La memoria “decana” tiene nombre y apellido

La memoria “decana” tiene nombre y apellido

Silvio Nava es historiador y desde 1975 recopila todos los datos del club.

EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS. Nava trabaja en el club desde hace rato. la gaceta / foto de leo noli EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS. Nava trabaja en el club desde hace rato. la gaceta / foto de leo noli

Cuenta que el bichito por seguir las estadísticas de Atlético lo tiene desde que pisó por primera vez la cancha de Atlético, en los ‘70. “Cuando empecé a ir al Monumental con mi viejo ”, recalca Silvio Nava, jefe de prensa del club, que estuvo en las malas, cuando todo era negativo y no había ni para el “chicle”, y que sigue ahora en la época dorada del “Decano”, intentando mejorar el servicio que se le brinda a los periodistas.

A Silvio no le tiembla el pulso cuando elige lo que elige. “Me atrevo a decir que Luis Rodríguez es el jugador más importante de la historia del club. Lo mismo que Cristian Lucchetti, el mejor arquero que tuvimos. Y también te nombro a Mario Leito, el mejor presidente de todos. No lo digo de demagogo, lo digo por los hechos y por cómo él y el resto de esta comisión que viene trabajando desde hace 15 años supo sortear las difíciles.

Ahora son toda buenas pero antes no”, Nava, hijo de Juan Carlos, discotecario de LV 7 por 28 años, marca el punto de partida de todo lo bueno del “Decano” a partir de las desgracias que hubo que sortear. “Perder el desempate con Huracán fue un golpe durísimo. Podríamos habernos ido todos, incluso los jugadores, pero a las dos semanas volvimos a trabajar como si nada. Y bueno, acá estamos, siempre poniendo lo mejor y bancando los procesos”, en este cierre el hombre acciona sobre los momentos que vivió el club, en cuanto a resultados. “Mario lo dijo muchas veces, bancar los procesos fue clave en Atlético. Lo sostenemos a eso con trabajo y dedicación”, festeja.

Nava es en parte historiador de Atlético porque desde chico empezó con eso de anotar cada partido del “Decano”, de llevar sus síntesis, los goles, las participaciones de los jugadores que lo representaban. “No me considero un historiador, tampoco un periodista profesional. Sí, un periodista amateur que intenta hacer lo mejor posible para que la institución esté bien representada. Empecé a ir a la cancha hace 43 años, en el 75, en la última parte de (Ricardo Julio) Villa en el club. Llevaba un papel y lapicera y anotaba todo. Después pegaba unas figuritas”.

Hay vocación y sentido de pertenencia en sus palabras. Nava es uno de los casi 150 fanáticos de Atlético que trabajan ad honoren y que dedican su tiempo libre para que la institución siga creciendo, atendiendo sus necesidades internas y externas.

“Veíamos a ex glorias que iban a la cancha y la gente no sabía quiénes eran. No podía ser. Junto con Ignacio Golobyski en su momento insistimos con la creación del ‘Gran Decano’. Después se sumó Enrique Salvatierra a esta iniciativa, además del resto de los dirigentes y comenzamos a homenajear a ex futbolistas nuestros en los entretiempos de los partidos. Creemos que toda persona que haya dejado su marca en el club debe ser reconocida”, asegura.

Se autoconfiesa un tanto reservado, como sus papá, pero de hecho no parece. Nava es de los que siempre te atienden con una sonrisa. Le gusta hablar de historia, recrear hechos inolvidables del “Decano”, casi como cuando Don Nava enganchaba con la antena de la TV radios de onda corta. “Hemos llegado a escuchar en casa radio de china o en otros idiomas. Cuando fue el golpe del ‘76, mi viejo agarraba emisoras del exterior y escuchaba qué era lo que se decía”, esa pasión se coló en Silvio, el sexto de ocho hermanos.

A Juan Carlos, agrega, también le debe la buena onda de haberlo llevado a la cancha siendo él hincha de Central Norte. Reservado o no, Silvio se ha hecho de un nombre entre quienes han buceado por los recuerdos del fútbol argentino y de Atlético. “He investigado toda la historia de Atlético, pero hay partes en la que había que ser más profundo y yo no pude hacerlo. Se puede indagar más aún”, dice y nombra a un colega.

Sebastián Lampasona ha hecho un trabajo espectacular”, reconoce quien inició este camino a puño y letras y después lo fue aggiornando con la llegada de la computadora, los programas del entorno de Windows, como el Office y Excel; luego el mail, con quien se mantuvo comunicado con diferentes historiadores del país, y también por el celular.

“El Whatsapp también ha sido un canal importante de comunicación”. Lo cierto es que Nava le ha sacado el jugo a la tecnología, pero eso no significa que haya tirado algo de sus tesoros escritos a mano. “Todavía tengo una gran batalla por ese asunto con Marcela, mi esposa y gran sostén. Igual, en mi defensa debo decir que perdí mucho archivo entre mudanzas y la vida misma”, se lamenta el padre de Alvaro, que vive en Buenos Aires y le dio su primera nieta, Pilar. “Nos da una mano en prensa cuando Atlético viaja allá”, menciona Nava, así como también se alegra de comentar que Federico, el segundo de su línea, también lo hará abuelo (en marzo); de Emilia, la única mujer, y Tomás, el menor, lo ayudan en la parte de prensa de Atlético. “Nade mejor que eso”.

Hablemos de historia. “Hasta esta época, en la que el éxito deportivo e institucional se fusionó, puedo decir que antes los hitos se daban por separado. “En los institucionales, la inauguración de José Fierro del estadio que hoy lleva su nombre, en 1922; la inauguración del complejo deportivo en 1960. Y en lo deportivo, los ocho torneos consecutivos ganados en la Liga, entre 1957 y 1964, más el torneo de Campeones de la República. También la llegada en los 70 de Don Manuel Giúdice, de Villa y todo ese gran equipo que hace la gran campaña de 1975, continuada después por Rogelio Domínguez en el ‘79, cuando Atlético queda tercero y a un paso de jugar la Copa Libertadores”.

El museo, un viejo sueño

Tanta historia hace que Atlético merezca su propio museo. “Claro que sí. Ahora empezamos con el virtual para ver con qué podemos encontrarnos que puedan tener los hinchas. Para que te des una idea, el equipo que se fue de gira a fines de 1929 por Bolivia y Perú, trajo al menos 14 copas. De esas copas, en el club no hay ninguna. Hemos pasado tiempos tormentosos, con embargos de trofeos, incluso. Dios quiera que nunca más volvamos a esa época”. Ojalá.

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