Un kilómetro por década vivida

Un kilómetro por década vivida

Para festejar sus 80 años, el médico Carlos Reynaga eligió correr un kilómetro por cada década vivida, apoyado por toda su familia.

 UN HÁBITO. Carlos Reynaga corre dos veces por semana cerca de su casa. UN HÁBITO. Carlos Reynaga corre dos veces por semana cerca de su casa. FOTOS DE INÉS BARILARI

Alrededor de unas 50 personas se dieron cita en la avenida Perón, frente a la estación de servicio. Fue este último día del amigo (20 de julio), pero no es sólo la amistad lo que los reunió. Se repartieron remeras blancas y hasta una bebé de cuatro meses llevaba la leyenda “80 Gordi, Maratón 8 K”. Un poco después de las 11 de la mañana empezaron a correr. Los que se animaron, porque algunos (incluso varios de los más jóvenes) siguieron la maratón desde la comodidad de sus autos.

A la cabeza iba el “Gordi”, Carlitos, el “Papi”, el “Abuelito”. Llevaba el paso firme y la felicidad de un chico. Nadie hubiera dicho que estaba festejando ocho décadas. “Yo sabía que eras grande, pero no me imaginaba que eras tan viejo” ríe un amigo en el camino. El día estaba espléndido. “Estaba todo preparado, hasta el clima”, sentencia Margot Vece, su compañera de hace más de 30 años. Él sonreía estirando el bigote que lo acompaña hace medio siglo. “Nunca me hubiera imaginado una maratón donde estén mis hijos, nietos, sobrinos, amigos, sobrinos nietos y hasta maratonistas profesionales”, dijo emocionado.

Carlos Reynaga nació el 19 de julio de 1938. La vida no le fue nunca fácil; de chico estuvo a punto de morir ahogado en una laguna y ya en su juventud se encontró solo con tres hijos pequeños luego de que la dictadura cívico-militar se llevó a su mujer. A pesar de todo supo levantarse y encontró nuevamente el amor.

Es difícil resumir toda una vida en un par de kilómetros pero su familia le tenía preparada una sorpresa. Cada 1.000 metros se instaló una estación que simbolizaba una década de vida. Con números grandes de globos plateados y carteles lo esperaban las personas más importantes de su vida. A los 10 años están los compañeros del colegio; a los 20, los de la universidad. Los 30 fue la década de los hijos y de su primera esposa, aunque también la de su otro gran amor: la medicina: en 1963 fundó junto a dos colegas el Sanatorio Regional. En sus 40 fue cuando conoció a Margot, su compañera de la vida. A los 50 empezaron a llegar los primeros nietos, que siguen naciendo.

Los 60 fue la década de los viajes y con 70 años se vio festejando medio siglo como médico.

El recorrido subió por la avenida Perón hasta la base del cerro, y luego giró en la rotonda de la avenida Aconquija. Había que dar la “vuelta olímpica”, como siempre, porque ese es el camino que usualmente recorre desde hace años.

Reynaga empezó a correr en los años ‘70 y ya no paró más. Nunca de manera profesional, aunque se enorgullece de haber llegado a correr unos 25 kilómetros alguna vez en una maratón. Hoy corre dos veces a la semana en el parque Avellaneda, cerca de su casa, ante los ojos llenos de envidia de varios jóvenes.

Carlitos cruzó la meta entre los aplausos, serpentinas y vítores de familiares y amigos. Después se sentó en el pasto a descansar pero, salvo un poco de sudor, no parece haber sido ningún desafío para él. Podría correr otros 80 años seguramente.


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