero encuentra trabas”.

Luis Elizalde (dueño de una bicicletería y usuario de bicis, protagonizó un accidente en 2015)

“La bicicleta fue uno de los mejores inventos que el hombre creó. Nos da comodidad, salud, energía, movimiento, buen ánimo y por sobre todo una mejor calidad de vida en todos los sentidos. Hoy en día por estas razones y por la cantidad de automóviles  que hay en la ciudad muchas personas eligen la bicicleta.  Tuve un accidente en el 2015 yendo a trabajar como siempre en mi bicicleta y en Crisóstomo y Las Heras. Me chocó un auto de atrás y me levanté en el hospital con un coágulo en la cabeza y casi un mes internado. Igual, a la bicicleta nunca la dejé. Lo que se necesitaría en Tucumán para que se pueda andar mejor es sin duda crear  ciclovías bien marcadas y que haya educación vial para todos así automovilistas entiendan que los ciclistas son personas y a  todos nos esperan sanos y salvos en casa. Hay que fomentar el uso de bici desde niños para hacer cualquier tipo de actividad”.

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