Marengo sostiene que es necesario duplicar la inversión y mejorar los indicadores de productividad para que la pobreza en el país sea de un dígito en un par de décadas. Milei es partidario de avanzar en una reforma del Estado, con una drástica reducción del gasto público, sin perder de vista de disminuir la carga impositiva a los agentes económicos.
> Hacia un programa pensado a mediano y largo plazo
FERNANDO MARENGO / SOCIO Y ECONOMISTA DE ARRIAZU & ASOCIADOS
El secreto para que este repunte de la actividad económica no sea un ciclo más pasa por duplicar la tasa de crecimiento del país. Y esto implica, a grandes rasgos, duplicar o triplicar el nivel de stock de capital o inversiones y expandir la productividad respecto de los niveles históricos.
La Argentina viene de 80 años de deterioro de su economía, con ciclos favorables y también desfavorables. Así, mientras en 1913 el PBI per cápita de la Argentina era dos veces y medio el promedio mundial, ahora apenas roza el 25% de ese promedio. Entonces, hay un problema estructural que no se está resolviendo.
La economía poselectoral debe estar fundamentada en el mediano y en el largo plazo, en un crecimiento sustentable basado en reformas estructurales. Está demostrado que los países que crecen son los que se insertaron al mundo. Y esa es una de las metas.
1 - Hay un diagnóstico en el Gobierno nacional que está en la senda de las medidas que hay que adoptar. El presidente Mauricio Macri dice que el déficit es muy grande, que la presión tributaria es muy elevada y que es necesario modificar la relación Nación-provincias. Los costos tributarios golpean al trabajo. Entonces, está claro cuál es la agenda de reformas estructurales que debe seguir el país para ir hacia un crecimiento sustentable.
2 - La economía nacional está creciendo fuerte y eso genera un deterioro externo fuerte. Se requiere de financiamiento internacional para avanzar con aquellas reformas. Entonces, una economía creciendo a un ritmo elevado, con un consumo y una inversión superior a la tasa del PBI genera un déficit en cuenta corriente necesitará del dinero externo, un proceso que no debe ser considerado ni como bueno ni como malo.
3 - La ecuación es clara: si ese déficit externo va de la mano de la inversión y del crecimiento de la capacidad productiva, al momento de pagar la deuda no generará tantos problemas. En cambio, si va al consumo y poco a inversiones, entonces será insostenible, vulnerable. Para conseguir aquel dinero, insisto, el mercado tiene que observar que el país se encamina hacia la concreción de las reformas estructurales.
4 - El país tiene hoy un sector público sobredimensionado e ineficiente y una economía extremadamente cerrada al mundo. También muestra un mercado de trabajo con una alta carga impositiva y poca flexibilidad. Y necesita imperiosamente reconstruir un marco institucional que fomente la inversión. Sólo el crecimiento sostenido podrá llevar la tasa de pobreza a un dígito en un par de décadas.
5 - La economía argentina tiene que mejorar su productividad. Gran parte de la agenda depende de eso. El país necesita un esquema o modelo económico que fomente el ahorro y la inversión para que pueda llegar a crecer durante 20 años consecutivos, como el camino que está recorriendo Chile o Perú, en base a la inversión para que no genere déficit externo y, así, logre financiarse a través del ahorro local.
> Hay que evitar caer en los errores históricos
JAVIER MILEI / ECONOMISTA - AUTOR DEL LIBRO "OTRA VEZ SOPA..."
En la actualidad, la Argentina está mostrando una fase de recuperación económica/rebote. La mayoría de los indicadores de actividad (PBI, estimador mensual de actividad económica o de la industria y también los privados, entre otros índices de FIEL y de la consultora Ferreres) evidencias los signos positivos y eso da cuenta de aquella recuperación amplia y extendida. No obstante, hay dos algunos factores que se deben tomar muy en cuenta. Uno es como ese chiste que dicen que se encuentran dos microeconomistas y uno pregunta ¿cómo está tu mujer? y el otro responde: “comparada con qué”. Los datos del segundo tercer trimestre que vemos son excelentes porque la base de comparación es muy mala, lo que no quita la recuperación ni la mejora en el empleo y el salario real. Lo otro es evitar caer en la repetición de que la Argentina puede crecer en años impares y contraerse en los pares.