San Martín redondeó una gran producción en Tandil; volvió a ganar y sube en la tabla

San Martín redondeó una gran producción en Tandil; volvió a ganar y sube en la tabla

MUCHA SOLIDARIDAD. Graciani y Galeano intentan frenar a Martín Michel. San Martín fue un equipo solidario y luchador, que terminó imponiendo condiciones. Santamarina aún no encuentra el rumbo. eleco de tandil MUCHA SOLIDARIDAD. Graciani y Galeano intentan frenar a Martín Michel. San Martín fue un equipo solidario y luchador, que terminó imponiendo condiciones. Santamarina aún no encuentra el rumbo. eleco de tandil

Otra cara. Eso es lo que mostró San Martín en su victoria, 2 a 1, sobre Santamarina en Tandil. Y no fue un mero maquillaje, sino más bien una cirugía estética exitosa.

En vísperas del mes de marzo, con goles de Gabriel Graciani y Matías García, el “Santo” aprobó (casi) todas las materias que venía adeudando esta temporada. Fue la mejor actuación con Rubén Forestello en el banco, y una de las más convincentes en el actual torneo.

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El “Santo” redondeó un muy buen partido. De entrada salió a copar la parada. Todas las virtudes de las que careció en La Ciudadela frente a Estudiantes de San Luis las desplegó en el Estadio Municipal de Tandil: actitud, dinamismo, tenencia, buena circulación, pequeñas sociedades, diagonales, marca férrea y solidaridad.

La apuesta de Forestello de dejar en el banco a Lucas Bossio provocaba en la previa la pregunta de si San Martín tendría suficiente marca en el medio. Pero lo cierto es que Juan Galeano fue un pulpo como volante central y cuando hizo falta García, de gran despliegue, y Walter Busse, bien en las pelotas paradas y profunda, le dieron una mano. Aplausos para el entrenador.

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Gonzalo Rodríguez provocó estragos por derecha; Graciani se prodigó a su lado y tuvo ida y vuelta, mientras que Claudio Bieler pivoteó y exigió siempre. Firme la retaguardia (salvo algunas dudas de Emiliano Albín al comienzo), el “Santo” no dejó renglones sin llenar en la columna del “haber”.

Quizá en el “debe” se podría asentar que no llegó tanto al arco rival como hubiera correspondido según el dominio futbolístico y psicológico ejercido ante un rival de por sí limitado y al cual San Martín redujo a su mínima expresión.

Santamarina tuvo solo una clara en los primeros 45’: un remate apenas ancho de Francisco González. Minutos después al equipo del “Yagui” se le allanó el camino, con una jugada preparada, a los 11’: córner de Busse, peinada de Bieler en el primer palo, y Graciani que apareció en el segundo para mandarla a la red. Por segunda vez en el torneo, San Martín marcaba en una etapa inicial, la otra había sido un gol en contra.

Y la visita le dio el segundo golpe en la mandíbula al “Aurinegro” en el momento justo, cortesía de “Caco” García, que fue genio y figura: remate seco desde fuera del área, tras asistencia de Busse, para el 2-0 en el arranque del segundo tiempo.

Ahí se terminó el partido. Santamarina pasó de estar groggy a besar la lona. Y San Martín siguió creciendo. ¿Su único pecado? No por falta de búsqueda, perdonó a su oponente. El “Santo” pudo y debió haber goleado, y sin embargo terminó sufriendo por ese cabezazo de Martín Michel, que conectó cómodo entre tres defensores sobre el final. Antes, el arquero Joaquín Papaleo hizo un atajadón ante un remate del “Taca” Bieler.

Cuando Fabricio Llobet dio el pitazo final, San Martín respiró aliviado. Tandil, desde donde nunca se había llevado nada, por fin le sonrió. Consiguió tres puntos y desplegó una actuación convincente, que lo mete en el corazón del Reducido pero con la ilusión en la cabeza de que -a cinco puntos del líder Atlético Rafaela- el ascenso directo podría no ser una quimera. Jugando así, todo eso posible y así lo sienten en Bolívar y Pellegrini.

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