Un escenario posible para el año que se avecina

Un escenario posible para el año que se avecina

La recesión con inflación es el escenario más complicado que le tocará lidiar al Gobierno en el año electoral. Por Daniel Abad - director del Centro de Estudios económicos y sociales del NOA (Cesnoa).

PANORAMA COMPLEJO. Si bien la curva de la inflación ha dejado de caer, la recesión y el desempleo aún complican a la economía local.  PANORAMA COMPLEJO. Si bien la curva de la inflación ha dejado de caer, la recesión y el desempleo aún complican a la economía local.
31 Diciembre 2016
Desde el punto de vista económico la gestión deja mucho que desear: alta inflación (aunque bajando); recesión; desempleo en varios sectores; todavía altos niveles de pobreza; sustitución de emisión monetaria por endeudamiento para financiar el alto déficit fiscal; dólar atrasado con respecto a la inflación; tasas de interés que alientan a la especulación en detrimento de la inversión productiva.

Dentro de este panorama debemos destacar la devaluación de principio de año; la eliminación y/o baja de retenciones agropecuarias y liberación del cepo cambiario. Estas medidas a su vez, fueron opacadas por el desprolijo aumento de tarifas de servicios públicos.

Sin dudas, la recesión con inflación es el escenario más complicado que le tocará lidiar al Gobierno en un año electoral. Si bien el déficit fiscal es alto, con recesión es peor porque caen los ingresos mientras los gastos se mantienen a menos que se haga un fuerte ajuste con inquietante costo social. De manera que la vuelta al aliento al consumo debería ser la prioridad en un año electoral. Este representa no menos del 80% del PBI y en un país como la Argentina, la reactivación de esa variable es la que tracciona la inversión. Sin demanda no hay inversión porque la desconfianza al cambio de reglas de juego es permanente. Esto es Argentina.

Hasta el año pasado, el consumo lo financiaban los consumidores con sobreprecios y a su vez aquellos (consumidores) se financiaban con tasas bajas y subsidios. Las tasas de interés eran negativas y se importaba a dólar oficial. La inflación de costos (no de demanda porque el consumo cayó) hizo fracasar la política monetaria de frenar la inflación. Sigue alta porque aumentaron los costos (laborales, tarifas, combustibles, servicios, eliminación de subsidios, etc.), entre varias otras razones (continua una alta concentración económica donde las grandes empresas siguen siendo las formadoras de precios.) La caída de Brasil también contribuyó a la recesión industrial y el desempleo. De manera que lo que está complicado, son los motores de un plan económico: consumo-inversión-exportaciones y empleo.

Lo que viene

Frente al año electoral seguramente se reactivará la obra pública y la cosecha gruesa del otoño-invierno que traerá cierto alivio macro, donde es posible que la caída se revierta pero con muchas dudas en cuanto a empleo y consumo ya que, a menos que la obra pública sean viviendas (mano de obra intensiva: albañiles, plomeros, electricistas, etc.), no ocupan la misma cantidad de personas si son caminos y/o puentes.

El campo sabemos que es capital intensivo, pero no trabajo intensivo. Habrá que ver si el derrame de estos sectores y el ingreso del exitoso blanqueo sirven para impulsar sostenidamente al comercio, a la industria y a la construcción privada. 2017 probablemente crezca para compensar la caída de 2016, pero para que haya un crecimiento duradero hacen falta inversiones productivas y no especulativas (bajas tasas de interés) fortaleciendo el mercado interno y llevando la inversión a no menos del 25% del PBI.

El mercado interno se fortalece, a su vez, con salarios altos en términos reales; menos informalidad laboral y estabilidad macroecnómica con déficit fiscal controlado; inflación baja; tipo de cambio competitivo y tasas de interés que estimulen el crédito de largo plazo. Creemos que es posible.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios