“Hay que trabajar desde el jardín de infantes”

“Hay que trabajar desde el jardín de infantes”

“Hay que trabajar desde el jardín de infantes” FOTO LA GACETA/ JOSÉ NUNO
30 Septiembre 2018

“Si no trabajamos desde el nivel inicial llegamos tarde”, asegura Amelia del Sueldo Padilla, de la Asociación Argentina de Sexología y Educación Sexual.

“La educación sexual integral (ESI) es una Ley de la Nación y como tal debe llevarse a cabo. La decisión política es la que falta. Desde la ESI se incorporó este año el trabajo en Embarazo no intencional en la adolescencia ENIA. Esto no es quitarle el lugar a la familia, sino que hay que integrarla desde la institución educativa sabiendo que niños, niñas y adolescentes son sujetos de derecho”, remarcó.

La experta citó a Douglas Kirby, quien diseña los planes de Programas de Educación Sexual para la Unesco. “El refiere que en los países donde se trabaja con educación sexual desde nivel inicial, se retrasa el inicio sexual coital, tienen menos parejas sexuales y utilizaban responsablemente métodos anticonceptivos”, apunta.

Señaló que si bien el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable se lleva a cabo en la provincia, “no siempre se destinan partidas presupuestarias específicas en caso de faltante”. “Y eso es un factor a tener en cuenta porque las adolescentes que hacen adhesión a un método les cuesta mucho volver al servicio”. “Es importante contar con consultorios amigables y accesibles para que puedan asistir, ser parte, sentirse incluidos”, insiste.

Por otro lado, Del Sueldo Padilla sostiene que “lamentablemente seguimos en una cultura machista y patriarcal donde desde un gran sector poblacional se refuerzan estereotipos sobre lo que significa ser varón o lo que significa ser mujer”.

“Las construcciones socioculturales se pueden modificar y para eso hace falta trabajar en sensibilización, formación y actualización permanente. De repente una adolescente es presionada a tener relaciones sexuales y debe tener recursos propios para negarse si así lo desea y no sentirse mal, ni culpable”, concluye.

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