Una bala perdida hirió a un policía en un jardín de infantes

El uniformado cree que el proyectil fue disparado en un sepelio en el barrio Juan XXIII Ocurrió en “Los Pollitos Azules”, en Italia al 2.700. En ese momento era velado un niño y lo despedían con tiros al aire.

SECUELAS. El agente Víctor Garrocho muestra la herida que le dejó la bala en su brazo izquierdo.  SECUELAS. El agente Víctor Garrocho muestra la herida que le dejó la bala en su brazo izquierdo.
12 Marzo 2018

“Es necesario que estas despedidas terminen, ese niño no es un héroe ni un santo, y si lo fuera tampoco justificaría que lo velen así. Podría haber ocurrido una desgracia”, dijo María Florencia Núñez, esposa de Víctor Garrocho, un agente de la Policía que fue herido el viernes por la tarde por una bala perdida cuando estaba jugando con su hija en el patio del jardín “Los Pollitos Azules”, que funciona en el predio de la Jefatura de Policía, en la calle Italia 2.700.

Núñez contó que cerca de las 16 comenzaron a escuchar disparos que provenían del barrio Juan XXIII, conocido como “La Bombilla”, donde vivía Facundo Burgos, el niño de 11 años que murió tras recibir un disparo en la nuca en un incidente con la Policía.

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“Facundo no era un asesino de policías”, aseguró su tía

“Se escucharon más de 20 disparos. No miden las consecuencias de disparar al aire. No les importa matar a alguien”, describió la esposa del agente.

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Después de que cesó la balacera, Garrocho estaba en el patio hamacando a su hija de tres años y a una compañera de jardín de la pequeña.

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“Estaba apoyado en la hamaca cuando sentí un ruido, un reventón en mi brazo izquierdo. Enseguida comencé a sentir un fuerte ardor, como si me estuvieran quemando. Empezó a salir sangre y cuando presioné para detener el sangrado sentí algo duro dentro de mi piel”, relató el policía.

“La bala cayó a menos de 20 centímetros de la cabeza de mi hija. Había más de 30 niños en el maternal, más sus padres y los agentes; tuvimos suerte que no haya ocurrido una desgracia”, dijo Núñez.

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La mujer contó que llevó a su esposo con ayuda de otros padres al sanatorio del Norte, en la zona céntrica de la ciudad. Allí, los médicos le sustrajeron una bala del brazo y explicaron que, por fortuna, el plomo no había afectado nervios ni tendones.

Según el parte policial, el proyectil salió del velorio de Burgos. El cortejo fúnebre comenzó en “La Bombilla” y terminó en la cancha de Atlético. Allí, un grupo de personas que despedía los restos del niño violentó un acceso al “José Fierro” para ingresar con el cajón al estadio de 25 de Mayo y Chile.

La Comisión Directiva del club detalló los hechos. “A nuestro estadio llegó un cotejo fúnebre que intentó ingresar por la fuerza, hecho que fue impedido por los porteros, a pesar de haber sido amenazados con armas de fuego. Instantes después irrumpieron rompiendo uno de los portones que da a calle Laprida. Una vez en la tribuna, vulneraron también la división de las gradas con el campo de juego e ingresaron armados al césped, amenazando a empleados que se encontraban haciendo trabajos de mantenimiento”.

Nueva modalidad

El jefe de la Unidad Regional Norte, Carlos Castro, dijo a LA GACETA que los velorios en canchas de fútbol o en lugares públicos que involucran a grupos grandes de personas y disparos al aire comenzaron hace dos años y medio aproximadamente.

“Es alarmante que se realicen este tipo de actos para despedir a alguien; tiene un riesgo grandísimo, aparte de que es sumamente ilegal”, dijo el oficial.

Castro explicó que “es difícil controlar estas situaciones, ya que son muchas personas armadas, en un marco de violencia y de mucha sensibilidad. Por ende los agentes corren riego de morir o de ser heridos gravemente”.

Castro afirmó que algunas veces tienen órdenes de fiscalía de no intervenir. “Hay decisiones de carácter político en el medio”, manifestó.

Por último, el oficial aseveró que los familiares y los amigos de las víctimas que realizan este tipos de velorios son personas “sin códigos”. “No les importa herir a alguien”, concluyó.

Hace un mes se había dado un caso similar al de Burgos, cuando un grupo de personas ingresó a las plateas del “Monumental” para darle un último adiós a Víctor Raúl Robles, el joven de 17 años que fue abatido tras un supuesto asalto que se registró en la avenida Kirchner al 1.900. Hubo otros casos similares en Aguilares y en Villa 9 de Julio.

Marcha

Para hoy, a las 9, la familia de Facundo Burgos convocó a una movilización para exigir justicia por el niño.

La movilización comenzará en Manuel Alberti 1148, en el barrio Juan XXIII. Desde allí marcharán hasta los tribunales penales de avenida Sarmiento y Laprida. donde llevarán adelante el reclamo.

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