Domingo de Ramos, domingo por la vida

Domingo de Ramos, domingo por la vida

25 Marzo 2018

> LA MISA DE HOY

PBRO. MARCELO BARRIONUEVO

Comienza hoy la Semana Santa. Desde el Domingo de Ramos hasta el de Pascua, en el mundo entero la Iglesia meditará los pasos del Señor, estos momentos de su vida que son, al mismo tiempo, los más dolorosos y los más gloriosos.

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Son días de reflexión y de contemplación: el Mesías Hijo de Dios da la vida por el hombre para que el hombre viva la vida desde Dios.

Como nunca en estos días se juntan vivencias que parecen contradecirse: dolor y alegría, muerte y vida, oscuridad y luz, mentiras y verdades, pecado y Gracia, etc. Es que realmente todo eso se presenta en la pasión, la muerte y la resurrección del Señor. Jesús padece el dolor para cercarse al dolor del hombre; muere para darnos vida, y resucita para hacernos comprometidos con la historia responsables directos de comunicar su vida resucitada.

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Derecho a la vida

Este año la Semana Santa es una semana especial, porque debemos vivir la victoria de Cristo frente a la propuesta de la muerte en el seno de la vida de un niño por nacer.

La propuesta de una ley que favorezca la eliminación del hijo en el seno materno no es sino revivir la pasión del niño que viene allí. El más indefenso, el que no tiene voz, el que no puede defenderse, el que quiere vivir, el que quiere ver el rostro de su madre: a ese niño le quieren quitar el derecho innato de vivir.

En el Evangelio de hoy escuchamos la Pasión de Cristo. San Agustín decía que si queremos entender qué pasa en la historia deberíamos releer la Pasión y entenderíamos cómo se revive la relación del hombre con Cristo. Lo importante es que de la Pasión viene la resurrección. De la fuerza de vida que nos da Jesús emerge la misión de sus discípulos: ser portadores de vida en medio de la historia. Hoy el Domingo de Ramos coincide con el 25 de marzo, día de la Encarnación de Jesús. Qué mejor coincidencia para incoar el compromiso de ser misioneros de la vida en la Iglesia y en el mundo.

Ya tenemos un fundamento: Cristo vive y da vida; tenemos un desafío: la vida debe ser y hacerse respetar en Argentina. Por eso esta semana Santa es un llamado histórico providencial a salir de nuestras comodidades para ser Misioneros de la vida en Tucumán, en la Argentina y en el mundo.

Que en esta Semana Santa podamos vivir la Vida, pero comprometiéndonos a que ella sea respetada al de Jesús, que se jugó por ella.

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