Iba a dar la vuelta al mundo, pero el amor la retuvo en Australia

Iba a dar la vuelta al mundo, pero el amor la retuvo en Australia

-EL OTRO DELANTAL. En la cocina, la odontóloga se olvida del torno. - -EL OTRO DELANTAL. En la cocina, la odontóloga se olvida del torno. -
02 Abril 2017
Fabiola González tiene 52 años y hace 27 que vive en Australia. Se instaló allí porque conoció al amor de su vida y eso la llevó a cambiar sus planes de viajar por el mundo. Ella y su esposo australiano son odontólogos, trabajan juntos y viven con sus dos hijos en Melbourne. Su manejo del inglés la ayudó a superar el desafío de validar su título profesional y de crecer laboralmente.

- ¿Qué fue lo que te llevó a decidir mudarte?

- Primero llegué por curiosidad, porque siempre aproveché toda oportunidad de viajar y de conocer. Viajé para una Working Holiday (visa que permite suplementar costo de vacaciones mediante períodos de empleo temporal o informal) con planes de dar la vuelta al mundo. Después regresaría a Tucumán para asentarme definitivamente por trabajo, familia y amigos. Pero todo eso cambió cuando conocí a quien sería mi esposo australiano, Nicolás.

- ¿Cómo fue la búsqueda laboral?  

- Fue progresiva, variando a medida que mis planes se iban modificando. Al llegar trabajé de asistente dental, lo que fue muy entretenido al principio pues aquí se trabaja con técnica de cuatro manos. Me permitió observar de muy cerca todos los tratamientos que el odontólogo hacía a sus pacientes. Después decidí tomar un examen en el Estado de South Australia y me convertí en Higienista Dental. Fue un nuevo escalón que me llevó a trabajar con mis propios pacientes, bajo la supervisión de un dentista. Mi Working Holiday continuaba. Cuando ya decidí establecerme permanentemente, continué con tres exámenes más para convertir mi título de odontología. Suena simple, pero fue uno de los más grandes desafíos de mi carrera. El examen final duró toda una semana y sólo el 3% lo pasó.

- ¿Encontraste colegas argentinos entonces?

- Hasta donde yo estaba informada, fui la primera odontóloga argentina que tomó ese examen. ¡Sentí mucha presión representando a toda la profesión argentina! Ahora ya hay otros odontólogos argentinos que pasaron ese examen y están trabajando aquí, pero son más jóvenes y de otras universidades y provincias. Haber tenido fluidez en inglés desde joven fue un factor determinante en mis logros, ¡sin olvidar sangre, sudor y lágrimas!

- ¿Qué aportó Tucumán a tu formación profesional y como persona?

- En lo profesional, mi título de odontóloga por la UNT, una excelente formación secundaria en la Escuela Normal y de Inglés en Aticana. En lo personal, Tucumán me dio la habilidad de ser flexible, de adaptarme a muchas situaciones, a relacionarme con comodidad a diferentes tipos de personas, a divertirme y reírme así con todos, a trabajar duro y no esquivar tareas que parecían monumentales, a arreglarme con poco, a disfrutar lo mucho, a valorar la familia y los buenos amigos.

- ¿Qué es lo que más y lo que menos extrañás de Tucumán?

- Lo que más extraño es la gente, la risa, las montañas, la fertilidad de la tierra, la simplicidad de los sándwiches de milanesa, el olor de la lluvia, comer mandarinas al sol en el invierno, arreglarnos y ponernos lindos antes de salir... Lo que menos extraño es el caos, la falta de honestidad, la basura (¿por qué, si hay recolección casi todos los días? Aquí pasan una vez a la semana y el reciclado es sólo dos veces al mes).

- ¿Cómo marcan la diferencia los tucumanos que viven en otro país?

- Tenemos una calidez diferente, chispa, alegría de vivir. Cuando conocés a alguien siempre te dicen: pero ¿vos sos de Argentina? Y tenés que explicar que sí, pero que no sos de Buenos Aires.

- ¿Qué aportan de distinto?

- Astucia, chispa, perseverancia y la mayoría, títulos. Somos muy preparados, caemos bien y trabajamos duro.

- ¿Volverías a Tucumán?

- Me gustaría volver por lo menos por seis meses, para tener una huerta y ver las plantas crecer, con esa fortaleza con que crecen en Tucumán. El suelo australiano es muy pobre en nutrientes y debe ser abonado en abundancia para lograr buenas cosechas. Mi vida está ya bien establecida aquí. Mi marido y mis hijos no hablan castellano, lo que haría su adaptación más dura, pero esa es otra historia... Me gusta mucho visitar lo más seguido posible, aunque los vuelos son muy largos y cansadores.

- ¿Algunas condiciones locales tendrían que cambiar para que regresaras? ¿Cuáles?

- Por lo que me cuenta la gente que todavía vive ahí y por las noticias que llegan, la falta de seguridad personal es lo que me frena bastante, especialmente porque impide disfrutar de ese Tucumán que recuerdo... El de los cafés en el centro o en tardes soleadas en el parque, el de los bailes hasta las 3 de la mañana o más... Esa libertad de la que disfruté cuando joven, que me parece ahora se está perdiendo.

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