Juró la única jueza de Instrucción de la provincia

Juró la única jueza de Instrucción de la provincia

Tres magistrados asumieron el viernes, entre ellos Carolina Ballesteros, que es la única jueza del ámbito encargado de controlar las investigaciones penales. Hubo tantos juramentos como nuevas acefalías.

EL ACTO. Ballesteros jura ante Jiménez, Sbdar, Posse, Leiva y Navarro Dávila. la gaceta / fotos de Inés Quinteros Orio EL ACTO. Ballesteros jura ante Jiménez, Sbdar, Posse, Leiva y Navarro Dávila. la gaceta / fotos de Inés Quinteros Orio

Después de nueve vetos del Poder Ejecutivo provincial, Carolina Ballesteros llegó al Juzgado de Instrucción en lo Penal N°5 de San Miguel de Tucumán. La recompensa es doble porque, más allá de los concursos que acreditan sus méritos y de su perseverancia frente al rechazo, el viernes se convirtió en la única mujer de la esfera a cargo de controlar las investigaciones penales, ámbito judicial más que sensible. Después de dar el “sí, juro” ante los vocales de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán y los jefes de los ministerios públicos, Ballesteros se comprometió a otorgar a las causas de corrupción la misma celeridad que a las restantes. Y agregó: “el Ministerio Público Fiscal debe instarlas”.

Al igual que en los casos de Fabián Rojas y de Guillermo Acosta, los otros dos magistrados que tomaron posesión de sus nuevos despachos el 8 de febrero, el pase de Ballesteros a la Justicia de Instrucción de esta ciudad implicó la gestación de una vacante dado que aquella se desempeñaba como defensora oficial en Concepción desde 2012, también previo concurso. La jueza consideró que la escasez de defensorías en el sur conspiró contra su pretensión de asumir otros cargos judiciales. “Quizá esta sea una de las razones que explican los vetos que recibieron mis postulaciones”, conjeturó.

CONVERSACIÓN. El juez Juan Franciso Pisa y el justicialista Fernando Juri. CONVERSACIÓN. El juez Juan Franciso Pisa y el justicialista Fernando Juri.

A diferencia del miércoles, cuando integrantes de los poderes políticos, incluidos el gobernador Juan Manzur y el vicegobernador Osvaldo Jaldo, y dirigentes oficialistas llenaron la sala para presenciar la investidura de Daniel Leiva como vocal de la Corte, el juramento de este viernes volvió a sus cánones normales. El ministro Regino Amado y Eleonora Rodríguez Campos, fiscala de Estado, asitieron al acto por el Poder Ejecutivo mientras que el presidente subrogante Fernando Juri representó al Legislativo. Pese a que juraban jueces y no fiscales ni defensores oficiales, los ministros públicos Edmundo Jiménez y Washington Navarro Dávila se sentaron en el estrado -como ya había sucedido dos días atrás- junto a los vocales Daniel Posse (presidente), Claudia Sbdar y Leiva. René Goane y Antonio Estofán, los otros dos integrantes de la Corte, estuvieron ausentes.

Poca gente quedaba en el salón de actos del Palacio de Justicia cuando Ballesteros atendió la consulta periodística. En presencia de tres mujeres -una de ellas una psicóloga amiga de Concepción-, la jueza opinó que la capacitación otorgaba herramientas para impartir justicia. “Esto va acompañado de la experiencia de vida y de la evolución de las calidades personales. Pero el perfeccionamiento académico y la preparación que confiere la práctica son importantes. Valoro la formación que me dio la Defensoría Oficial”, comentó.

En cuanto a la situación de la mujer en la Justicia, y la pretensión de establecer un cupo para la órbita federal y nacional, Ballesteros propuso analizar la composición de los fueros. “En los Tribunales provinciales cambia la participación en función de lo que está en juego en cada espacio de decisión. En familia vemos predominancia de mujeres y en laboral, cierta paridad. En la Justicia penal la mujer aparece, sobre todo, en las defensorías. Sería bueno fortalecer la igualdad allí, pero una vez que termina la competencia en el Consejo Asesor de la Magistratura esto siempre depende de una decisión del Gobierno”, reflexionó.

LOS PROTAGONISTAS DEL JURAMENTO. Carolina Ballesteros, Guillermo Acosta y Fabián Rojas el viernes, en el salón de actos del Palacio de Justicia. LOS PROTAGONISTAS DEL JURAMENTO. Carolina Ballesteros, Guillermo Acosta y Fabián Rojas el viernes, en el salón de actos del Palacio de Justicia.

Respecto de la independencia judicial, Ballesteros sugirió ir más allá del análisis de la división de los poderes del Estado. “A las posibles influencias de la política hay que sumar los lobbies de los grupos económicos. El juez debe ser independiente frente a todas las presiones externas, pero también respecto de los tribunales superiores”, advirtió.

La nueva jueza de Instrucción N°5 -sustituye a Mirta Lenis de Vera, que se jubiló en 2016- se suma a un esquema de escasez: con ella sólo hay cuatro magistrados para revisar las miles de investigaciones penales de la capital. En ese contexto, Ballesteros expresó que los fiscales son los que deben establecer las prioridades y que de ello dependerá el trámite de los casos de corrupción. “El Ministerio Público debe impulsar los procesos. Mi idea es dar la misma importancia a todos los expedientes, y trabajar con celeridad, transparencia y honestidad para brindar a la sociedad tucumana un aporte en la construcción de una mejor realidad”.

"No se puede ser juez si falta la independencia"

Fabián Rojas deja la Fiscalía de Instrucción en lo Penal N°2 de Concepción para asumir como vocal de la Sala III de la Cámara en lo Penal en esa jurisdicción. El magistrado confió en que la experiencia en la investigación de los delitos le será útil para controlar y juzgar las pesquisas. Rojas prometió que en el universo de causas que recibirá, dará a las causas de corrupción la misma prioridad que les da la sociedad. “En estos tiempos la comunidad exige a los jueces mayor acción respecto de la investigación y el juzgamiento de ese tipo de procesos”, añadió. En cuanto a la independencia, el camarista definió que se trataba de un rasgo fundamental de la Justicia. “No se puede ser juez si se carece de independencia. Este valor básicamente implica que el magistrado pueda resolver en el expediente particular en función de las pruebas producidas y de las alegaciones de las partes sin que haya ningún tipo de injerencia ajena al proceso”, postuló luego de saludar a los colegas y allegados que presenciaron el viernes el juramento en el nuevo cargo en el salón de actos del Palacio de Justicia. En cuanto a la inminente aplicación en Concepción y Monteros del Código Procesal Penal sancionado en 2016, Rojas opinó que el cambio era sumamente necesario. “Esta transformación ataca una de las principales quejas que hay con el Poder Judicial, que es la demora para resolver las causas. Soy optimista en que será posible acelerar los plazos”, dijo.

"La ley debe ser igual para todos"

Guillermo Acosta, de 73 años, juró el viernes por tercera vez como juez. En verdad, “recuperó” el cargo de camarista que tenía antes de la intervención federal de 1991. Luego, el ex mandatario José Alperovich lo nombró -concurso mediante- en el Juzgado de Instrucción N°2 de Concepción y el año pasado, también previa preselección en el Consejo Asesor de la Magistratura, Juan Manzur lo ascendió a integrante de la Sala III de la Cámara Penal de esa jurisdicción, acto que cubrió una vacante y “descubrió” otra. El ascenso de Acosta es relativo porque pasará de controlar investigaciones penales a juzgarlas sólo hasta la puesta en marcha del régimen procesal aprobado en 2016, que prevé la unificación de las funciones de supervisión de la instrucción con las de juzgamiento. En mayo, si prospera la tercera prórroga, los integrantes del Colegio de Jueces quedarán equiparados incluso desde el punto de vista salarial -ganarían como camaristas-. “Todos haremos de todo y me tocará algo de instrucción”, expresó el viernes Acosta. Y advirtió que la implementación de ese cambio era difícil y que ello explicaba sus postergaciones. “Sólo sabremos en la práctica si el nuevo proceso funciona y se ajusta a nuestras normas constitucionales”, añadió. En cuanto a la independencia judicial, Acosta expresó en tercera persona: “eso depende de los jueces, de que ellos se sientan independientes y actúen independientemente. La ley debe ser igual para todos”.

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