Los hermanos Serrano son especialistas en ascensos

Los hermanos Serrano son especialistas en ascensos

Jorge y Rolando Serrano, que hacen del sacrificio un culto, pudieron lograr títulos en San Martín.

ALEGRÍA. Rolando -muestra el poster de LA GACETA- consiguió el primer título en su carrera. Jorge se puso feliz por el gran presente de su hermano menor.  la gaceta / foto de antonio ferroni ALEGRÍA. Rolando -muestra el poster de LA GACETA- consiguió el primer título en su carrera. Jorge se puso feliz por el gran presente de su hermano menor. la gaceta / foto de antonio ferroni
04 Julio 2016
Son el orgullo de la familia y de Los Vallistos. Ese barrio que en los últimos días volvió a vivir un clima festivo como aquel 26 de mayo de 2008. Aquel día, San Martín igualaba 2-2 con Chacarita y conseguía la ansiada vuelta a Primera División.

Uno de los integrantes de aquel plantel que dirigía Carlos Roldán era Jorge Serrano, quien tenía como su hincha N° 1 a su hermano Rolando que en aquel momento tenía 18 años y jugaba en San Juan, en B de la Liga Tucumana.

Lo lindo que tiene la vida es que luego de pasar 2.953 días la historia se dio vuelta. Es que el 26 de junio de 2016, exactamente cinco años después de perder su plaza en la B Nacional, Rolando se dio le gustó de ser parte del plantel que le permitió al “Santo” recuperar esa ubicación en la segunda categoría del fútbol criollo. Y ahora es Jorge quien se siente orgulloso de lo que consiguió su hermanito menor.

“Recuerdo que en 2008, cuando volvíamos en caravana hacia el centro de la ciudad, lo único que pretendía era reencontrarme con mi familia. Nunca olvidaré el abrazo que nos dimos con ‘Roly’ que nos emocionó hasta las lágrimas. Él me decía que yo era su ídolo. Ese es un día que siempre permanecerá en mis retinas”, dijo Jorge, sin poder disimular la emoción por tan grato recuerdo.

Pero ahora fue Rolando quien se dio el gusto de ser participe de semejante proeza y es Jorge quien muestra su orgullo porque sus padres Roque y Dominga y sus hermanos Eva, César y Carolina volvieron a celebrar un ascenso. “Qué más le puedo pedir a la vida. Hacer feliz a mi familia y sobre todo a Jorge que siempre me apoyó, fue algo que soñé desde el día que dejé Atlético Concepción para probarme en San Martín. Recuerdo que en ese tiempo todos me conocían con el hermano del ‘Chopy’ y eso me llenaba de orgullo. Tanto como ahora que me siento tan feliz por haber contribuido a que San Martín empiece a recuperar el terreno perdido”, dijo el “Chopicito” que tiene a Jorge como su espejo en la vida y en lo futbolístico.

Con mucha bronca, Jorge confiesa que no pudo estar en el partido que se jugó la semana pasada en Andalgalá y que lo tuvo que vivir en la casa de sus padres por TV. “Llegué hasta la entrada de Andalgalá, pero en el puesto policial, no me dejaron pasar, incluso me pidieron que me volviera rápido a Tucumán si no quería quedar detenido. Como ya eran las 11, decidí pegar la vuelta y apresurar la marcha para llegar a casa y verlo por televisión. Les aseguro que nunca en mi vida estuve tan nervioso durante 90 minutos como en esta ocasión. Cuando terminó el partido, me saltaron las lágrimas y le agradecía a Dios haber ayudado a mi hermano a cumplir su sueño”, señaló.

En la vida, ambos reconocen que los logros que obtuvieron no fueron fáciles de conseguir. “Recuerdo que los jugadores con más experiencia que tenía aquel plantel de 2008 me decían que a los triunfos, uno siempre debía darse el tiempo suficiente para celebrarlos, porque del éxito al fracaso había un corto trecho. Por eso, cuando me reencontré con él, lo primero que le dije fue que esta alegría la disfrutara hasta que vuelva a entrenar. Se vienen los mejores desafíos y tiene que estar preparado para afrontarlo. En ese deporte, nadie vive de recuerdos”, acotó Jorge.

En este momento de euforia, Rolando reconoce que los consejos de Roque, su padre (en las décadas del 70 y 80 jugó en San Juan y Jorge Newbery, entre otros clubes) fueron fundamentales para consolidarse como jugador. “Cada vez que regresaba de cada partido, nos sentábamos, mate de por medio y analizábamos lo ocurrido en los 90 minutos. Resaltaba mis virtudes y detenidamente ponía especial énfasis en los errores que cometía. Ser obediente en sus consejos, me posibilitó estar viviendo lo que hasta hace poco sólo parecía un sueño”, señaló quien ya empezó a realizar los trabajos que le dejó el profesor Diego Riberi.

Los Serrano ya demostraron que son insaciables, por eso no se conforman con lo conseguido. Ahora van por más.

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