La necesaria ética en las empresas

La necesaria ética en las empresas

29 Abril 2018

> ENFOQUE

MYRIAM COSTILLA DUYCK

MASTER EN DERECHO EMPRESARIO Y PRESIDENTA DE MUJERES FET

En los tiempos actuales se observa un cambio en el enfoque netamente económico de la empresa. Hoy, esta es considerada como un universo en donde interactúan sus miembros -empresario y empleados- con el fin de concretar proyectos de índole económico y social. Esos factores, sin perder su identidad, generan un compromiso mutuo aportando sus mejores capacidades para promover “el proyecto económico de la empresa”; quien a su vez retribuye, a quienes ofrecen su fuerza de trabajo, brindando educación y además, la oportunidad de aprender y capacitarse.

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Entonces, así concebida la empresa, pasa a desenvolverse en su ámbito de productividad y aspecto económico, sin dejar de lado los principios éticos que posibiliten un mayor bienestar para quienes directamente forman parte de ella y demostrándose que la finalidad y productividad de una empresa, es perfectamente compatible con el bienestar general, tanto de los miembros de la misma, como el de su entorno. Pero, ¿este marco teórico es aplicable a las empresas de nuestro país?

Los estudios han arrojado datos objetivos determinando que Argentina figura entre los países más corruptos de América Latina motivo por el cual desde el punto de vista empresarial se encontraría lejos de alcanzar las tan anheladas buenas practicas de ética empresaria. La corrupción, es noticia todos los días y en el sector empresarial se ha manifestado de distintas maneras. Los casos mas resonantes de denuncias se han producido cuando los privados mantuvieron negocios comunes con el Estado, para dar ejemplos menciono, el pago de sobornos al sector público logrando incidir sobre la toma de decisiones en el Estado y más allá del lobby, logrando “comprar” esas determinaciones (algo muy grave, porque deja lo estatal al servicio de los particulares), sumándose a ello la transgresión a las obligaciones fiscales. Otro ejemplo a mencionar, a veces no tan evidente, es el caso de las negociaciones entre privados; también los acuerdos entre competidores para distribuirse mercados y fijar precios -lo que se conoce como cartelización-.

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En todos los casos, nos alejamos del ideal de ética que mencionaba al comienzo y la gran damnificada siempre es la sociedad, porque se queda sin opciones para elegir el mejor producto, la oferta más conveniente con la consecuente falta de credibilidad de los mercados externos. Las causas que permiten este estado de situación merecen un análisis por separado. Ahora bien, las consecuencias inmediatas que trae aparejada esa corrupción es que suma costos y encarece artificialmente los productos, lo cual no es la manera más eficiente de crecer. Si en vez de competir por mejorar en eficiencia y tecnología, las firmas compiten por acercarse al sector público y al regulador, es algo que no se sostiene a largo plazo.

El deterioro de la cultura interna

Se puede tener un mercado cautivo y condicionar al gobierno de turno, pero el día que -por ejemplo- entre al mercado una firma de otro país, la diferencia en precio y calidad provocará la decadencia de la empresa porque su producto va a tener menor capacidad de competencia. Todo confluye a afirmar que, la corrupción distorsiona las culturas organizativas de las compañías, emite un mensaje interno contrario al de trabajar por la vía meritocrática, porque la empresa se sostiene por algo tan frágil como un permiso conseguido sin que corresponda, o por capacidades ajenas al mercado. Así se deteriora la cultura interna y el sentido de pertenencia de los trabajadores y se erigen obstáculos para que mejoren las condiciones de vida en una sociedad. Si tenemos tan arraigada la corrupción es difícil ser competitivos y alcanzar un desarrollo económico sostenido.

En conclusión, es necesario generar un proceso de cambio en la conciencia social, que no se va a dar de un día para otro, pero hay esperanza, se esta comenzando a trabajar en este sentido. Finalmente destaco que el tamaño de la empresa no importa, a la hora de desarrollar algo tan importante como la ética empresarial, hay cosas que son compartidas y otras que se diferencian según sea el tamaño o la posición en el mercado, pero la ética termina siendo una potestad de las personas y las personas no son grandes o PyME, son personas y punto.

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