Un plan hídrico integral para evitar inundaciones

Un plan hídrico integral para evitar inundaciones

La imprevisión es hermana del descuido y de la imprudencia y prima del abandono y la desidia. Es casi tan aciaga como la negligencia más lacerante y dolorosa como la más cruda indiferencia. Por eso no se entiende que Tucumán -sobre todo los pueblos del sur- deban revivir cada año los mismos calvarios. Como si las tribulaciones ocurridas en el pasado no hayan enseñado nada a los que tienen la responsabilidad de velar por el bien común. Eso es precisamente lo que sucede con el dique Escaba, que hace un año alcanzó su cota máxima, desbordó y dejó a dos pueblos bajo el agua, con todas las consecuencias de semejante tragedia. Hoy, nuevamente se presenta la misma situación: el dique Escaba ha llegado a su cota máxima, lo cual provocó una gran inquietud entre los vecinos que viven cerca del río Marapa. Y aunque el director de Defensa Civil de la Provincia, Fernando Torres, confirmó que no hay peligro de que ocurra lo mismo que el año pasado, el temor de que se produzca un desborde similar al de 2015 desvela a los pobladores de la zona. “Se están erogando 14 metros cúbicos para electricidad y la misma cantidad por las válvulas y de esa manera se compensa el agua de más que está ingresando a causa de las lluvias. No existe riesgo de que ocurra lo mismo que el año pasado”, explicó Torres. De todos modos, las precipitaciones de los últimos días complicaron aún más la delicada situación de unas 300 familias de Los Agudo y Las Juntas (al este de Aguilares) que padecen el desborde del río Medinas. Todas permanecen aisladas debido a que la ruta 331 que conduce al lugar se transformó en un brazo del río. Casas y campos quedaron otra vez bajo el agua.

¿Cómo se pudo llegar nuevamente a esta situación? ¿Por qué no se terminaron las obras que esta zona necesita con urgencia para evitar catástrofes como la del año pasado? ¿Por qué las autoridades no han desarrollado aún un plan de contingencia efectivo, si ya se sabía que este año las lluvias iban a ser mucho más letales que en años anteriores? Expertos de la UNT, como el ingeniero en hidráulica Hugo Roger Paz, habían recomendado en 2015 realizar un estudio hidrológico a fin de establecer cotas máximas de embalse para cada mes en función de la probabilidad de ingreso de crecientes al embalse. “Lo que pasó en abril de 2015 habla a las claras de que se pueden producir crecientes importantes más allá del 31 de marzo. Por eso sería conveniente disponer en la cuenca de una red de medición de precipitaciones en tiempo real de manera que se pueda anticipar el posible ingreso de una creciente cuando el embalse está en niveles altos y actuar en consecuencia”, señaló en aquella oportunidad. Pero todas estas advertencias parecen haber caído en saco roto porque hoy el peligro está otra vez al acecho.

Así las cosas, es menester estar preparados, porque las inundaciones no van a desaparecer. No son una fatalidad ni producto de un accidente. Muy por el contrario, el desbarajuste climático preanuncia su inevitable repitencia, y cada vez con mayor asiduidad e intensidad. Por eso, pensar un plan hídrico integral y ponerlo en práctica de una buena vez es urgente y necesario. Como sociedad, debemos comprometernos todos a prevenir lo máximo posible los efectos de eventuales catástrofes y reclamar a los Estados que cumplan con su deber, planificando y ejecutando políticas públicas que vayan mucho más allá de la emergencia.

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