Historias de vida y pasión "Decana"

Historias de vida y pasión "Decana"

Los Andrada y los Hernández son el reflejo del sacrificio y devoción de tantos hinchas que viajaron a Uruguay solo para alentar a Atlético.

¡QUÉ MOMENTO! Los Aranda posan para la foto con “Pulguita” Rodríguez, que fue uno de los anfitriones de José en la concentración “decana”. La familia, feliz.  ¡QUÉ MOMENTO! Los Aranda posan para la foto con “Pulguita” Rodríguez, que fue uno de los anfitriones de José en la concentración “decana”. La familia, feliz.

Aún quieto desde su silla de ruedas, José tiene la capacidad de movilizar a todo aquel que conoce. Así, muy tranquilo, con su vocecita aguda pese a sus 23 años, sus ojos claros y su camiseta reluciente de Atlético, José Andrada se encargó de tocar el corazón de centenas de hinchas de Atlético en Uruguay.

Acompañado por su papá, también llamado José, y su hermanito Mauro, viajó 26 horas en colectivo para llegar hasta Montevideo. “Por suerte no se complicó. Todos me ayudaron en el viaje. Sobraron las manos para colaborarme”, reconoce el joven que padece de distrofia muscular de Duchenne, una condición de debilidad muscular grave que afecta a recién nacidos. José no quiere hablar mucho de eso, pero sí de su fanatismo por Atlético. Ese mismo que lo trajo hasta Uruguay y que lo había llevado previamente hasta otras ciudades donde jugó el “Decano”, como Mendoza, Córdoba y Salta.

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“Fuera del país es la primera vez que viaja. Está muy contento”, cuenta su papá, uno de los tantos que ayudó a José durante esas 26 horas de viaje. “Es increíble pero todos los otros hinchas lo ayudan. Son como una gran familia. No es la primera vez que viaja. Ya nos conocemos”, aclara José (p).

Deseo cumplido

“Me gustaría ver a Atlético en Uruguay”, dijo José (h) hace unos meses en Tucumán y ayer vio su deseo cumplido. “Me gustaría conocer a algunos de los jugadores”, comentó en las afueras del hotel ayer al mediodía y también pudo hacerlo. Luego del almuerzo, la familia Andrada fue invitada a pasar al hotel por Luis Rodríguez y Guillermo Acosta. Allí estrechó la mano con sus ídolos y pudo fotografiarse junto a ellos. “Mientras dejen todo, yo estoy contento. No me importa el resultado”, aclara “Josecito” como para no meterles presión a sus muchachos. Y como para dejar en claro que no está, estuvo ni estará en las tribunas de Atletico para ver resultados, sino para experimentar todo lo que un chico de 23 años quiere experimentar en una cancha de fútbol.

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“Es muy fuerte lo que sentimos por Atlético. Desde que son bebés, los dos van a la cancha”, avisa el padre, que se emociona cuando los jugadores charlan con su hijo.



Además de Atlético, José tiene otros intereses. Desde este año, transita sus primeras clases de japonés. “Me gusta mucho el animé, las películas y toda su cultura”, explica, aunque nunca dejan atrás a su equipo. “Atlético es lo que sobresale de todos mis gustos”, añade. José alienta al equipo en el Monumental desde el sector 5 de plateas junto a su papá y Mauro.

Dupla letal

En otro de los colectivos que trasladaron a los hinchas “decanos” a Montevideo, hay otra pareja de padre e hijo que se las trae: Daniel y Federico Hernández. “Soy como ‘Petete’, pero sin serlo”, bromea Daniel, de 52 años, trabajador de la caña de azúcar.

“No había viajado nunca fuera del país y me dije: ‘Atlético me da esta oportunidad jugando en Uruguay y no sé cuándo se va a repetir: no puedo perdérmelo”, confiesa el falso “Petete”, aquel homónimo suyo que jugó en Atlético a fines de los 90 y principios de 2000.

El periplo los Hernández casi no llega a ser tal. Daniela, hija de Daniel y hermana de “Fede”, debía dar a luz ayer. “Por suerte se adelantó el parto y todo salió bien”, aclara quien ya suma su segundo nieto: Mauro. “Otro ‘decanito’, por supuesto”, agrega.

Todo sea por Atlético. Perderse los primeros días de un nieto o bancarse un viaje de 26 horas en silla de ruedas. Todo por ese equipo que mueve montañas y personas.

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