Un improvisado quiosco en la puerta de su casa

Raúl gana unos pesos en cada partido.

ORIGINAL. Raúl sabe que la vedette de la cancha es el “chori”, pero prefiere ofrecer algo distinto, como panchuques y tartas.  ORIGINAL. Raúl sabe que la vedette de la cancha es el “chori”, pero prefiere ofrecer algo distinto, como panchuques y tartas.
03 Noviembre 2016
Apenas por unos pocos metros Raúl Ahumada y su familia no viven dentro de la mismísima Ciudadela. El frente de su casa se enfrenta con el acceso a las plateas, sobre calle Bolívar. Eso implica que cada vez que San Martín juega de local, una multitud de hinchas desfilan por la puerta de su hogar.

Pero Raúl no reniega por ello, al contrario. Cada jornada de fútbol, saca su mesa a la vereda, ubica sobre ella su panchuquera y algunos platos de cosas dulces -de fabricación casera-, y espera a los consumidores, que le dejarán alguna pequeña ganancia. “Vivo aquí con mi señora y con mis dos hijas. Los días de partido estamos a pleno, vendiendo”, cuenta el dueño de casa, de 32 años.

Sabe que cada partido de local tendrá clientes. “Los hinchas siempre están. No importa en qué categoría juegue, San Martín siempre lleva gente”, afirma.
   
No tiene empachos en dar a conocer su margen de utilidades: “ganamos, aproximadamente, entre $ 300 y $ 500 por partido, depende de muchos factores. Es un ingreso mínimo, una ayuda”. Raúl sabe que la vedette en los alrededores de una cancha de fútbol siempre es el choripán, pero eso no lo amedrenta. Al contrario, dice que busca la originalidad. “Quiero ofrecer algo distinto, novedoso. Por eso vendemos panchuques y cosas dulces, que hace mi esposa, como tartas de manzana o productos con crema”, explica.

Ante la consulta de LG Deportiva se reivindica “ciruja”. Sin embargo, aunque la tiene a un paso, pocas veces ve los partidos en la cancha. “Soy hincha, pero muy pocas veces voy. Depende de cómo esté todo”, expresa con una sonrisa y añade que ubica su puesto desde hace más o menos un año.
    
El triunfo de San Martín contra All Boys (3 a 2) le habrá venido muy bien para su pequeño negocio, porque, según dice, se vende mejor cuando el “Santo” gana. “Siempre se vende más después del partido, sobre todo si termina a la hora de la merienda. Los hinchas salen con hambre”, afirma.

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